Vivir en Silencio

A QUIET PLA­CE. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de John Krasinski

Hay fac­to­res que con­tri­bu­yen a que la valo­ra­ción de una pelí­cu­la pue­da deber­se al empleo de recur­sos no muy fre­cuen­ta­dos por el cine. Esto acon­te­ce con A Quiet Pla­ce, una fan­ta­sía que apun­ta a crear un cli­ma de terror basa­do en el abso­lu­to silen­cio y sin ape­lar a efec­tos espe­cia­les para lograr su come­ti­do. En tal sen­ti­do, el direc­tor John Kra­sins­ki dio en la tecla con la inno­va­ción uti­li­za­da en este thriller.

Emily Blunt

El guión del rea­li­za­dor escri­to con Bryan Woods y Scott Beck ubi­ca la acción en una zona rural de Nue­va York en un futu­ro pró­xi­mo; de lo que se apre­cia en las pri­me­ras imá­ge­nes, pare­ce ser que extra­ños mons­truos car­ní­vo­ros no per­te­ne­cien­tes a este pla­ne­ta han devas­ta­do la civi­li­za­ción; se tra­ta de rarí­si­mos espe­cí­me­nes que aun­que cie­gos son due­ños de un agu­do sen­ti­do audi­ti­vo que les ayu­da cap­tu­rar a sus víc­ti­mas. En ese lugar cam­pes­tre y com­ple­ta­men­te des­po­bla­do, habi­ta la fami­lia Abbott inte­gra­da por Lee (Kra­sins­ki), su espo­sa Evelyn ( Emily Blunt) y sus 3 hijos; para evi­tar ser detec­ta­dos por los pre­da­do­res inva­so­res se abs­tie­nen de efec­tuar rui­do alguno por­que de lo con­tra­rio serán inme­dia­ta­men­te ani­qui­la­dos. Eso impli­ca tener que cami­nar des­cal­zos para no hacer­se oír así como en lo posi­ble man­te­ner­se mudos para evi­tar que la voz pue­da dela­tar­los; en con­se­cuen­cia ellos se comu­ni­can median­te el len­gua­je de los sig­nos que lo domi­nan muy bien por­que la hija mayor (Milli­cent Sim­monds) es sor­da de naci­mien­to. El pri­mer momen­to dra­má­ti­co se pro­du­ce cuan­do en una cami­na­ta rea­li­za­da con sus padres el más peque­ño de los hijos dis­traí­da­men­te lle­va con­si­go un jugue­te accio­na­do a pilas que en un momen­to dado emi­te un rui­do pro­vo­can­do su inme­dia­ta muerte.

Lo des­crip­to trans­cu­rre en los pri­me­ros cin­co minu­tos pre­vios a los cré­di­tos ini­cia­les para inme­dia­ta­men­te des­pla­zar la acción un año des­pués. El due­lo por la pér­di­da del peque­ño aún sub­sis­te en el seno fami­liar así como la gran intran­qui­li­dad fren­te a las mis­te­rio­sas bes­tias que siguen ace­chan­do. Lo que acon­te­ce pos­te­rior­men­te es mejor pre­sen­ciar­lo pero se pue­de anti­ci­par que la ten­sión de la fami­lia irá aumen­tan­do en la medi­da que Evelyn en esta­do de emba­ra­zo está pró­xi­ma a dar a luz y resul­ta­rá impo­si­ble evi­tar el natu­ral llan­to del bebé recién naci­do que aler­ta­rá a los leta­les extraterrestres.

El argu­men­to dis­ta de ser ori­gi­nal por­que la his­to­ria de super­vi­ven­cia fren­te a situa­cio­nes lími­tes ha sido emplea­da en múl­ti­ples oca­sio­nes. Ade­más, este dra­ma podrá dis­fru­tar­se siem­pre y cuan­do se dejen de lado el racio­ci­nio lógi­co y la vero­si­mi­li­tud de lo que se con­tem­pla; así es que uno debe creer que los Abbott son los úni­cos huma­nos que han sobre­vi­vi­do mila­gro­sa­men­te en la Tie­rra a pesar de estar rodea­dos de cruen­tos per­so­na­jes alienígenos.

Dejan­do de lado las con­je­tu­ras pre­ce­den­tes cabe apre­ciar el méri­to de Kra­sins­ki en haber crea­do un sus­pen­so cre­cien­te ape­lan­do al arti­fi­cio del silen­cio y valién­do­se de sub­tí­tu­los para que el públi­co siga el desa­rro­llo de los acon­te­ci­mien­tos. Con una cáma­ra inquie­ta, el rea­li­za­dor logró lo mejor de su redu­ci­do elen­co don­de espe­cial­men­te Blunt y Sim­monds se des­ta­can con sus soli­das carac­te­ri­za­cio­nes. Más allá de un final pre­vi­si­ble don­de las fuer­zas del bien ven­ce­rán al impla­ca­ble enemi­go, lo cier­to es que los aman­tes del géne­ro no entra­rán a cues­tio­nar la his­to­ria plan­tea­da y que­da­rán satis­fe­chos con este film de terror que les hará sobre­sal­tar en más de una oca­sión. Jor­ge Gutman