Un Inquie­tan­te Pro­ce­so de Aprendizaje

L’A­TE­LIER. Fran­cia, 2017. Un film de Lau­rent Cantet

Quie­nes en 2008 han apre­cia­do el exce­len­te film Entre les murs (2008) de Lau­rent Can­tet, vol­ve­rán a hacer­lo en este octa­vo tra­ba­jo del rea­li­za­dor. L’a­te­lier es un valio­so docu­dra­ma que ofre­ce con­si­de­ra­ble mate­rial para refle­xio­nar y se pres­ta a ser dis­cu­ti­do des­pués de su visión. Inte­li­gen­te, cau­ti­van­te y bri­llan­te a la vez, esta pelí­cu­la ilus­tra a un micro­cos­mos de los jóve­nes de hoy día a tra­vés de un exce­len­te guión pre­pa­ra­do por Robin Cam­pi­llo y Cantet.

Una esce­na de L’ATELIER

La acción se desa­rro­lla en La Cio­tat, una peque­ña loca­li­dad situa­da en el sur de Fran­cia, don­de aca­ba de cerrar un asti­lle­ro y sufre los efec­tos de la des­in­dus­tria­li­za­ción. En ese ámbi­to, Oli­via (Mari­na Foïs), una pres­ti­gio­sa escri­to­ra y pro­fe­so­ra, ha con­vo­ca­do a un gru­po de jóve­nes de la zona para par­ti­ci­par en un taller de escri­tu­ra: ellos cons­ti­tu­yen una mues­tra bas­tan­te repre­sen­ta­ti­va de la juven­tud actual en lo refe­ren­te a raza, cla­se social y diver­si­dad cul­tu­ral. Sin mayor expe­rien­cia en la mate­ria los 7 volun­ta­rios son asig­na­dos a pre­pa­rar colec­ti­va­men­te un tra­ba­jo sobre la reali­dad social de la región como así tam­bién una nove­la de suspenso.

A tra­vés del pro­ce­so de apren­di­za­je, el gru­po evi­den­cia­rá la dis­cre­pan­cia exis­ten­te entre su for­ma de pen­sar y la de la tuto­ra que les está diri­gien­do. Sin embar­go, la dife­ren­cia igual­men­te sub­sis­te entre los pro­pios mucha­chos y aun­que hay un deno­mi­na­dor común que se carac­te­ri­za en su cues­tio­na­mien­to del medio social que les rodea, no menos cier­to es que hay con­si­de­ra­bles fisu­ras que se mani­fies­tan en las dis­cu­sio­nes que se sus­ci­tan; en las mis­mas se paten­ti­zan sus aspi­ra­cio­nes, anhe­los, ilu­sio­nes, decep­cio­nes, frus­tra­cio­nes y temores.

Si la pro­pues­ta ini­cial del rela­to es de gran inte­rés, lo es más aún cuan­do se pro­du­ce el enfren­ta­mien­to entre Antoi­ne (muy bue­na actua­ción de Matthieu Luc­ci) y la pro­fe­so­ra; él es un joven rebel­de que ais­la­do del gru­po y sin una cla­ra visión del futu­ro encuen­tra en la vio­len­cia el camino para des­car­gar su nihilismo.

La cáma­ra del rea­li­za­dor quien ha sido asis­ti­do por la bue­na foto­gra­fía de Pie­rre Milon per­mi­te que se pue­da seguir aten­ta­men­te a cada uno de los carac­te­res dejan­do entre­ver las per­so­na­li­da­des que los dis­tin­guen. Ade­más de un rit­mo flui­do que man­tie­ne la per­ma­nen­te aten­ción del espec­ta­dor a lo lar­go del rela­to, el film se encuen­tra asi­mis­mo agra­cia­do por la rique­za de los diá­lo­gos y por el natu­ral desem­pe­ño de jóve­nes acto­res que otor­gan vera­ci­dad abso­lu­ta a lo que se está presenciando.

El film cau­ti­va por la fran­que­za en que vuel­ca los pen­sa­mien­tos y la comu­ni­ca­ción que se esta­ble­ce en los jóve­nes de la gene­ra­ción del mile­nio. Al pro­pio tiem­po, el per­so­na­je cla­ve de Antoi­ne per­mi­te ser aso­cia­do con cier­to sec­tor de la juven­tud sumi­sa a incli­nar­se a extre­mis­mos ideo­ló­gi­cos de la dere­cha al no poder ubi­car­se en la reali­dad en que vive; es así que podría expli­car­se la géne­sis de los atro­ces crí­me­nes que han sacu­di­do a Fran­cia en el pasa­do reciente.

Can­tet demues­tra una vez más ser un rea­li­za­dor pro­cli­ve a con­si­de­rar temas socia­les de can­den­te inte­rés que son rela­ta­dos de mane­ra impe­ca­ble tal como se pue­de apre­ciar en este mag­ní­fi­co docu­men­to de con­te­ni­do social, psi­co­ló­gi­co y polí­ti­co. Jor­ge Gutman