Un Peli­gro­so Rescate

BEI­RUT. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Brad Anderson

Nue­va­men­te es Bei­rut el esce­na­rio cen­tral de un dra­ma polí­ti­co duran­te la con­vul­sio­na­da épo­ca que vivió El Líbano en la déca­da del 70 y los años 80. El direc­tor Brad Ander­son se valió de un guión pre­pa­ra­do por Tony Gil­roy para ofre­cer una pelí­cu­la entretenida.

Jon Hamm

En las pri­me­ras esce­nas del film que trans­cu­rren en 1972, el rela­to pre­sen­ta a Mason Ski­les (Jon Hamm), un diplo­má­ti­co ame­ri­cano apos­ta­do en Bei­rut, quen con su espo­sa Nadia (Lei­la Bekh­ti) ofre­cen una recep­ción en su casa. Aun­que sin hijos, el matri­mo­nio se ha hecho car­go de Karim (Yoav Sadian Rosem­berg), un refu­gia­do pales­tino de 13 años. La pri­me­ra sor­pre­sa se pro­du­ce cuan­do en la gra­ta reu­nión apa­re­ce Carl (Mark Pelle­grino), un cole­ga y ami­go de Ski­les; él le hace saber que Karim es el her­mano de Abu Rajal (Hicham Oura­qa), un peli­gro­so terro­ris­ta que recien­te­men­te ha par­ti­ci­pa­do en la trá­gi­ca Olim­pía­da de Munich y que todo hace pre­su­mir que este ase­sino se encuen­tra en la ciu­dad. Las sos­pe­chas son más que fun­da­das cuan­do se pro­du­ce la irrup­ción de Abu con sus secua­ces pro­du­cien­do un buen núme­ro de víc­ti­mas don­de una de ellas es Nadia.

Diez años han trans­cu­rri­do y aho­ra Mason se encuen­tra vivien­do en Bos­ton vol­ca­do a la bebi­da aun­que lo sufi­cien­te­men­te sobrio para desem­pe­ñar­se pri­va­da­men­te como nego­cia­dor de dispu­tas labo­ra­les. En for­ma mis­te­rio­sa alguien le ofre­ce una impor­tan­te suma de dine­ro para que regre­se a Bei­rut a dic­tar una con­fe­ren­cia sobre su espe­cia­li­dad. Al hacer­lo, se encuen­tra con que ese via­je tie­ne como obje­to cola­bo­rar con la CIA para res­ca­tar a Carl quien ha sido secues­tra­do por un gru­po de terro­ris­tas pales­ti­nos lide­ra­dos por el adul­to Karim (Idir Chen­der). Para que Carl sea libe­ra­do es pre­ci­so que el her­mano de Karim que se encuen­tra pri­sio­ne­ro en una cár­cel israe­lí sea pues­to en liber­tad. De este modo, Ski­les se con­vier­te en el invo­lun­ta­rio media­dor de la CIA y del gru­po radi­cal autor del secuestro.

Como todo trans­cu­rre en 1982, Bei­rut se encuen­tra con­ver­ti­da en un barril de pól­vo­ra don­de dife­ren­tes intere­ses polí­ti­cos entran en jue­go con la par­ti­ci­pa­ción de Esta­dos Uni­dos, la mili­cia cris­tia­na, los musul­ma­nes, israe­líes, el PLO y el Mos­sad, en medio de un pano­ra­ma cada vez más tur­bio e infernal.

Aun­que la his­to­ria des­crip­ta se pres­ta a crear un cli­ma de intri­ga, los acon­te­ci­mien­tos se suce­den en for­ma dema­sia­do apre­su­ra­da como para cap­tar por com­ple­to lo que está ocu­rrien­do, al mar­gen del con­flic­to cen­tral. La actua­ción es correc­ta don­de ade­más de Jon Hamm par­ti­ci­pan Shea Whigham como un fun­cio­na­rio de la emba­ja­da ame­ri­ca­na y Dean Norris y Rosa­mund Pike carac­te­ri­zan­do a agen­tes de la CIA.

El film podría haber resul­ta­do más intere­san­te de lo que es pero la des­crip­ción de los per­so­na­jes impi­de cono­cer­los mejor; la mayor par­te de los mis­mos están super­fi­cial­men­te desa­rro­lla­dos de modo tal que no se per­ci­be cla­ra­men­te la agen­da per­so­nal que cada uno de ellos tie­ne en men­te. En suma, este thri­ller aun­que emo­cio­nal­men­te tibio se deja ver gra­cias a la diná­mi­ca direc­ción de Ander­son. Jor­ge Gutman