Crónica de Jorge Gutman
LE BIZARRE INCIDENT DU CHIEN PENDANT LA NUIT – Autor: Simon Stephens, basado en la novela de Mark Haddon — Traducción: Maryse Warda — Dirección: Hugo Bélanger – Elenco: Stéphane Breton, Normand D’Amour, Catherine Dajczman, Lyndz Dantiste, Milva Ménard, Catherine Proulx-Lemay, Adèle Reinhardt, Sébastien René, Philippe Robert, Cynthia Wu-Maheux — Escenografía: Jean Bard — Vestuario: Marie Chantale Vaillancourt — Iluminación: Luc Prairie – Música: Ludovic Bonnier – Video: Lionel Arnould. Duración: 2h 25 (incluyendo un entreacto de 20 minutos). Representaciones: Hasta el 19 de mayo de 2018 en el Théâtre Duceppe (www.duceppe.com)
Después de haber logrado un resonante éxito desde su estreno mundial londinense en 2012, posteriormente en Broadway en 2014 y sucesivamente en el ámbito internacional, The Curious Incident of the Dog in The Night-Time (su título original) de Simon Stephens llega a Montreal en la versión francesa traducida por Maryse Wanda.
Desde el vamos se puede adelantar que los numerosos premios que está pieza recibió se justifican ampliamente porque la misma deja un profundo impacto que después de su visión perdura largamente en la memoria del espectador. Al final de la representación del absorbente relato, uno siente que ha sido transportado a un mundo diferente, fascinante y mágico como lo es la mente de su principal personaje.
La obra que ha sido adaptada de la novela homónima del británico Mark Haddon publicada en 2003 cuenta la historia de Christopher Boone (Sébastien René), un adolescente de 15 años, que al retornar de la escuela descubre que Welllington, el perro de su vecina Madame Shears (Cynthia Wu-Maheux), ha sido apuñalado durante la noche con un trinche de jardín clavado en su cuerpo. Cuando el policía Thompson (Lyndz Dantiste) sospecha de él y comienza a ser cuestionado, Christopher que es admirador de Sherlock Holmes se propone oficiar de detective para determinar quien fue la persona que asesinó a Wellington, a pesar de que su padre Ed (Normand D’Amour) se opone a que lo haga.
Si bien la premisa inicial podría parecer un tanto rebuscada, no es así teniendo en cuenta que el muchacho es un autista de excepcional inteligencia y lógica inigualable que además de extraordinario matemático y apasionado de la física todo lo que ve y percibe se desenvuelve a través de representaciones matemáticas. En tal sentido, la originalidad de la pieza consiste en que su historia es relatada a través de la óptica de Christopher.
Con el pretexto de localizar al culpable del extraño incidente, el texto de Stephens expone el fantástico viaje que realiza este joven en una gran aventura plena de desafíos al ir descubriendo un mundo que desconocía y al propio tiempo imponerse de algunos poco gratos secretos de familia. Paralelamente a estos hechos, resulta emotiva la relación establecida entre el muchacho con su afable padre, su devota maestra Siobhan (Catherine Dajczman) que lo apoya emocionalmente, así como con su madre Judy (Catherine Proulx-Lemay). No es necesario hacer referencias adicionales al argumento de la obra salvo indicar que su resolución es decididamente sorprendente y edificante. .
Para que esta compleja historia adquiera relevancia se requiere acudir a un diseño escenográfico que permita reflejar las múltiples situaciones que se van desarrollando; en tal sentido merece elogios la concepción de la escenografía de Jean Bard que en base a un conjunto unitario de accesorios complementado con las proyecciones de video de Lionel Arnould permiten reflejar el espacio mental y físico de Chris; de este modo se logra que la lógica matemática del muchacho quede bien integrada a la acción que se desarrolla en el escenario.
La dirección de Hugo Bélanger es uno de grandes puntales de la presente versión al haber logrado una remarcable puesta escénica como así también una perfecta sincronización en el desplazamiento de los actores. Otro elemento fundamental del éxito de esta pieza reside en la extraordinaria caracterización que realiza Sébastien René de su personaje.
El joven actor se sumerge en cuerpo y alma en la psicología de Christopher al punto tal que dicha identificación permite olvidar que está actuando para pensar que realmente se está contemplando a un autista. Con su presencia permanente en el escenario es asombroso el dominio corporal de su personaje para expresarse, su rechazo a cualquier contacto físico, la memoria prodigiosa para transmitir su conocimiento y en líneas generales las aversiones y apreciaciones de un ser que no sabe mentir. En esencia, René ofrece una interpretación antológica.
Ya sea como fábula, cuento, fantasía o realidad, lo cierto es que la compañía Duceppe cierra brillantemente su temporada con esta excelente producción.