THREE IDENTICAL STRANGERS. Gran Bretaña- Estados Unidos, 2018. Un film de Tim Wardle
El documental que se comenta es uno de los más apasionantes que se haya realizado hasta la fecha al tratar una fascinante historia que adquiere ribetes de alegría en su comienzo para posteriormente alcanzar un tinte sombrío.
El realizador Tim Wardle enfoca a tres desconocidos individuos que a los 19 años entran en contacto y se sorprenden al comprobar que son trillizos gemelos. Todo comienza cuando en 1980 Bobby Shafran al entrar al campus de una universidad neoyorkina es confundido por Eddy Galland. De esta manera Bobby llega a descubrir que tiene un hermano de rostro prácticamente idéntico y que al corroborar que ambos habían nacido el 12 de julio de 1961 no podía dudar que eran gemelos. Esa revelación motiva a los medios de difusión brindar amplia cuenta de la noticia; sin embargo la sorpresa inicial se magnifica cuando David Kellman, igualmente de 19 años, descubre a través de las fotos de los diarios exponiendo a los gemelos que además de guardar idéntico semblante físico que Bobby y Eddy también él nació en la misma fecha. ¿Cómo se originó ese desencuentro de casi dos décadas? En principio se sabe que la madre biológica cedió a la agencia judía de adopción Louise Wise los bebitos recién nacidos, quienes a su vez fueron asignados a tres familias diferentes que no se conocían entre sí y sin saber de la existencia de los otros niños.
Sin que exista un narrador y valiéndose de clips de archivos, entrevistas a los trillizos, como así también mediante excelentes reconstrucciones efectuadas por Wardle, se aprecia la euforia del reencuentro de este trío, la afinidad existente entre ellos y el mismo deseo de disfrutar de su juventud de la mejor manera posible. Unidos por varios factores en común, los tres decidieron abrir un restaurante en New York llamado Triplets.
Todo ese clima jubiloso que trasunta la primera parte del documental, se derrumba en parte al comprobar que fuera de algunos gustos en común y que en principio parecían responder a una misma personalidad, los hechos demostraron diferencias caracterológicas de los tres hermanos que afectarían esa relación. De todos modos, esta historia adquiere lúgubres características cuando Wardle se impone de la publicación de un artículo en el New Yorker escrito por el periodista Lawrence Wright; en el mismo relata la investigación científica realizada por el renombrado psicólogo judío Peter Neubauer y su Centro de Desarrollo Infantil de Manhattan. Wright revela que el equipo de trabajo del psicólogo enfocó a los trillizos gemelos como sujetos de análisis: así ellos, al igual que en el caso de otros gemelos, habían sido colocados deliberadamente en diferentes hogares y de diferente situación económica por la agencia de adopción; el estudio tenía como base clarificar ciertos debates existentes sobre si gravita más la naturaleza genética de una persona o el medio en que se le ha criado. De esa manera quedó revelado que cada uno de los hogares adoptivos de Bob, Eddy y David habían sido visitados por los investigadores con la excusa de seguir el desarrollo y evolución de estos niños. Para ello había que ocultar que cada uno de ellos tenía hermanos gemelos.
Con la muerte de Neubauer en 2008, las conclusiones del estudio nunca alcanzaron dominio público, salvo que el científico dejó el resultado de la investigación a la Universidad de Yale con la expresa condición de que no se divulgue hasta 2065.
Resulta alarmante constatar cómo este proyecto científico afectó las vidas de Bobby y David, con excepción de Eddy que se suicidó a los 34 años- al cobrar conciencia de que fueron utilizados como ratas de laboratorio sin previo consentimiento.
Esta turbulenta historia arroja una severa crítica a experimentos psicológicos éticamente reprobables que pueden producir un considerable daño emocional como en el caso de estos “tres idénticos extraños”. Relatado en forma ágil y magníficamente montado, Wardle ofrece un excelente documental donde la realidad supera por lejos a cualquier fantasía. Jorge Gutman