MAMA MIA! HERE WE GO AGAIN. Gran Bretaña, 2018. Un film de Ol Parker
Teniendo en consideración el resonante éxito de boletería logrado por Mama Mía! en 2008 que estuvo basado en el excelente musical de Broadway, no resulta extraño que se haya decidido efectuar una secuela. Sin embargo, a pesar de las grandes expectativas suscitadas, Mama Mia! Here We Go Again es una fallida comedia musical.
Si bien el film original en su traslado cinematográfico no aportó grandes innovaciones, con todo conservó el esplendor, frescura y el encanto de la obra original. En este caso, la historia perpetrada por el realizador Ol Parker es completamente endeble e insípida. Al no existir material suficiente para una secuela que abarque la dimensión de un largometraje, el guión de Parker, Richard Curtis y Catherine Johnson ha sido completado con una historia alternativa que tiene como propósito reseñar los antecedentes de Donna Sheridan. En la versión original que transcurre en la paradisíaca isla griega de Kalokairi, la joven Sophie (Amanda Seyfried) de 20 años, próxima a casarse con Sky (Dominic Cooper), se entera que su madre Donna (Meryl Streep) mantuvo en su juventud relaciones sentimentales con tres jóvenes, sin que ella pudiese determinar quién de ese trío la dejó en cinta; por tal razón Sophie decide invitar a su boda a los tres posibles papás para a fin de determinar la identidad de su progenitor.
En la presente versión que transcurre 5 años después, Donna murió un año atrás y Sophie que reside en la bella isla (cuya filmación tuvo lugar en Croacia) decide rendirle tributo abriendo un hotel con el que tanto había soñado su madre; para ello está organizando una gran fiesta de inauguración. Simultáneamente la acción se retrotrae a 1979 donde la joven Donna (Lily James), recién graduada de Oxford, decide realizar un viaje por el mundo teniendo como destino final la isla griega. Durante ese trayecto intima al principio con Harry (Hugh Skinner, que de adulto es Colin Firth como el banquero británico), posteriormente conoce al aventurero sueco Harry (Josh Dylan en la versión juvenil de Stellan Skarsgard) y finalmente su aventura romántica culmina con el arquitecto irlandés Sam (Jeremy Irvine y como adulto Pierce Brosnan) y que para ella será su verdadero amor.
Yendo de presente a pasado y vuelta al presente en innumerables veces y sin la existencia de un hilo conductor, la trama argumental es prácticamente inexistente. Aunque no hay un código escrito sobre cómo lograr una satisfactoria comedia musical, es bien sabido que para que resulte eficaz las canciones y sus bailes deben impulsar la acción del relato; aquí, las mismas se injertan caprichosamente sin conexión alguna con las escenas que las preceden, asemejándose más a una revista musical. En tal sentido los nuevos temas de Benny Andersson y Björn Ulvaeus basados en la estupenda música de ABBA no son tan remarcables como los de la versión original y es por eso que en las 18 canciones del film, muchas de ellas han sido recicladas de la versión original como es el caso de Dancing Queen,The Name of the Game y Mamma Mia, entre otras.
El elenco de Mama Mía! vuelve a estar presente con la excusa de que sus personajes son invitados a la gran fiesta que prepara Sophie. A los nombres de Seyfried, Brosnan, Firth, Skarsgard, Cooper, como así también de Julie Walters y Christine Baranski animando a las dos mejores amigas de Donna, se incorporan los de Andy García ‑muy buena actuación- como el manager hispano del hotel, la notable Maria Vacratsis como la dueña de una taberna, y la exuberante y siempre atractiva Cher dando vida a la alejada abuela de Sophie. Resulta importante resaltar la contagiosa actuación de la joven James quien además está dotada de buenas condiciones vocales. En cuanto a la gran Meryl Streep, ella solamente aparece en un cameo como una adorable figura fantasmal y también en los créditos finales; sin duda su ausencia deja un considerable vacío difícil de llenar.
Si bien con La, La, Land (2016) se asistió a un resurgimiento de la comedia musical que tanto éxito había logrado en la época dorada de Hollywood, en este caso esta innocua secuela no hace honor al género. A pesar de este comentario poco elogioso, el film habrá de complacer a los fanáticos de ABBA como así también a quienes poco les importe el sinsentido del relato con sus penosos diálogos para quedar en cambio atraídos por la impecable factura de producción. Jorge Gutman