Una Mujer que Inspira

MADE FOR MORE

Den­tro de la serie de Even­tos Espe­cia­les de Cine­plex será pre­sen­ta­do el docu­men­tal Made for More que se cen­tra en la per­so­na­li­dad de Rachel Hollis.

Hollis, naci­da hace 35 años en Esta­dos Uni­dos, feliz­men­te casa­da con David Hollis y madre de 4 niños, ha logra­do a tra­vés de su vida encon­trar un sen­de­ro que le per­mi­tió rea­li­zar­se en dife­ren­tes acti­vi­da­des. Demos­tran­do cómo con su crea­ti­vi­dad uni­da a su fuer­za de volun­tad y fir­me deter­mi­na­ción logró lo que se ha pro­pues­to como una exi­to­sa escri­to­ra, con­fe­ren­cis­ta moti­va­cio­nal y pla­ni­fi­ca­do­ra de even­tos, entre otras tareas emprendidas.

Ade­más de haber fun­da­do su com­pa­ñía Chic Events y su pro­pio sitio en la red cono­ci­do como The Chic Site, la carre­ra de esta diná­mi­ca empre­sa­ria alcan­zó una popu­la­ri­dad insos­pe­cha­da con la publi­ca­ción de su libro Girl, Wash Your Face; en el mis­mo rela­ta intere­san­tes his­to­rias de su pro­pia vida a la vez que urge a las muje­res a des­car­tar la nega­ti­vi­dad para tra­tar de alcan­zar lo mejor en sus pro­pias vidas.

https://www.youtube.com/watch?v=EP35djHU4Cg

Con su nota­ble caris­ma y per­sua­sión para con­quis­tar a las masas, en este docu­men­tal se la apre­cia diri­gién­do­se a una vas­ta audien­cia en una de sus char­las moti­va­cio­na­les. Ins­pi­ran­do a las muje­res a con­cre­tar sus sue­ños y lograr cam­biar el mun­do, ella ofre­ce algu­nas ideas para poner­lo en prác­ti­ca. En esen­cia, sin tra­tar de imi­tar­la, la escri­to­ra está con­ven­ci­da de que cada mujer de acuer­do a su per­so­na­li­dad reúne las cua­li­da­des úni­cas para lograr dicha meta.

El film será segui­do por una serie de pre­gun­tas y res­pues­tas (Q&A) con la pro­ta­go­nis­ta del mismo.

Rachel Hollis Pre­sents: Made for More será exhi­bi­do el 2 de Agos­to por pri­me­ra vez así como tam­bién lo será el 5, 6 y 12 de Agos­to en selec­cio­na­dos cines cana­dien­ses. Para cono­cer los cines par­ti­ci­pan­tes y res­pec­ti­vos hora­rios loca­les pre­sio­ne aquí.

Una Jue­za Nada Convencional

NI JUGE, NI SOU­MI­SE. Bél­gi­ca-Fran­cia, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Jean Libon y Yves Hinant.

A pesar de tra­tar­se de un docu­men­tal, este film de Jean Libon e Yves Hinant más se ase­me­ja a un rela­to de fic­ción don­de su mor­daz humor que casi se man­tie­ne per­ma­nen­te­men­te deja gra­ta­men­te asom­bra­do al espectador.

La jue­za Anne Gruwez

Ni Juge, Ni Sou­mi­se está basa­do en Strip Tea­se, una satí­ri­ca emi­sión de gran popu­la­ri­dad de la tele­vi­sión bel­ga que fue crea­da por Libon y el perio­dis­ta Mar­co Lamensch y que ade­más de su difu­sión en su país de ori­gen, igual­men­te ha lle­ga­do a alcan­zar simi­lar reper­cu­sión en Fran­cia; su pro­pó­si­to con­sis­tía en ofre­cer a los tele­vi­den­tes una visión de la vida coti­dia­na de la gen­te común a tra­vés de la expo­si­ción de dife­ren­tes casos curio­sos, todos ellos expre­sa­dos de una mane­ra no con­ven­cio­nal. Es así, que en el trans­cur­so de tres años de rea­li­za­ción de este docu­men­tal los direc­to­res han resuel­to enfo­car el sis­te­ma de jus­ti­cia impe­ran­te en Bél­gi­ca cen­tra­li­zan­do la aten­ción en la jue­za Anne Gru­wez; es ella una excén­tri­ca y cele­bra­da mujer que sin tapu­jo alguno y valién­do­se de un len­gua­je extra­va­gan­te va ilus­tran­do algu­nos de los casos en que le ha toca­do participar.

De este modo entre los varia­dos temas al que uno asis­te se encuen­tra la inves­ti­ga­ción de dos pros­ti­tu­tas que han sido vio­len­ta­men­te ase­si­na­das en Bru­se­las hace 20 años, otros hechos de vio­len­cia domés­ti­ca, tópi­cos vin­cu­la­dos con el deli­ca­do caso de los inmi­gran­tes que sin haber­se adap­ta­do en el país han incu­rri­do en acti­vi­da­des cri­mi­na­les, como así tam­bién el de una madre infanticida.

Entre la expo­si­ción de los acu­sa­dos tra­tan­do de pro­bar su ino­cen­cia y la aten­ción de la jue­za para for­mar­se una opi­nión de lo que pre­sen­cia, lo que más resal­ta es la irre­ve­ren­cia y cru­de­za emplea­da por la alta fun­cio­na­ria al emi­tir sus opi­nio­nes que a veces bor­dean el buen gus­to y que obvia­men­te son polí­ti­ca­men­te inco­rrec­tas. Eso no impi­de apre­ciar que en el fon­do se tra­te de una per­so­na hones­ta y que en su accio­nar esté al ser­vi­cio de brin­dar lo mejor de sí mis­ma al apli­car una sentencia.

A tra­vés de una suce­sión de esce­nas, no nece­sa­ria­men­te conec­ta­das, el públi­co sigue con gran inte­rés cada una de las situa­cio­nes plan­tea­das; a pesar de la serie­dad de lo que se está juz­gan­do, no pue­de evi­tar­se la hila­ri­dad que pro­du­ce la elo­cuen­cia con que se expre­sa esta anti­con­for­mis­ta repre­sen­tan­te de la jus­ti­cia bel­ga quien logra crear una con­si­de­ra­ble empa­tía con la audiencia.

Con la flui­da direc­ción de Libon e Hinant cap­tan­do la labor pro­fe­sio­nal de Gru­wez así como algu­nas con­si­de­ra­cio­nes cul­tu­ra­les sobre la socie­dad bel­ga, la sagaz cáma­ra del fotó­gra­fo Didier Hill-Deri­ve y el buen mon­ta­je de Fra­nçoi­se Tour­men, se ha logra­do un expo­nen­te de “cine­ma veri­té”, sin duda cau­ti­van­te don­de nadie per­ma­ne­ce­rá indi­fe­ren­te. Jor­ge Gutman

Som­brío Documental

THREE IDEN­TI­CAL STRAN­GERS. Gran Bre­ta­ña- Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Tim Wardle

El docu­men­tal que se comen­ta es uno de los más apa­sio­nan­tes que se haya rea­li­za­do has­ta la fecha al tra­tar una fas­ci­nan­te his­to­ria que adquie­re ribe­tes de ale­gría en su comien­zo para pos­te­rior­men­te alcan­zar un tin­te sombrío.

Eddy Galland, David Kell­man y Bobby Shafran

El rea­li­za­dor Tim Ward­le enfo­ca a tres des­co­no­ci­dos indi­vi­duos que a los 19 años entran en con­tac­to y se sor­pren­den al com­pro­bar que son tri­lli­zos geme­los. Todo comien­za cuan­do en 1980 Bobby Sha­fran al entrar al cam­pus de una uni­ver­si­dad neo­yor­ki­na es con­fun­di­do por Eddy Galland. De esta mane­ra Bobby lle­ga a des­cu­brir que tie­ne un her­mano de ros­tro prác­ti­ca­men­te idén­ti­co y que al corro­bo­rar que ambos habían naci­do el 12 de julio de 1961 no podía dudar que eran geme­los. Esa reve­la­ción moti­va a los medios de difu­sión brin­dar amplia cuen­ta de la noti­cia; sin embar­go la sor­pre­sa ini­cial se mag­ni­fi­ca cuan­do David Kell­man, igual­men­te de 19 años, des­cu­bre a tra­vés de las fotos de los dia­rios expo­nien­do a los geme­los que ade­más de guar­dar idén­ti­co sem­blan­te físi­co que Bobby y Eddy tam­bién él nació en la mis­ma fecha. ¿Cómo se ori­gi­nó ese des­en­cuen­tro de casi dos déca­das? En prin­ci­pio se sabe que la madre bio­ló­gi­ca cedió a la agen­cia judía de adop­ción Loui­se Wise los bebi­tos recién naci­dos, quie­nes a su vez fue­ron asig­na­dos a tres fami­lias dife­ren­tes que no se cono­cían entre sí y sin saber de la exis­ten­cia de los otros niños.

Sin que exis­ta un narra­dor y valién­do­se de clips de archi­vos, entre­vis­tas a los tri­lli­zos, como así tam­bién median­te exce­len­tes recons­truc­cio­nes efec­tua­das por Ward­le, se apre­cia la eufo­ria del reen­cuen­tro de este trío, la afi­ni­dad exis­ten­te entre ellos y el mis­mo deseo de dis­fru­tar de su juven­tud de la mejor mane­ra posi­ble. Uni­dos por varios fac­to­res en común, los tres deci­die­ron abrir un res­tau­ran­te en New York lla­ma­do Tri­plets.

Todo ese cli­ma jubi­lo­so que tra­sun­ta la pri­me­ra par­te del docu­men­tal, se derrum­ba en par­te al com­pro­bar que fue­ra de algu­nos gus­tos en común y que en prin­ci­pio pare­cían res­pon­der a una mis­ma per­so­na­li­dad, los hechos demos­tra­ron dife­ren­cias carac­te­ro­ló­gi­cas de los tres her­ma­nos que afec­ta­rían esa rela­ción. De todos modos, esta his­to­ria adquie­re lúgu­bres carac­te­rís­ti­cas cuan­do Ward­le se impo­ne de la publi­ca­ción de un artícu­lo en el New Yor­ker escri­to por el perio­dis­ta Law­ren­ce Wright; en el mis­mo rela­ta la inves­ti­ga­ción cien­tí­fi­ca rea­li­za­da por el renom­bra­do psi­có­lo­go judío Peter Neu­bauer y su Cen­tro de Desa­rro­llo Infan­til de Manhat­tan. Wright reve­la que el equi­po de tra­ba­jo del psi­có­lo­go enfo­có a los tri­lli­zos geme­los como suje­tos de aná­li­sis: así ellos, al igual que en el caso de otros geme­los, habían sido colo­ca­dos deli­be­ra­da­men­te en dife­ren­tes hoga­res y de dife­ren­te situa­ción eco­nó­mi­ca por la agen­cia de adop­ción; el estu­dio tenía como base cla­ri­fi­car cier­tos deba­tes exis­ten­tes sobre si gra­vi­ta más la natu­ra­le­za gené­ti­ca de una per­so­na o el medio en que se le ha cria­do. De esa mane­ra que­dó reve­la­do que cada uno de los hoga­res adop­ti­vos de Bob, Eddy y David habían sido visi­ta­dos por los inves­ti­ga­do­res con la excu­sa de seguir el desa­rro­llo y evo­lu­ción de estos niños. Para ello había que ocul­tar que cada uno de ellos tenía her­ma­nos gemelos.

Con la muer­te de Neu­bauer en 2008, las con­clu­sio­nes del estu­dio nun­ca alcan­za­ron domi­nio públi­co, sal­vo que el cien­tí­fi­co dejó el resul­ta­do de la inves­ti­ga­ción a la Uni­ver­si­dad de Yale con la expre­sa con­di­ción de que no se divul­gue has­ta 2065.

Resul­ta alar­man­te cons­ta­tar cómo este pro­yec­to cien­tí­fi­co afec­tó las vidas de Bobby y David, con excep­ción de Eddy que se sui­ci­dó a los 34 años- al cobrar con­cien­cia de que fue­ron uti­li­za­dos como ratas de labo­ra­to­rio sin pre­vio consentimiento.

Esta tur­bu­len­ta his­to­ria arro­ja una seve­ra crí­ti­ca a expe­ri­men­tos psi­co­ló­gi­cos éti­ca­men­te repro­ba­bles que pue­den pro­du­cir un con­si­de­ra­ble daño emo­cio­nal como en el caso de estos “tres idén­ti­cos extra­ños”. Rela­ta­do en for­ma ágil y mag­ní­fi­ca­men­te mon­ta­do, Ward­le ofre­ce un exce­len­te docu­men­tal don­de la reali­dad supera por lejos a cual­quier fan­ta­sía. Jor­ge Gutman

Las Ten­sio­nes en una Aldea Rural

CIAO CIAO. Chi­na, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Song Chuan.

El rea­li­za­dor Song Chuan ofre­ce en Ciao Ciao una visión de los valo­res que pre­do­mi­nan en las áreas rura­les de Chi­na que han sido con­ta­gia­das por cier­tos vicios pre­va­le­cien­tes en las gran­des ciudades.

Liang Xue­qin y Zhang Yu

El éxo­do cada vez más inten­so que se pro­du­ce por par­te de la juven­tud de aldeas cam­pe­si­nas hacia los cen­tros urba­nos en pro­cu­ra de mejor opor­tu­ni­dad y deci­di­da­men­te mejo­res ingre­sos es uti­li­za­do por el rea­li­za­dor para ana­li­zar lo que suce­de cuan­do se empren­de el camino de retorno. Es lo que acon­te­ce con Ciao Ciao (Liang Xue­qin), una joven que habien­do deja­do la aldea en que vivió en la pro­vin­cia de Yun­nan para pro­bar suer­te en la inmen­sa y rica metró­po­li de Guanzhou regre­sa a su pue­blo natal para ayu­dar a sus ancia­nos padres. Lo que en prin­ci­pio pare­ce­ría ofre­cer la coli­sión exis­ten­te entre las cos­tum­bres impe­ran­tes en una socie­dad rural y la cul­tu­ra que rige en los gran­des con­glo­me­ra­dos urba­nos, el film va más allá de tal descripción.

Ciao Ciao, com­ple­ta­men­te alie­na­da de la gran ciu­dad, no demues­tra entu­sias­mo alguno por la pers­pec­ti­va que le ofre­ce su tie­rra natal, obser­van­do serias grie­tas en la inte­gri­dad y con­duc­ta de varias de las per­so­nas con quien se vin­cu­la. Entre los mis­mos se encuen­tra su padre (Wang Lao­wu) que poco con­tri­bu­ye al hogar fami­liar y se apro­pia del dine­ro de su mujer para adqui­rir afro­di­sía­cos. Su madre (Zhou Lin) que se dedi­ca a las labo­res agrí­co­las man­tie­ne rela­cio­nes extra­con­yu­ga­les con Li (Hong Chang), quien es el pro­vee­dor ofi­cial de alcohol con­tra­ban­dea­do. Su aman­te es a su vez el padre de Li Wei (Zhang Yu), un bru­to hol­ga­zán y tem­pes­tuo­so muje­rie­go que ade­más de dedi­car­se a la gim­na­sia sexual con pros­ti­tu­tas loca­les igual­men­te sien­te un apa­sio­na­do amor por Ciao Ciao. Mien­tras tan­to la ambi­cio­sa joven es tam­bién obje­to de las aten­cio­nes de un pelu­que­ro (Zhou Quan) que al igual que ella regre­só de Guangzhou y que le pro­me­te retor­nar a la ciu­dad para abrir un salón de belleza.

Si bien exis­te entre medio un trián­gu­lo amo­ro­so, el énfa­sis del film es ilus­trar el modo en que la obse­sión del dine­ro va deter­mi­nan­do las rela­cio­nes inter­per­so­na­les y cómo la corrup­ción no es atri­bu­to exclu­si­vo de la Chi­na moder­na. Con gran des­es­pe­ran­za, el direc­tor ofre­ce un pano­ra­ma poco alen­ta­dor acer­ca de la rup­tu­ra moral y social que se está pro­du­cien­do en la Chi­na rural post-comunista.

Aun­que las inter­pre­ta­cio­nes son correc­tas sin ser des­ta­ca­bles, el film ade­más de su tema se dis­tin­gue por las atrac­ti­vas imá­ge­nes de la foto­gar­fía de Li Xue­jun des­ta­can­do la belle­za del valle ver­do­so en que trans­cu­rre la acción. Jor­ge Gutman

Emo­ti­vo Dra­ma Familiar

LEA­VE NO TRA­CE. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Debra Granik

Con su acos­tum­bra­da deli­ca­de­za y suti­li­dad, la direc­to­ra Debra Gra­nik abor­da en Lea­ve No Tra­ce la espe­cial rela­ción man­te­ni­da entre un padre y su hija pre-ado­les­cen­te adop­tan­do un modo de vida nada convencional.

Tho­ma­sin McKen­zie y Ben Foster

El film basa­do en la nove­la My Aban­don­ment de Peter Rock y adap­ta­do por la rea­li­za­do­ra y la coguio­nis­ta Anne Rose­lli­ni comien­za intro­du­cien­do a Will (Ben Fos­ter) y su hiji­ta de 13 años Tom (Tho­ma­sin McKen­zie) vivien­do en la zona bos­co­sa de un gran par­que públi­co ubi­ca­do en los subur­bios de Portland. Él es un vete­rano de gue­rra cuyo ros­tro refle­ja la aflic­ción del lla­ma­do tras­torno de estrés pos­trau­má­ti­co, en tan­to que la niña de natu­ra­le­za apa­ci­ble y sumi­sa se aco­mo­da a la exis­ten­cia de tener que vivir con su padre mar­gi­na­dos de la civi­li­za­ción. Valién­do­se de una car­pa como habi­ta­ción, ali­men­tán­do­se de cier­tas espe­cies que hallan en la fores­ta, emplean­do rudi­men­ta­rios ins­tru­men­tos de coci­na y tenien­do como bebi­da al agua pro­cu­ra­da por la llu­via, esa for­ma de vida sola­men­te se ve alte­ra­da cuan­do algu­nos visi­tan­tes que tran­si­tan cer­ca de ellos, los obli­ga a tener que cam­biar de lugar don­de acampar.

Esa con­vi­ven­cia para­di­sía­ca ‑al menos para Will- expe­ri­men­ta un impor­tan­te vuel­co cuan­do al ser des­cu­bier­tos por las auto­ri­da­des loca­les, des­pués de una eva­lua­ción psi­quiá­tri­ca, están obli­ga­dos a cum­plir con las dis­po­si­cio­nes que para ellos adop­tan los ser­vi­cios socia­les a fin de rein­te­grar­los a la socie­dad civi­li­za­da. Si bien al prin­ci­pio hay cier­ta adap­ta­ción a la nue­va for­ma de vida, la com­pul­sión de Will moti­va a que ambos retor­nen a la jun­gla, hecho que habrá de reite­rar­se cuan­do en una segun­da ins­tan­cia, ellos nue­va­men­te se ven obli­ga­dos a con­vi­vir con la gen­te local.

Lo que tras­cien­de en el film es el meticu­loso tra­ta­mien­to que Gra­nik impri­me al rela­to don­de sin­tien­do un gran afec­to y com­pa­sión hacia sus per­so­na­jes evi­ta cual­quier tipo de sen­ti­men­ta­lis­mo. Al enfo­car esta his­to­ria des­de el pun­to de vis­ta de Tom, el espec­ta­dor empa­ti­za total­men­te con ella a medi­da que cobra con­cien­cia de que no pue­de seguir el camino tra­za­do por su padre, a pesar del enor­me cari­ño exis­ten­te entre ambos. Gra­cias a la extra­or­di­na­ria inter­pre­ta­ción de McKen­zie, se asis­te a la grie­ta que se pro­du­ce entre ella y su pro­ge­ni­tor sin que obe­dez­ca nece­sa­ria­men­te a un acto de rebel­día, sino a un pro­ce­so de madu­rez que Tom ha ido adqui­rien­do al haber entra­do en con­tac­to con la sociedad.

La rea­li­za­do­ra igual­men­te ha logra­do una muy bue­na carac­te­ri­za­ción de Fos­ter como el hom­bre que habien­do sido alie­na­do en la gue­rra sien­te que el con­tac­to con la natu­ra­le­za que el bos­que le pro­di­ga cons­ti­tu­ye aho­ra su ver­da­de­ro hogar.

Para apre­ciar este dra­ma en su com­ple­ta dimen­sión, habrá que dejar de lado algu­nos ele­men­tos que el espec­ta­dor igno­ra. Así por ejem­plo, se des­co­no­ce qué pasó con la madre de Tom, des­de cuán­do han esta­do social­men­te ais­la­dos del mun­do y de qué for­ma vivien­do en la fores­ta se han adap­ta­do a las varia­cio­nes tem­po­ra­les de las esta­cio­nes del año; solo que­da cla­ro que el buen nivel de for­ma­ción de la niña se debe a la edu­ca­ción sumi­nis­tra­da por Will como docente.

En todo caso, la sal­ve­dad apun­ta­da no dese­cha el méri­to de esta obra pro­fun­da­men­te huma­na con­fir­man­do el talen­to indis­cu­ti­ble de Gra­nik que tan bien impre­sio­na­ra con Down to the Bone (2004) y sobre todo con Win­te­r’s Bone (2010). Jor­ge Gutman