THE MISEDUCATION OF CAMERON POST. Estados Unidos, 2017. Un film de Desiree Akhavan.
Aunque todavía subsiste la idea por parte de ciertos sectores sociales de que la homosexualidad es una enfermedad y no una condición determinada por la naturaleza desde el nacimiento de una persona, este sobrio drama de Desiree Akhavan trae a la luz las actividades de algunos organismos que se ocupan de curar a quienes detentan una orientación sexual diferente.
El relato basado en una novela de Emily M. Danforth y adaptada al cine por la realizadora y su colaboradora Cecilia Frugiuele transcurre en Pensilvania, en 1993, y se centra en Cameron Post (Chloë Grace Moretz), una adolescente huérfana. Cuando en una oportunidad ella es descubierta in fraganti manteniendo una relación sexual con su amiga Coley (Quinn Shepard), Ruth (Kerry Butler), la persona responsable de su cuidado, de inmediato la envía a un centro evangélico de rehabilitación.
Esa institución religiosa que tiene como propósito tratar terapéuticamente a quienes manifiestan conductas sexuales que se apartan de las normas tradicionales está dirigida por la doctora Lydia Marsh (Jennifer Ehle). Con sus conocimientos de psicología está convencida que la recuperación se produce a través de un tratamiento psicológico capaz de vencer la resistencia de quienes se sienten atraídos por el mismo sexo. A través de esa técnica que apela a dogmas cristianos, la mejor prueba la ofrece con su propio hermano, el Reverendo King (John Gallagher Jr.), quien habiendo pasado por una experiencia similar ha logrado ser curado al haberse convertido en una persona normal y devota a Dios.
A diferencia de otros dramas sobre el mismo tema, aquí no existe un comportamiento sádico por parte de Lydia y King dado que en todo momento sugieren que lo que realizan es en beneficio de sus pacientes. Tanto Cameron, como Erin (Emily Skeggs), con quien comparte la habitación, y algunos de sus amigos como Jane (Sasha Lane) y Adam (Forrest Goodluck) tratan de mostrar su complacencia a las directivas recibidas; a pesar de todo no pueden evitar conflictos emocionales al saber que están sometidos a una terapia sin sentido.
Akhavan adopta un bajo perfil retratando los sentimientos que animan a los diferentes miembros de la colonia y al hacerlo decididamente efectúa una denuncia de la homofobia, los lavados de cerebros y sobre todo de la hipocresía religiosa reinante al negar la verdadera naturaleza sexual de una persona. Afortunadamente, el film deja un positivo mensaje al demostrar que los protagonistas de esta historia pueden encontrar su propia identidad sin reconversión alguna.
Teniendo en cuenta la temática abordada, la realizadora ha reunido un homogéneo elenco de calificados intérpretes que han sabido captar la psicología de sus personajes; entre los mismos se luce Moretz quien transmite la vulnerabilidad e inseguridad de una joven que forzada a aceptar una desviada educación no duda de su real orientación sexual.
Jorge Gutman