7 JOURS PAS PLUS. Francia-Bélgica, 2017. Un film de Héctor Cabello Reyes
Basado en el film argentino Un Cuento Chino (2011) de Sebastián Borensztein el director Héctor Cabello Reyes ofrece una nueva versión del mismo en su ópera prima 7 jours et plus.
La trama se centra en Pierre (Benoît Poelvoorde), un misántropo individuo que es propietario de una ferretería ubicada en una ciudad de provincia de Francia. Con su negocio frecuentado por escasos clientes, su relación con el mundo exterior es prácticamente nula; esporádicamente suele recibir la visita de Jeanne (Alexandra Lamy), una joven granjera sonriente que está enamorada de Pierre aunque él no demuestre mayor entusiasmo.
Su solitaria vida cobra un giro diferente cuando al transitar por el puerto observa que un individuo es arrojado de una camioneta. Se trata de Ajit (Pitobash), un joven inmigrante procedente de India que se encuentra perdido y desamparado; al verlo, por compasión Pierre le ofrece un albergue transitorio en su vivienda. En la medida que Ajit no conoce el idioma francés porque solamente habla el bengalí, que a su vez es una lengua totalmente desconocido para su anfitrión, mediante el lenguaje de los gestos es el modo en que los dos pueden dificultosamente entenderse. El propósito del visitante es localizar a su tío; como no llega a ubicarlo y temiendo que en consecuencia la estadía de Ajit se eternice perturbando su estilo de vida ordenada, Pierre le advierte que solamente será su huésped por espacio de 7 días y nada más. Esa convivencia donde se manifiestan los diferentes rasgos culturales de sus personajes origina algunas escenas de absurdo humor que de ningún modo resultan caricaturescas.
Los desencuentros iniciales entre Pierre y Ajit ceden el paso a una coexistencia que fructificará positivamente; así, los obstáculos de la barrera lingüística se van superado por la nobleza de los sentimientos mutuos que comienzan a aflorar entre estos seres tan disímiles. No menos importante es que cada uno de los mismos logra beneficiarse del otro; el ingenuo Ajit aprecia la generosa ayuda de Pierre que además le permitirá adentrarse mejor en un medio que le es completamente ajeno; por su parte, a través de su huésped el huraño ferretero va cobrando conciencia de la importancia del verdadero afecto como un medio de evitar el aislamiento social y volverse más humano.
Sin llegar a deslumbrar ni tampoco a superar a Un Cuento Chino, el novel director logra una amable fábula que sin mayores pretensiones está bien relatada y se beneficia de las buenas actuaciones de Poelvoorde y Pitobash; ambos actores proveen la suficiente dosis de emoción para que el público llegue a consustanciarse con sus caracteres. En resumen: ejemplificando la solidaridad humana el film logra entretener agradablemente.
Jorge Gutman