WALL. Canadá, 2018. Un film de Cam Christiansen
El tan debatido y urticante tema sobre el conflicto palestino-israelí que el cine ha considerado en numerosas oportunidades vuelve a cobrar vigencia con Wall donde el realizador Cam Christiansen lo aborda centrando su atención en el monólogo de igual nombre del dramaturgo David Hare quien lo interpretó en Londres en 2009.
El relato del autor, quien es igualmente responsable del guión, aborda el muro construido por Israel que constituye una barrera que se extiende por Cisjordania y rodea Jerusalén. El film sigue los pasos de Hare en un viaje hacia el Medio Oriente para explorar el impacto que la extensa pared que separa Israel de Palestina causa en la gente de la región.
Para un enfoque crítico de este documental es preciso considerar su contenido propiamente dicho por una parte y por la otra el estilo de animación empleado para la filmación. Considerando en primer lugar el aspecto político del relato es necesario recordar el atentado suicida de un palestino acontecido el 1 de Junio de 2001 en el Delfinario de Tel Aviv; allí la detonación de una bomba produjo un saldo de 21 israelíes asesinados y 120 heridos. Como consecuencia de esta tragedia, para protegerse de futuros ataques terroristas Israel inició en 2002 la construcción de esta enorme pared que los palestinos consideran un muro de segregación racial.
En el viaje que efectúa Hare a través de Tel Aviv, Jerusalén, Nablus, Ramala como así también otras localidades de Cisjordania, el aclamado escritor tiene oportunidad de recoger las opiniones de algunas cabezas parlantes como así también de gente cuyas vidas se han visto afectadas a causa del muro. Entre los comentarios se encuentran el del novelista israelí David Grossman que trata, en cierta manera, de justificar la actitud de Israel sosteniendo que aunque los israelíes ante la percepción mundial parecen ser fuertes, en el fondo se sienten débiles y frágiles para sostenerse como nación; en una posición diferente el filósofo y profesor universitario Sari Nusseibeh de la Universidad Abierta Al-Quds considera que la construcción realizada constituye un perfecto crimen en la medida que la tensión creada engendra la violencia en lugar de evitarla. Si para Israel la seguridad que brinda el muro es un tópico completamente innegociable, para los palestinos la presencia de esa valla significa realizar trayectos de duración larguísima para llegar a Jerusalén a través de los puestos de control militar cuando antes se realizaban en escasos minutos.
Si bien el cúmulo de información recibida a través de la narración de Hare resulta en ciertas instancias un poco árido, ese aspecto está ampliamente compensado por los avanzados instrumentos de animación empleados en el documental, sobre todo por la técnica stop motion donde la captura de movimientos en tercera dimensión adquiere una distintiva riqueza visual. Al haber recurrido a este sistema de filmación, Christiansen ha logrado filmar ciertas secuencias que no habrían podido rodarse de otro modo, como por ejemplo la presencia de las cámaras en los puestos de control.
En suma, este documental animado de impecable esplendor visual resulta de considerable interés a pesar que su complejo e intrincado tema no ofrece solución alguna al eterno problema político de la región, donde aquí se añaden las incongruencias y contradicciones surgidas por el discutido muro. Jorge Gutman