Una Obra Ple­na­men­te Vigente

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

BILANAutor; Mar­cel Dubé. Direc­ción: Benoît Ver­meu­len. Con­se­je­ra en Dra­ma­tur­gia: Marie-Clau­de Ver­dier. Elen­co: Chris­ti­ne Béau­lieu, Joseph Belle­ro­se, Phi­lip­pe Cousi­neau, Mic­kaël Gouin, Rachel Gra­ton, Guy Jodoin, Syl­vie Léo­nard, Jonathan Morier, Jean-Phi­lip­pe Perras, Mathieu Ques­nel, Denis Tru­del y Rebec­ca Vachon. Esce­no­gra­fía; Ray­mond Marius Bou­cher. Ves­tua­rio: Lin­da Bru­ne­lle. Ilu­mi­na­ción: André Rioux. Músi­ca: Nico­las Bas­que. Video: David B. Ricard. Acce­so­rios: Natha­lie Tré­pa­nier. Dura­ción: 2 horas sin entre­ac­to. Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 8 de diciem­bre de 2018 en el Théâ­tre du Nou­veau Monde 

Hace casi 6 déca­das la tele­vi­sión cana­dien­se popu­la­ri­zó el tele­tea­tro Bilan escri­to por Mar­cel Dubé y difun­di­do en el espa­cio Le Téléthéâ­tre de Radio Cana­da; ocho años más tar­de el tex­to fue lle­va­do por pri­me­ra vez a esce­na por el TNM y pos­te­rior­men­te fue obje­to de una nue­va ver­sión tea­tral en 2002. Curio­sa­men­te, en la adap­ta­ción actual rea­li­za­da por Marie-Clau­de Ver­dier bajo la direc­ción escé­ni­ca de Benoît Ver­meu­len se pue­de afir­mar que la obra de Dubé man­tie­ne ple­na vigencia.

(Foto: Yves Renaud)

En la épo­ca de su ori­gi­nal con­cep­ción, Dubé que ubi­có la acción en 1960 no dejó de lado los con­si­de­ra­bles nue­vos vien­tos que sopla­ban en la pro­vin­cia de Que­bec con el adve­ni­mien­to de la deno­mi­na­da Revo­lu­ción Tran­qui­la bajo el gobierno del pri­mer minis­tro Jean Lesa­ge. Así, las vici­si­tu­des que emer­gen de su con­te­ni­do no esta­ban diso­cia­dos de aquél perio­do his­tó­ri­co; sin embar­go, en esta nue­va lec­tu­ra de Ver­meu­len, lo que se pue­de apre­ciar es que el micro­cos­mos repre­sen­ta­do en la uni­dad fami­liar de la obra, ade­más de poder acon­te­cer hoy día en Que­bec, igual­men­te podría trans­cu­rrir en un medio simi­lar de la actual socie­dad occidental.

(Foto: Yves Renaud)

William Laro­se (Guy Jodoin), patriar­ca de una fami­lia inte­gra­da por su mujer Mar­got (Syl­vie Léo­nard) y sus tres hijos adul­tos, Gui­llau­me (Mic­kaël Gouin), Suzie (Rachel Gra­ton) y Étien­ne (Jonathan Morier), cree que pue­de con­quis­tar al mun­do que lo rodea comen­zan­do por los suyos. Due­ño de una for­tu­na logra­da como empre­sa­rio en la cons­truc­ción, supo­ne que tie­ne todo a su favor y por lo tan­to como el poder eco­nó­mi­co engen­dra al polí­ti­co es tiem­po enton­ces para entrar en polí­ti­ca y lograr de este modo ascen­der ell pinácu­lo pira­midal de la esfe­ra social. Cla­ro está que en su incons­cien­te cegue­ra no es capaz de ver que su sumi­sa mujer dis­ta de ser feliz y tra­ta de bus­car fue­ra del matri­mo­nio el amor que no ha encon­tra­do en él. En for­ma suce­si­va verá cómo su cas­ti­llo dora­do se le irá desin­te­gran­do al no poder con­tro­lar ya más su auto­ri­dad paternal.

(Foto: Yves Renaud)

La crí­ti­ca viru­len­ta que el autor efec­túa a tra­vés del com­por­ta­mien­to de William don­de cree que su dine­ro pue­de com­prar lo impo­si­ble no es más que un refle­jo de la actual socie­dad mate­ria­lis­ta que atra­vie­sa momen­tos de pro­fun­da incer­ti­dum­bre rele­gan­do las con­si­de­ra­cio­nes éti­cas y mora­les a un lejano segun­do plano.

Tra­tan­do de moder­ni­zar la pie­za con la intro­duc­ción de pro­yec­cio­nes de video inte­gran­do ade­cua­da­men­te imá­ge­nes aso­cia­das al desa­rro­llo de la acción, en su pri­mer tra­ba­jo para el TNM Ver­meu­len cap­ta con sen­si­bi­li­dad el espí­ri­tu de Dubé refle­jan­do los deseos, sen­ti­mien­tos y con­flic­tos que atra­vie­san sus per­so­na­jes. En lo que a su elen­co se refie­re, tan­to Guy Jodoin como Syl­vie Léo­nard satis­fa­cen ple­na­men­te en los roles pro­ta­gó­ni­cos. Jodoin se apro­pia muy bien de su per­so­na­je mati­zan­do las varia­cio­nes dra­má­ti­cas de un hom­bre que segu­ro de sí mis­mo final­men­te demos­tra­rá su vul­ne­ra­bi­li­dad fren­te a situa­cio­nes que él ya no pue­de mane­jar; por su par­te, Por su par­te, Léo­nard se adap­ta muy bien a la psi­co­lo­gía de Mar­got, en pro­cu­ra de su auto­no­mía como mujer. El res­to del elen­co se desem­pe­ña correc­ta­men­te trans­mi­tien­do la iro­nía, cinis­mo, frus­tra­ción y el sen­ti­mien­to de inde­pen­den­cia a tra­vés de los dife­ren­tes mati­ces que atra­vie­san cada uno de los per­so­na­jes con­tras­tan­do los valo­res de la nue­va gene­ra­ción con los de las anteriores.