STAN & OLLIE. Gran Bretaña, 2018. Un film de Jon S. Baird
Así como recientemente Peter Bogdanovich ofreció un tributo al gran cómico Buster Keaton, aquí es el realizador Jon S. Baird quien hace lo propio con uno de los dúos de comediantes más celebrados de la historia del cine. Conocidos en muchos países con el cariñoso sobrenombre de “el gordo y el flaco”, Oliver Hardy y Stan Laurel brillaron durante la época del cine mudo ofreciendo una irresistible comicidad con sus piruetas y características personales.
En Stan & Ollie John C. Reilly como el gordo Oliver Hardy (también apodado cariñosamente “Ollie”) y Steve Coogan encarnando al flaco Stan Laurel se sumergen en cuerpo y alma en la piel de los agraciados cómicos; al hacerlo, ambos actores han logrado una excelente caracterización de cada uno de ellos al punto tal que agraciados por sus respectivos físicos y merced a un remarcable maquillaje dan la impresión de que los gloriosos cómicos han resucitado.
Baird trabajando con el guión de Jeff Pope comienza el relato con un breve prólogo que se desarrolla en Hollywood en 1937, donde la célebre pareja que se encuentra en la cima de su popularidad está lista para comenzar a rodar Way Out West; la reproducción del set de filmación con sus actores es sencillamente magnífica viendo a Hardy jugando con su corbatita en tanto que su compañero se hace notar con su cabello parado y el gracioso movimiento de sus ojos.
La acción se desplaza de inmediato a Inglaterra en 1953. El inexorable pasaje del tiempo con los años a cuesta se hace sentir para este tándem, sobre todo para Ollie quien obeso como lo ha sido siempre comienza a cojear un poco por los problemas que le causa una de sus rodillas. No encontrándose en las mejores condiciones financieras, la posibilidad del dúo de seguir haciendo películas resulta dificultosa en la medida que el estilo impuesto en sus años de gloria ahora ya no resulta tan efectivo. Es así que nuestros queridos comediantes se ven obligados a realizar una gira teatral en los escenarios de provincia de Gran Bretaña aplicando sus acostumbrados gags; en la medida que no hay suficiente publicidad de por medio, ellos realizan la promoción de sus presentaciones por sugerencia del empresario (Rufus Jones) que los ha contratado.
Entre otros aspectos, el relato destaca la presencia de las esposas del dúo; tanto Shirley Henderson como la deliciosa Lucille Hardy y Nina Arianda como la otrora y vanidosa artista rusa Ida Laurel, contribuyen a apoyar y proteger a sus respectivos cónyuges. Igualmente, el guión resalta algunos resentimientos mutuos de estos compinches debido a sucesos del pasado pero los atisbos de animosidad desaparecen bien pronto porque lo que predomina finalmente es el noble y profundo sentimiento de amistad y solidaridad que existe entre ellos; eso especialmente se evidencia en una emotiva escena cuando Ollie afectado del corazón no puede seguir actuando y Stan se resiste a hacerlo con un reemplazante.
En un relato realista no exento de nostalgia y con cierto dejo poético, queda como balance una comedia fina y divertida que destila considerable calidez gracias a la notable alquimia existente entre Coogan y Reilly animando a esta extraordinaria e inolvidable pareja de cómicos. Jorge Gutman