Los Her­ma­nos Sean Unidos

LOLA ET SES FRЀ­RES. Fran­cia, 2017. Un film de Jean-Paul Rouve

La diná­mi­ca fami­liar es enfo­ca­da en Lola et ses frè­res, una come­dia dra­má­ti­ca del rea­li­za­dor Jean-Paul Rou­ve en la cual tam­bién par­ti­ci­pa como actor.

Adop­tan­do el tono de un film coral, la tra­ma pro­pues­ta por Rou­ve en cola­bo­ra­ción con el nove­lis­ta David Foen­ki­nos pre­sen­ta a tres her­ma­nos adul­tos que no han logra­do gran comu­ni­ca­ción entre sí. Uno de ellos es Benoît, un opto­me­tris­ta que deci­de ini­ciar una nue­va vida con­yu­gal casán­do­se por ter­ce­ra vez; el otro her­mano es Pie­rre (José Gar­cía), un eje­cu­ti­vo de una empre­sa dedi­ca­da a la demo­li­ción de inmue­bles; el trío se com­ple­ta con Lola, una abo­ga­da espe­cia­li­za­da en divorcios.

Cada uno de estos her­ma­nos lle­va una vida sepa­ra­da lo que no impli­ca que estén dis­tan­cia­dos y a pesar de sus dife­ren­tes per­so­na­li­da­des y algu­nas ren­ci­llas o repro­ches que pue­den pro­du­cir­se entre ellos, siem­pre hay algu­na oca­sión para reu­nir­se; así un encuen­tro se pro­du­ce una vez al mes cuan­do los tres acu­den al cemen­te­rio para visi­tar la tum­ba de sus padres.

El rela­to se abre en tres his­to­rias sepa­ra­das pre­sen­tan­do las situa­cio­nes per­so­na­les por las que atra­vie­san cada uno de los her­ma­nos. Así se asis­te a las des­ven­tu­ras de Pie­rre, quien al pro­du­cir la demo­li­ción de un edi­fi­cio cau­san­do serios per­jui­cios a ter­ce­ros, pier­de su empleo y debe empe­zar el difí­cil pro­ce­so de con­se­guir uno nue­vo, sobre todo cuan­do no se es más joven. Por su par­te, Benoît se sor­pren­de cuan­do su recien­te joven espo­sa Sarah (Pau­li­ne Clé­ment) le comu­ni­ca que espe­ra un hijo; al ver el ros­tro de des­en­can­to de su mari­do se pro­du­ce la pri­me­ra fisu­ra matri­mo­nial. En cuan­to a Lola, ella des­cu­bre el gran amor de su vida en Zoher (Ramzy Bedia), un clien­te a quien le tra­mi­ta su divor­cio; sabien­do que él desea tener hijos, la feli­ci­dad de esta mujer lle­ga a empa­ñar­se al saber que físi­ca­men­te se encuen­tra impo­si­bi­li­ta­da de concebir..

Con un indu­da­ble afec­to y sen­si­bi­li­dad hacia sus per­so­na­jes, Rou­ve per­mi­te que en últi­ma ins­tan­cia el lazo fra­ter­nal per­mi­ta una comu­ni­ca­ción más fran­ca y abier­ta en momen­tos difí­ci­les para que median­te el mutuo apo­yo pue­dan solu­cio­nar los res­pec­ti­vos pro­ble­mas que les preocupan.

Den­tro del mar­co de un rela­to clá­si­co, don­de la san­gre no lle­ga al río, se asis­te a un film tierno y sen­si­ble, sazo­na­do con una muy bue­na dosis de humor brin­da­do por los efi­cien­tes diá­lo­gos del guión. A ello debe aña­dir­se la inob­je­ta­ble inter­pre­ta­ción del elen­co, en espe­cial la de José Gar­cía que en más de una oca­sión logra con­mo­ver. De este modo, el rea­li­za­dor siguien­do los con­se­jos del gau­cho Mar­tín Fie­rro de que “los her­ma­nos sean uni­dos” ha logra­do una come­dia que aun­que con­ven­cio­nal su visión resul­ta agra­da­ble. Jor­ge Gutman