FIGHTING WITH MY FAMILY. Estados Unidos, Gran Bretaña, 2017. Un film escrito y dirigido por Stephen Merchant
Con todos los elementos propios de las películas deportivas, Fighting With My Family es una agraciable comedia, en gran parte debido al tratamiento impreso por Stephen Merchant. El tema está basado en una historia verdadera que enfoca a la ex luchadora profesional de Gran Bretaña Saraya-Jade Bevis aunque el guión del realizador adopta ciertas licencias en este relato de ficción.
En líneas generales la lucha libre es un deporte muy especial donde cada jugador trata de derrotar a su adversario haciéndolo caer al suelo y manteniendo sus dos hombros fijos sobre el piso del ring de manera que le imposibilite moverse. Es precisamente esta actividad deportiva la que constituye la pasión de la familia Knight integrada por Ricky (Nick Frost), quien dirige la World Association of Wrestling (WAW) de Norwich (Inglaterra), su esposa Julia (Lena Headey) y sus hijos adultos Saraya (Florence Pugh) y Zak (Jack Lowden), además de un tercero que se encuentra en prisión.. Los ingresos de Ricky se complementan realizando actos de lucha en pequeños torneos para la gente local en tanto que Zak se encarga de efectuar clases de lucha y al igual que su hermana, su compañera de torneos, su sueño es poder algún día formar parte de la WWE (World Wrestling Entertainment), la importante empresa de lucha libre cuyos espectáculos de gran popularidad están basados en el entretenimiento.
Una gran ocasión se presenta para estos hermanos con la llegada de Hutch (Vince Vaughn), un promotor y entrenador de la WWE que procedente de Estados Unidos llega a Norwich para detectar nuevos talentos.. De los postulantes que participan la única persona en quedar seleccionada es Saraya que deberá viajar a Miami a fin de someterse a un intenso entrenamiento con la compañía. Sin embargo, el hecho de que su querido hermano no haya sido también elegido hace que la joven dude en aceptar el ofrecimiento; finalmente decidirá hacerlo considerando de que si llega a triunfar como luchadora eso ayudará a prestigiar al clan familiar.
El film que adopta el tono de comedia describe muy bien la trayectoria separada de estos dos hermanos tan unidos. Así queda claro que Zak deberá dejar de lado sus aspiraciones para seguir haciendo lo que realizaba hasta ese entonces, dedicando parte de su vida a Courtney (Hannah Rae), su pareja, y al bebé recién nacido. Por su parte, el guión se centra más en Saraya (que como luchadora adopta el nombre de Paige) relatando sus dificultades en adaptarse al severo entrenamiento de Hutch como así también enfrentarse con otras competidoras que sin haber sido adiestradas en el deporte, son jóvenes modelos de muy buena presencia que guardan distancia con Paige dejándola aislada.
Provisto de algunos insalvables clisés, el film conquista por el indudable afecto que Merchant siente por sus personajes muy bien delineados y mejor aún interpretados. Pugh transmite el brío y entusiasmo de una joven que proveniente de una humilde y unida familia está dispuesta a vencer su inseguridad y los escollos que encuentra para llegar a ser una super estrella de lucha libre. Lowden impresiona favorablemente como el joven que sin quererlo resiente a su hermana al no haber podido seguir su camino aunque esa inconsciente envidia es superada por el gran cariño que siente por ella. Vaughn da en la tecla como el duro aunque honeto entrenador que desconfiando al principio de Paige reconoce en última instancia su cualidad de excelente luchadora. Finalmente, el celebrado luchador profesional Dwayne Johnson interpretándose a sí mismo aporta en un cameo su presencia y simpatía brindándole a Paige la gran oportunidad en el torneo que decidirá su destino.
En suma, esta comedia de nobles sentimientos que a través del deporte transporta al espectador en un viaje más emocional que físico, es suficientemente entretenida para atraer al gran público, ya sea que guarde o no afinidad con la lucha libre. Jorge Gutman