RAMEN SHOP. Singapur-Japón-Francia, 2018. Un film de Eric Khoo
Quienes conocen la cultura de ciertos países asiáticos afirman que a través del arte culinario, su gente expresa el afecto que siente hacia sus semejantes. Precisamente este rasgo cultural expuesto en Ramen Shop lo prueba a través de una pequeña pero efectiva historia en donde el cine expresa en imágenes hasta qué punto la gastronomía puede llegar a elevar el espíritu de vida. Si bien esta comedia dramática no alcanza los niveles de Comer, Beber, Hombre, Mujer (1994) de Ang Lee sobre el mismo tema, de todos modos el público sabrá saborear la delicia ofrecida por el director singapurense Eric Khoo.
Para Masato (Takumi Saitoh), el experto chef de cocina de un restaurante de la ciudad de Takasaki donde su padre es el dueño, la cocina es parte de su vida y su especialidad es el ramen; se trata de una comida típicamente japonesa en el que se cuecen fideos en un caldo mezclado con diferentes guarniciones. Cuando su padre fallece, Masato que perdió a su madre nacida en Singapur cuando él era pequeño descubre una valija con fotos de la familia y un libro de notas dejadas por ella. Ese recuerdo y la nostalgia que lo embarga motivan a que emprenda un viaje a Singapur en procura de sus raíces a fin de encontrar la verdad sobre algunos oscuros episodios de su familia que permanecieron ocultos. Al llegar a Singapur, con la ayuda de Miki (Seiko Matsuda), un blogguer local, logra localizar a su tío (Mark Lee) quien a su vez, igualmente amante de la cocina, le enseñará los secretos de bak ku teh, una sopa de costillas de cerdo sazonada con especias, que es el plato de comida nacional de Singapur y que fue tan apreciado por su difunta madre.
A través de este viaje emocional Masato va redescubriendo su pasado, incluyendo el reencuentro con su abuela (Beatrice Chien), y al hacerlo va cerrando la grieta familiar logrando de este modo la reconciliación familiar; en tal sentido ese sentimiento igualmente se aplica entre Japón y Singapur donde en una visita que Masata realiza a una exposición se ilustra el triste período que vivió Singapur bajo la ocupación de Japón durante la Segunda Guerra.
Aunque el guión de Fong Cheng Tan y Kim Ho Wong bordea a veces un melodramático sentimentalismo, el realizador elude el obstáculo apelando a una narración sobria y solvente donde se evidencia el cariño que siente por sus personajes. Sin que haya interpretaciones excepcionales, el elenco se desempeña satisfactoriamente transmitiendo sinceridad a esta afectuosa historia gastronómica que reivindica los importantes valores de la familia. Jorge Gutman