GLORIA BELL. Estados Unidos-Chile, 2018. Un film escrito y dirigido por Sebastian Lelio.
Si bien no resulta extraño que el éxito de un buen film genere una nueva versión, lo que caracteriza a Gloria Bell es que el mismo director y guionista de la celebrada película chilena Gloria filmada en 2013 asumió la responsabilidad de un remake con un elenco y escenario diferente pero con el mismo nivel de calidad. En suma, Sebastián Lelio prueba una vez más de ser uno de los más importantes cineastas dentro del contexto internacional.
Demostrando su inclinación a auscultar la psicología femenina tal como lo ha hecho en la versión original de este film, Una Mujer Fantástica (2017) y Disobedience (2017), a través de la personalidad de su personaje principal resalta el empoderamiento de la mujer.
La actual Gloria apellidada Bell en la excelente interpretación de Julianne Moore, es una mujer que se aproxima a los 60 años viviendo en Los Ángeles; después de 12 años de su divorcio, sin haber tenido otra pareja durante ese lapso, trata de aprovechar lo máximo que la vida puede ofrecerle para evitar la soledad. Durante el día trabaja en una oficina, distrae su tiempo libre practicando yoga, asiste de vez en cuando a discotecas para bailar animadamente y alegra su corazón tarareando las canciones que va escuchando en la radio a medida que conduce su automóvil. En el ámbito familiar comparte momentos con sus hijos adultos, Peter (Michael Cera) y Anne (Caren Pistorius) y su nietito de escasos meses, sin transmitirles ninguna de sus preocupaciones que va sintiendo interiormente como el del inexorable pasaje del tiempo que se manifiesta cuando observa en el espejo cierto envejecimiento de su rostro o bien al comprobar que su visión comienza a resentirse.
La vida de Gloria cobra un inusual impulso cuando en una discoteca conoce a Arnold (John Turturro), un hombre de similar edad, tímido y apocado que se divorció hace un año y tiene dos hijos adultos. El romance no tarda en aflorar y como si se tratara de dos jóvenes adolescentes, ambos descubren la pasión amorosa que se consume con la intimidad sexual placenteramente compartida.
Sin embargo no tarda mucho tiempo en que Gloria detecte en Arnold su reticencia en presentarle a su familia mientras que ella es totalmente abierta a hacerle conocer a los suyos; eso va unido al comprobar la inseguridad y falta de carácter de su enamorado al estar demasiado pendiente de las necesidades financieras de sus dos hijos ‑que no trabajan- y la de su exmujer. La tensión se intensifica cuando ambos viajan a Las Vegas para pasar un romántico fin de semana y él adopta una inxcusable actitud que obliga a que Gloria tome una drástica decisión. De ninguna manera dispuesta a doblegarse o a sacrificar su independencia como mujer, esta experiencia sentimental le ha facilitado redescubrir su fortaleza interna y darse cuenta que con sus años dorados puede llegar a deslumbrar más que nunca
Aunque argumentalmente las situaciones planteadas son prácticamente un calco del film precedente, Lelio ofrece aquí una comedia dramática que se distingue por sus propios méritos aunque sin desechar el espíritu que anima a la versión original. Para ello tuvo el acertado criterio de haber escogido a Moore como protagonista quien al igual que Paulina García en la Gloria chilena, la actriz americana cautiva al haberse sometido en cuerpo y alma en la piel del personaje central. Del mismo modo es elogiable el trabajo de Turturro quien transmite plenamente la vulnerabilidad emocional de un individuo decididamente honesto pero sentimentalmente no confiable por su indecisión en entregarse por completo a su amada Gloria. El resto del elenco contribuye a brindar completa naturalidad en cada uno de los respectivos roles.
En esencia, esta agridulce y melancólica historia, además de un buen estudio de personalidad, reúne todos los ingredientes para ser apreciada por la universalidad de su tema, su acertada dirección y magnífica interpretación. Jorge Gutman