Pre­ser­van­do el Medio Ambiente

WOMAN AT WAR. Islan­dia-Fran­cia-Ucra­nia. Un film de Bene­dikt Erlingsson

Entre­mez­clan­do diver­sos géne­ros con acer­ta­do inge­nio, el direc­tor islan­dés Bene­dikt Erlings­son ofre­ce en Woman At War un film femi­nis­ta a la vez que eco­lo­gis­ta don­de pre­sen­ta a una mujer de edad media que adop­tan­do una doble iden­ti­dad, per­si­gue el loa­ble pro­pó­si­to de pre­ser­var el medio ambien­te. Habien­do sido estre­na­do en la Sema­na de la Crí­ti­ca del Fes­ti­val de Can­nes 2018, la pelí­cu­la con­quis­tó de inme­dia­to tan­to al públi­co como a los crí­ti­cos por haber con­ta­do una his­to­ria bri­llan­te­men­te entre­te­ni­da nutri­da de un pun­zan­te humor entre­mez­cla­do armo­nio­sa­men­te con un poco de dra­ma, sus­pen­so, acción y fan­ta­sio­so surrealismo.

Hall­dò­ra Geirhardsdòttir

La acción trans­cu­rre en Islan­dia don­de Halla (Hall­dò­ra Geirhards­dòt­tir) se desem­pe­ña en Reyk­ja­vik como una efi­cien­te direc­to­ra y pro­fe­so­ra de can­to; su cáli­da son­ri­sa des­mien­te por com­ple­to su acti­vi­dad para­le­la. Así, adop­tan­do la facha­da de una audaz ama­zó­ni­ca se vale de un arco y una fle­cha que la lan­za a un cable por deba­jo de unas líneas de alta ten­sión pro­du­cien­do un apa­gón de luz que afec­ta a la fábri­ca de alu­mi­nio que se encuen­tra en el otro extre­mo de la isla; ese acto es come­ti­do para evi­tar el daño que el fun­cio­na­mien­to de la usi­na cau­sa a los recur­sos natu­ra­les. Per­se­gui­da por la poli­cía en un heli­cóp­te­ro, ella logra esqui­var­la con la ayu­da de un pri­mo gran­je­ro (Jóhann Sigu­rðar­son); ya de regre­so a la capi­tal, como si nada hubie­ra pasa­do, reanu­da sus acti­vi­da­des docentes.

El guión del rea­li­za­dor escri­to con Ola­fur Egils­son va redo­blan­do el inte­rés del rela­to cuan­do esta resuel­ta acti­vis­ta que por lar­go tiem­po anhe­la adop­tar una cria­tu­ra se impo­ne que final­men­te hay una niña huér­fa­na aguar­dan­do en Ucra­nia y que por ella debe com­pe­tir con los deseos de su her­ma­na geme­la (inter­pre­ta­da igual­men­te por Geirhards­dòt­tir). ¿Qué acon­te­ce­rá de ahí en más? Si bien ese hecho defi­ne en cier­ta for­ma el sen­ti­do del film es mejor no reve­lar lo que acon­te­ce des­pués, excep­to anti­ci­par que su impre­vi­si­ble des­en­la­ce es suma­men­te sagaz y tan inte­li­gen­te como el res­to del relato.

Es intere­san­te des­ta­car la impor­tan­cia que adquie­re la músi­ca de David Thor Jons­son, don­de el com­po­si­tor y los ins­tru­men­tis­tas apa­re­cen por sí mis­mos en el rela­to a la mane­ra de un coro tea­tral con remi­nis­cen­cias de las obras de Ber­told Brecht.

La muy bue­na pues­ta escé­ni­ca de Erlings­son con los acer­ta­dos movi­mien­tos de cáma­ra que adop­ta, el inge­nio­so guión y la vibran­te actua­ción de Geirhads­dót­tir como la mujer com­ba­ti­va dis­pues­ta a luchar por la pre­ser­va­ción de la belle­za natu­ral de Islan­dia, con­tri­bu­yen a reco­men­dar sin reser­va algu­na este ori­gi­nal y atrac­ti­vo film. Jor­ge Gutman