DUMBO. Estados Unidos, 2019. Un film de Tim Burton
Continuando con la modalidad de efectuar nuevas versiones con actores en vivo basadas en exitosas películas de animación, Tim Burton se abocó a revivir Dumbo, el maravilloso film de Disney estrenado en 1941 que con solo 64 minutos contaba una muy humana historia. A pesar de las considerables expectativas generadas el film actual, que privilegia el esplendor visual dejando a su contenido en un distante segundo plano, decepciona al carecer de la ternura y la magia del original.
La acción transcurre en 1919, donde Max Medici (Danny DeVito) es dueño de un circo itinerante americano al que trata de mantener a flote procurando atraer la mayor cantidad de espectadores posible con la presentación de importantes números. Es ahí donde Holt Ferrier (Colin Farrell), un hombre viudo que ha regresado de la guerra habiendo perdido un brazo, junto con sus pequeños hijos Joe (Finley Hobbins) y Milly (Nico Parker) son reclutados por Max para ocuparse del pequeño elefante que acaba de nacer en el circo. Hasta aquí y siguiendo las alternativas de la historia original, el animalito que recibe el nombre de “Dumbo” siente enorme pena al ser separado de su madre y la misma se acrecienta al comprobar que es el hazmerreír de todo el mundo debido a sus enormes orejas; sin embargo, las mismas le permitirán volar al inhalar una pluma con su trompa asombrando a todo el mundo. En consecuencia, Dumbo se convierte en la gran sensación del circo para gran regocijo de Max que ve resurgir a su empresa.
Con el propósito de alargar la trama original, el guión de Ehren Kruge introduce nuevos personajes en los que se incluyen un inescrupuloso empresario (Michael Keaton) de un circo competidor con su trapecista (Eva Green) y un cínico banquero inversor (Alan Arkin). A pesar de las correctas actuaciones del elenco, donde quienes más se destacan son DeVito y Keaton, el interés de la narración va diluyéndose sin que se perciba la emoción y calidez del film original. Ciertamente hay algunos logrados momentos, sobre todo en las escenas finales, como así también ciertas instancias de certero humor, pero sin llegar a compensar la medianía de la historia propuesta.
Burton trata de esmerar su film dotándolo de imaginación visual, lujosos vestuarios y magníficos diseños de producción gracias al aporte de Rick Heinrichs; es muy probable que dichos elementos logren la adhesión de la población menuda; en cambio, el gran público apreciará una producción elegantemente espectacular pero escasamente conmovedora y a la postre insustancial. Jorge Gutman