SAUVER OU PÉRIR. Francia, 2018. Un film de Frédéric Tellier.
Pocas veces el cine ha abordado a los bomberos, esos seres anónimos que arriesgan su vida para salvar al prójimo necesitado que se encuentra en peligro de muerte y no únicamente en casos de incendio, sino también en accidentes de automóviles, o en circunstancias donde deben actuar de paramédicos atendiendo imprevistos intentos de suicidio. Es así que el realizador Fréderic Tellier.rinde un hermoso tributo a estos valientes trabajadores en Sauver ou périr, uno de los mejores dramas vistos en los últimos meses.
En los primeros 30 minutos de las dos horas de metraje se sale al encuentro de Franck Pasquier (Pierre Niney), un bombero de París que cumple sus funciones de manera irreprochable además de someterse diariamente al igual que sus camaradas a la severa disciplina e intensivo adiestramiento que podría asemejarse a la del sistema militar. El lema que rige a este cuerpo es el de “salvar o perecer” en el sentido que lo importante es salvar la vida del que peligra aunque pueda llegar a perder la suya. Detallando con precisión cada una de las rutinas que involucra esta profesión en la que prolifera el espíritu de grupo y solidaridad entre sus miembros, el guión del realizador escrito con David Oelhoffen aborda igualmente la vida personal de Franck quien está casado con su abnegada esposa Cécile (Anais Demouistier) y en donde la felicidad conyugal quedará completada con la inminente llegada de dos mellizas.
Después de haber sido distinguido por su devoción como jefe de la cuadrilla, la dicha de Franck se oscurece cuando un desgraciado accidente casi cobra su vida pero lo deja mutilado. Eso acontece cuando al producirse un devastador incendio en una fábrica ubicada al norte de París, él no hesita en penetrar al edificio para salvar a sus colegas, quedando gravemente quemado en varias partes de su cuerpo y sobre todo en su rostro. Después de varios días en coma y ocho semanas siguientes prácticamente inmóvil en el hospital que lo asiste, en el transcurso de los dos siguientes años experimenta 24 operaciones, permaneciendo bajo permanente atención médica.
A partir de allí el relato aborda el largo proceso que Franck atraviesa para poder recuperarse a una vida que no seguirá siendo la misma. La fragilidad física y emocional que atraviesa conducirá a que la relación matrimonial llegue a afectarse y que el vínculo con sus hijitas de hecho no exista.
Con extraordinario verismo y a través de una excepcional interpretación de Pierre Niney el film transmite los altibajos del protagonista en el intento de supera los coletazos traumáticos del accidente que se refleja fundamentalmente en su rostro. ¿Podrá adaptarse al medio social? ¿Cuáles son las posibilidades de poder reconquistar el amor de su mujer y conseguir que sus hijitas lo acepten como padre?
El mesurado y a la vez tenso relato de ningún modo manipula al espectador, lo que no implica que en forma completamente natural alguna lágrima pueda ser derramada frente al drama que envuelve a Franck y a los suyos.
Con una magnífica puesta escénica de Tellier y un guión excelentemente dotado de diálogos impagables, los valores del film se refuerzan por su valioso elenco. Además de los méritos destacados de Niney y la remarcable participación de Demoustier como su sufrida cónyuge es notable la participación de actores en roles secundarios: entre ellos se distinguen Chloé Stefani como la sensible y comprensiva enfermera del paciente, Sami Bouajila animando al médico que lo asiste y Vincent Rottiers como un colega y buen amigo de Franck.
En los créditos finales el director dedica este excelente film a su mujer y a su hija como así también a quienes frente a la adversidad encuentran la fuerza de recuperarse y comenzar nuevamente. Jorge Gutman