SIR. India-Francia, 2019. Un film escrito y dirigido por Rohena Gera
Un atípico film romántico entre dos personas de diferentes clases sociales es lo que la realizadora y guionista Rohena Gera ilustra en Sir.
Con completa sobriedad la directora ha manifestado que en India, su país natal, existe un verdadero racismo de clases que en parte se asemeja al de los Estados Unidos de la década del 50, con la sola diferencia que en principio esta injusticia imposible de superar es aceptada como norma. Ese aspecto lo vuelca en la historia que narra tomando como referencia a Ratna (Tillotama Shome), una joven viuda de humilde condición social viviendo en los suburbios de la conglomerada ciudad de Mumbai.
Esta chica trabaja como empleada doméstica en el confortable y amplio departamento de Ashwin (Vivek Gomber) ubicado en Mumbai. Este individuo, un aspirante novelista de excelente condición económica que vivió largo tiempo en Nueva York, al comenzar la acción está a punto de casarse cuando la boda se cancela a último momento; en consecuencia, se siente frustrado y vacío por su fracaso sentimental.
En función de lo que precede el corazón del relato se desarrolla en su mayor parte en la unidad habitacional de Ashwin, donde Ratna permanentemente está atenta a las necesidades de su empleador a quien se dirige llamándolo “Sir” (Señor). Asi, ella se siente a gusto porque Ashwin le permite disponer durante las horas libres para aprender el oficio de modista para que muy pronto pueda lograr en ese oficio una mayor independencia económica; por su parte, él está satisfecho del servicio que Ratna le provee y como reconocimiento le regala una máquina de coser.
A medida que el tiempo transcurre, Ashwin experimenta un sentimiento de natural atracción hacia Ratna, pero ella, aunque sabe que enfrenta a una persona de nobles intenciones, rechaza cualquier avance; internamente presiente que la rígida barrera de la diferencia de clase existente motivaría a que jamás fuese aceptada por el ciírculo social al que pertenece su patrón. Es así, que cuando él le pide que le llame por su nombre verdadero, su empleada no puede dar ese paso y continúa identificándolo de la manera habitual.
Lo que en otras manos este tema podría caer fácilmente en un teleteatro rosado o en los clásicos filmes románticos de Bollywood, aquí adquiere una dimensión diferente al tratar de mostrar con la máxima objetividad posible cómo dos personas que cohabitan pueden comunicarse frente a mundos diferentes separados por severas vallas segregacionistas. El desenlace de esta historia, sin ser complaciente, deja abierto una luz de esperanza.
Adoptando un perfil decididamente bajo, este sensible film logra llegar al espectador a través de la excelente descripción de sus personajes protagónicos. Con naturales interpretaciones se puede fácilmente empatizar con personajes tan bien enfocados. Resulta encantadora Shome volcando completa sinceridad a la chica que a pesar de una vida difícil se mantiene optimista y dispuesta a mejorar su condición económica aunque imposible de lograrlo a nivel social. Por su parte Gomber igualmente convence como un individuo capaz de sensibilizarse frente al candor y nobleza de su empleada. Finalmente cabe elogiar a Gera que en su primer largometraje de ficción abordó con gran madurez el delicado tema de las diferencias sociales en la India contemporánea. Jorge Gutman