Com­ple­ta­men­te Decente

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

INDE­CENT. Libro: Pau­la Vogel. Direc­ción: Lisa Rubin.  Elen­co: Ryan Bom­ma­ri­to, Cara Kris­man, Mark Uhre, Julia Juhas, Dov Mic­kel­son, Feli­cia Shul­man, Sam Stein con el acom­pa­ña­mien­to musi­cal de Gabriel Paquin-Buki (cla­ri­ne­te), Bri­git­te Dajc­zer (vio­lín) y Ser­giu Popa (acor­deón). Esce­no­gra­fía: Brian Dud­kie­wicz. Dise­ño del Ves­tua­rio: Loui­se Bou­rret. Ilu­mi­na­ción: Clau­de Acco­las. Coreo­gra­fía: Ray Hogg. Direc­ción Musi­cal: Nick Bur­gess. Dise­ño del Soni­do: Peter Balov. Pro­yec­ción: Video­Com­pany. Dura­ción: 1 hora y 45 mii­nu­tos sin entre­ac­to. Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 19 de mayo de 2019 en la sala prin­ci­pal del Segal Cen­tre (www.segalcentre.org)

Habien­do sido estre­na­da en 2015 en el Yale Reper­tory Thea­tre para lue­go ser trans­fe­ri­da a Broad­way en 2017 don­de ha obte­ni­do un cla­mo­ro­so éxi­to, aho­ra lle­gó a Mon­treal Inde­cent, la exce­len­te pie­za de Pau­la Vogel que por su ori­gi­nal osa­día impac­ta favo­ra­ble­men­te en la audien­cia que la contempla.

Mark Uhre, Julia Juhas y Cara Kris­man. (Foto: Andrée Lanthier)

La auto­ra se basa en la obra “El Dios de la Ven­gan­za” que el excep­cio­nal escri­tor pola­co Sho­lem Ash con­ci­bió en 1906, para narrar las vici­si­tu­des que esta pie­za expe­ri­men­tó a tra­vés del tiem­po. La tra­ma de la pie­za de Ash se cen­tra en una fami­lia judía don­de Yekel y su mujer Sarah mane­jan un bur­del en la plan­ta baja de su hogar; cuan­do su hija Rif­ke­le, cria­da con las máxi­mas vir­tu­des y pure­za, des­cu­bre la exis­ten­cia del pros­tí­bu­lo y se ena­mo­ra apa­sio­na­da­men­te de Man­ke, una de sus pupi­las, el roman­ce sáfi­co pro­du­ce esta­lli­dos en Yekel quien ade­más de cas­ti­gar a su hija, des­tru­ye la sagra­da Torah que tie­ne en sus manos.

Des­pués de que la pie­za de Ash fue mon­ta­da en su idio­ma ori­gi­nal idish en dife­ren­tes ciu­da­des de Euro­pa con gran suce­so, el gru­po de acto­res que la inter­pre­ta resuel­ve lle­var­la a Esta­dos Uni­dos para su pre­sen­ta­ción en inglés. Seis sema­nas des­pués de su estreno en Broad­way en 1923, la obra baja de car­tel cuan­do la poli­cía arres­ta al elen­co que la inter­pre­ta y a su pro­duc­tor por con­si­de­rar­la inde­cen­te e inmo­ral debi­do a la eró­ti­ca esce­na del beso les­biano de las dos muje­res. Eso no impi­dió que los valo­res de la pie­za siguie­ran sien­do apre­cia­dos en Euro­pa e inclu­so duran­te la Segun­da Gue­rra cuan­do en 1942, en un ges­to de afir­ma­ción artís­ti­ca, un gru­po de impro­vi­sa­dos acto­res la repre­sen­tó en un alti­llo del ghe­to de Lodz en Polonia.

El Elenco.(Foto: Andrée Lanthier)

Lisa Rubin ha rea­li­za­do una pues­ta escé­ni­ca mara­vi­llo­sa rati­fi­can­do sus con­di­cio­nes de excep­cio­nal direc­to­ra. Valién­do­se de un talen­to­so equi­po, inclu­yen­do a tres com­pe­ten­tes músi­cos que con­vier­ten a la obra en una suer­te de espec­tácu­lo músi­cal, Rubin sin ape­lar a sen­sa­cio­na­lis­mo alguno, logró con gran sobrie­dad e inten­sa pasión tea­tral extraer los dife­ren­tes temas sub­ya­cen­tes que Vogel refle­ja en su pie­za. En la mis­ma, cuyo títu­lo con­tra­ría su esen­cia, que­da refle­ja­da la homo­fo­bia, la cen­su­ra en la liber­tad de expre­sión como así tam­bién los valo­res pre­va­le­cien­tes en Esta­dos Uni­dos con rela­ción a la situa­ción de los judíos en un ambien­te de laten­te anti­se­mi­tis­mo impe­ran­te y de rece­los hacia la inmi­gra­ción europea.

En cuan­to al elen­co, el mis­mo se some­te de mane­ra irre­pro­cha­ble a las exi­gen­cias de la pie­za don­de muy a menu­do los acto­res van cam­bian­do de per­so­na­jes en una meta­mor­fo­sis que se pro­du­ce con máxi­ma natu­ra­li­dad y pro­fe­sio­na­lis­mo. Aten­dien­do a la mayor expo­si­ción que Vogel otor­ga a algu­nos de sus per­so­na­jes, se des­ta­ca la irre­pro­cha­ble carac­te­ri­za­ción logra­da por Ryan Bom­ma­ri­to como el direc­tor escé­ni­co y narra­dor de la pie­za; por su par­te, Cara Kris­man y Julia Juhas vuel­can inten­si­dad emo­cio­nal como las aman­tes de la his­to­ria; a su vez Mark Uhre da vida a Sho­lem Ash refle­jan­do su pro­gre­sión del entu­sias­ta joven de un comien­zo hacia un des­ilu­sio­na­do ser en su edad madura.

Los músi­cos ale­gran la pie­za con su muy bue­na eje­cu­ción de moti­vos de músi­ca klez­mer y de jazz, la coreo­gra­fía armo­ni­za estu­pen­da­men­te la dan­za con las can­cio­nes, el dise­ño esce­no­grá­fi­co se adap­ta muy bien a las cam­bian­tes esce­nas que tie­nen lugar duran­te el desa­rro­llo de la obra y la ilu­mi­na­ción crea el apro­pia­do cli­ma atmos­fé­ri­co reque­ri­do por la misma.

Con la pre­sen­ta­ción de esta poten­te pie­za que resal­ta la pure­za del amor más allá de cual­quier orien­ta­ción sexual, el Cen­tro Segal cul­mi­na otra gran tem­po­ra­da tea­tral con­fir­man­do que es una de las ins­ti­tu­cio­nes que más se preo­cu­pa por la rique­za cul­tu­ral de Montreal.