NOUS FINIRONS ENSEMBLE. Francia, 2019. Un film de Guillaume Canet
Este film es una secuela de Les petits mouchoirs (2010) donde el director Guillaume Canet describía a un grupo de amigos franceses de mediana edad pasando conjuntamente sus vacaciones en la casa de playa de Max (François Cluzet), dueño de un restaurant, y su señora Véronique (Valérie Bonneton). Esa reunión tenía como propósito ofrecer un retrato sobre la amistad y las diferentes peripecias atravesadas durante ese período de convivencia.
En esta ocasión Max, ahora divorciado de Véronique, se halla en la misma residencia veraniega ubicada en Cap-Ferret acompañado de Sabine (Clémentine Baert), su actual compañera. Él tiene el propósito de vender la casa al encontrarse seriamente endeudado como consecuencia de una desafortunada inversión. Preocupado como está y justo en el día que cumple 60 años, la barra de amigos, después de tres años de ausencia, llega sorpresivamente para agasajarlo; si bien en un principio Max completamente irritado no está dispuesto a recibirlos por ciertos resentimientos del pasado finalmente accede que le festejen su aniversario pero sin hacerles saber sobre su intención de venta de la propiedad ni de los problemas financieros que atraviesa.
A la manera de un film coral se asiste al encuentro de los personajes ya conocidos con anterioridad interactuando en escenas de breve duración. Entre estos amigos se encuentra Marie (Marion Cotillard) que sigue sintiendo la ausencia de la muerte de su marido Ludo (Jean Dujardin) y sin dispensar la atención necesaria que merece su hijito. Igualmente están presentes Vincent (Benoît Magimel), el amigo gay acompañado de su pareja de mayor edad (Mikaël Wattincourt), su ex esposa Isabelle (Pascale Arbillot), el exitoso actor Eric (Gilles Lellouche) y su asistente Antoine (Laurent Lafitte).
https://www.youtube.com/watch?v=jbJjq1Sp4Ao
Canet, igualmente responsable del guión escrito con Rodolphe Lauga, prefiere ofrecer algunas vueltas de giro a su film antes que indagar psicológicamente en los personajes. De este modo el relato se nutre de situaciones episódicas sin mayor relevancia alimentadas de triviales conversaciones y sin referencia alguna al contexto social en que transcurre la acción.
Con más de dos horas de metraje, esta secuela no depara mayores sorpresas sobre todo porque no existe un verdadero conflicto dramático que llegue a conmover. Su final es predecible en la medida que el título del film lo preanuncia. Aunque el film se deja ver por su competente elenco, lo cierto es que esta comedia dramática ratificando el valor de la amistad no llega a entusiasmar. Jorge Gutman