Intras­cen­den­te Visión de Cuba

CUBA MER­CI GRA­CIAS. Cana­dá, 2018. Un film escri­to y diri­gi­do por Alex B. Martin

La sinop­sis de Cuba Mer­ci Gra­cias crea expec­ta­ti­vas que dis­tan de con­cre­tar­se en la medi­da que este pri­mer film de Alex B Mar­tin se ase­me­ja más a una pelí­cu­la case­ra de limi­ta­do interés.

Ale­xa-Jean­ne Dubé y Marie-Emman­nue­lle Boileau

El ende­ble guión del rea­li­za­dor pro­vis­to de impro­vi­sa­dos diá­lo­gos se cen­tra en dos ami­gas, Manu (Marie-Emman­nue­lle Boi­leau) y Ale­xa (Ale­xa-Jean­ne Dubé), quie­nes pro­ve­nien­tes de Mon­treal lle­gan a La Haba­na para pasar sus vaca­cio­nes. De allí en más, ellas se com­por­tan de mane­ra simi­lar al que haría cual­quier turis­ta acom­pa­ña­do de un ami­go. Así se las con­tem­pla dis­fru­tan­do del sol rei­nan­te, la pla­ya, el mar, salien­do por las noches para tran­si­tar por las calles de la ciu­dad, efec­tuan­do paseos a lo lar­go del male­cón don­de escu­chan las can­cio­nes de un casual tro­va­dor, cele­bran­do el cum­plea­ños de una de ellas en una cena espe­cial y man­te­nien­do espo­rá­di­cas char­las con algu­nos de los residentes.

A pesar de su bre­ve dura­ción, el direc­tor dedi­ca con­si­de­ra­ble par­te del metra­je de 65 minu­tos fil­man­do a estos dos per­so­na­jes mien­tras se secan des­pués de una ducha en el lugar don­de se hos­pe­dan, depi­lán­do­se par­tes ínti­mas del cuer­po, impreg­nán­do­se de cre­ma para pro­te­ger­se del sol y char­lan­do tri­vial­men­te en dife­ren­tes momen­tos del día.

https://www.youtube.com/watch?v=7fuEVt8tl3c

Entre­tan­to, el espec­ta­dor aguar­da pacien­te­men­te que sur­ja algún comen­ta­rio jugo­so de las impre­sio­nes que como cana­dien­ses les cau­sa el queha­cer dia­rio de los cuba­nos así como la inter­re­la­ción que sur­ge con la gen­te local. Eso se pro­du­ce en dos bre­ví­si­mas esce­nas; en una de ellas, una mujer les dice que la ves­ti­men­ta de los hom­bres cuba­nos adquie­re un toque cada vez más feme­nino; en la otra, un cubano les acla­ra que sus com­pa­trio­tas son muy dife­ren­tes a los radi­ca­dos en Mia­mi quie­nes se des­en­vuel­ven en un medio don­de pre­do­mi­na la vio­len­cia y la pros­ti­tu­ción, cosa inexis­ten­te en la isla.

Más allá que Mar­tin haya que­ri­do refle­jar el sen­ti­mien­to de amis­tad entre dos almas geme­las a tra­vés de un via­je turís­ti­co, no hay con­flic­to dra­má­ti­co ni nota rele­van­te que pue­da extraer­se de este film de dis­cu­ti­ble estruc­tu­ra narra­ti­va; ade­más, el rela­to podría haber trans­cu­rri­do en cual­quier lugar del mun­do por­que en este caso es muy poco lo que pue­de extraer­se de la cul­tu­ra cuba­na a pesar de que la acción trans­cu­rre en La Haba­na. Por las razo­nes expues­tas, esta pelí­cu­la cuyo títu­lo agra­de­ce a Cuba resul­ta intras­cen­den­te y poco atrac­ti­va. Jor­ge Gutman