COLD CASE HAMMARSKJÖLD. Dinamarca-Noruega-Suecia-Bélgica, 2019. Un documental escrito y dirigido por Mads Brügger
En los últimos años se han visto documentales en que la realidad supera a la más imaginativa fantasía; sin duda, este film es uno de los más apasionantes en donde se vuelve a repetir esta situación. El director y periodista danés Mads Brügguer, se convierte en un émulo de Sherlock Holmes al tratar de dilucidar el gran enigma concerniente a la trágica muerte de Dag Hammarskjöld acaecida cuando ejercía el cargo de secretario general de la ONU.
El 18 de septiembre de 1961, en un viaje realizado por Hammarskjöld al Congo para negociar un alto el fuego entre los soldados de las Naciones Unidas y las tropas del estado secesionista de Katanga bajo el mando de Moïse Tshombe que contaba con el apoyo de Bélgica, el avión se estrelló cerca del aeropuerto de Ndola, en Rodesia del Norte (actual Zambia). Según el comunicado oficial la causa se debió a un error técnico del comandante de la nave. En el fatal accidente además del alto funcionario perecieron los restantes 15 pasajeros y el único cadáver no deshecho ha sido el suyo con la curiosidad de que en su cuello portaba una carta de juego ‑el as de espadas, conocido en el póker como el naipe de la muerte-. Lo curioso es que a pesar de que en el lugar de la tragedia algunos testigos percibieron a lo lejos unas luces extrañas provenientes de un segundo avión, las autoridades pertinentes no le adjudicaron importancia alguna.
Cabe aclarar, que Hammarskjöld era un hombre pacifista y como idealista evidenciaba su simpatía hacia la independencia de los países africanos colonizados por Europa; en tal sentido cualquier solución a la que pudiera haber llegado con Tshombe relacionado con El Congo habría resultado perjudicial para los intereses de la compañía minera belga que explotaba los recursos minerales de la zona; en ese accionar también podrían haber estado implicados tanto Gran Bretaña como la Unión Soviética.
Curiosamente, los rumores de que el deceso del alto funcionario distaba de ser casual lo manifestaría el ex presidente Truman cuando señaló que “Hammarskjöld estaba a punto de lograr algo cuando lo mataron”.
Lo que antecede contribuyó a que en 2011 el investigador sueco Göran Björkdahl comenzara a ocuparse del asunto porque su padre había sido un funcionario de la ONU quien al haber visitado el lugar del accidente sospechó que podía haber “gato encerrado”. Dos años más tarde, el director del documental y Björkdahl comenzaron a trabajar en equipo para poder concluir si hubo o no conspiración en la muerte del secretario general.
Con tal propósito estos dos detectives han viajado por toda Europa y África manteniendo numerosas entrevistas y revisando minuciosamente los archivos a los que pudieron tener acceso. Como si estuviesen abriendo la Caja de Pandora ‑ese mítico recipiente donde van surgiendo todos los males del mundo‑, obtienen ciertas claves; así llegan a imponerse que en la fatídica noche de 1961, el mercenario belga Jan van Risseghem piloteaba un avión que destruyó la nave en que viajaba Hammarskjöld.
Una información clave surge cuando estos sabuesos llegan a saber que la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, que fue el organismo oficial creado por el gobierno sudafricano con el propósito de lograr la justicia reparadora después del fin del Apartheid, hace mención de SAIMR (South African Institute for Marine Research). Este instituto integrado por 5000 empleados fue fundado y liderado por Keith Maxwell, un individuo que se hacía pasar por doctor administrando numerosas clínicas para empobrecidos negros de Sudáfrica.
Al no poder entrevistar al fallecido Maxwell y frente a una sucesión de pistas donde las declaraciones de ciertos entrevistados contradecían abiertamente a la de otros, estos dos rastreadores de la verdad logran contactar a Alexander Jones quien había sido un importante miembro del SAIMR. Sus declaraciones ‑que tienen visos de absoluta verosimilitud- causan escalofríos al ir revelando las criminales acciones del instituto donde Maxwell entrenaba a esbirros a fin de efectuar una limpieza étnica de la mayoría negra de Sudáfrica. Como si se estuviese leyendo alguna de las novelas de ficción de John Le Carré, lo que Jones manifiesta demuestra hasta qué punto puede llegar el odio de militantes supremacistas blancos. Lo que sigue es estremecedor en la medida que al continuar su exposición Jones efectúa revelaciones sobre cómo se produjo la expansión del virus del SIDA en África.
Brügger ha logrado un documental absorbente, inquietante y provocativo que aunque no llega a determinar fehacientemente quiénes estuvieron implicados detrás del asesinato de Hammarskjöld, sin habérselo propuesto, el giro de su minuciosa investigación le ha permitido obtener información de crímenes aún más siniestros que avergüenzan a la humanidad.
Al terminar la proyección, quien escribe este comentario no puede ocultar el profundo sentimiento de pena que le envuelve al comprobar cuánta sabiduría encierra la letra del tango Cambalache de Enrique Santos Discépolo compuesto en 1934 al señalar “que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil también”. ¿Es necesario agregar que este film es de visión imprescindible? Jorge Gutman