Feliz Retorno de Eddie Murphy

DOLE­MI­TE IS MY NAME. Esta­dos Uni­dos, 2019. Un film de Craig Brewer

Des­pués de algu­nos años de estar ausen­te de la pan­ta­lla el popu­lar actor Eddie Murphy retor­na para brin­dar a su públi­co una remar­ca­ble actua­ción ‑pro­ba­ble­men­te la más impor­tan­te de su carre­ra pro­fe­sio­nal- ani­man­do al can­tan­te, actor, ani­ma­dor y pro­duc­tor Rudy Ray Moore.

Eddie Murphy

Si bien el direc­tor Craig Bre­wer enfo­có al artis­ta a tra­vés de un rela­to bio­grá­fi­co con­ven­cio­nal, lo des­ta­ca­ble es que el con­te­ni­do audaz de las can­cio­nes del can­tan­te y las carac­te­rís­ti­cas pecu­lia­res adop­ta­das en su actua­ción públi­ca, des­pier­tan entu­sias­mo en el públi­co que lo contempla.

El film que comien­za en Los Ánge­les en los años 70 enfo­ca a Moo­re (Murphy), emplea­do en una dis­que­ría, quien tra­ta de abrir­se paso en el mun­do de la come­dia como cómi­co stand up; sin embar­go, su humor ruti­na­rio y sus can­cio­nes no encuen­tran eco por par­te del públi­co asis­ten­te al club noc­turno don­de actúa Empe­ño­so en bus­car una sali­da a su frus­tra­ción, encuen­tra la luz que lo ilu­mi­na en un vaga­bun­do calle­je­ro (Ron Cephas Jones) que se dedi­ca como rape­ro a ento­nar rimas basa­das en chis­tes soe­ces; en con­se­cuen­cia, con gra­ba­dor de por medio, Moo­re se apro­pia de ese mate­rial y más segu­ro en sí mis­mo deci­de pro­bar­lo en sus actua­cio­nes públi­cas. Adop­tan­do la per­so­na­li­dad de un pro­xe­ne­ta lla­ma­do “Dole­mi­te”, se con­vier­te en un exce­len­te rape­ro don­de a tra­vés de sus rimas de máxi­ma vul­ga­ri­dad y mar­ca­do con­te­ni­do sexual logra que su audien­cia afro­ame­ri­ca­na se divier­ta a más no poder. Vis­ta la posi­ti­va reac­ción obte­ni­da, su paso siguien­te con­sis­te en gra­bar su pro­pio álbum y al con­ci­tar el inte­rés de los pro­duc­to­res comien­za a tran­si­tar el camino que podrá con­du­cir­lo al estrellato.

Con la ambi­ción de que­rer triun­far más allá de los con­fi­nes de Los Ánge­les, Moo­re deci­de fil­mar la pelí­cu­la Dole­mi­te sobre un guión por él con­ce­bi­do; sabien­do que por su con­te­ni­do blas­fe­mo nin­gún estu­dio de cine acep­ta­rá finan­ciar el pro­yec­to, se val­drá de sus aho­rros para con­cre­tar su pro­pó­si­to. Para ello logra la cola­bo­ra­ción de D’Ur­vi­lle Mar­tin (Wes­ley Sni­pes) un cono­ci­do actor, quien será el direc­tor del film ade­más de uno de sus intérpretes.

El inge­nio­so guión de Scott Ale­xan­der y Larry Karas­zews­ki no esca­ti­ma recur­so alguno para ilus­trar las dife­ren­tes vici­si­tu­des que se pro­du­cen duran­te la fil­ma­ción don­de la tor­pe actua­ción de un elen­co poco pro­fe­sio­nal inte­gra­do por los ami­gos de Rudy y los tro­pie­zos que acon­te­cen duran­te el roda­je, cau­san algu­nas de las esce­nas más deli­ran­tes y joco­sas del film de Bre­wer. Cuan­do Dole­mi­te final­men­te se estre­na en 1975 con Moo­re como pro­ta­go­nis­ta, esta his­to­ria de blax­ploi­ta­tion (cine de explo­ta­ción negra) con diá­lo­gos pla­ga­dos de insul­tos obs­ce­nos, logra un éxi­to inusi­ta­do de bole­te­ría a pesar de los adver­sos comen­ta­rios crí­ti­cos; eso demues­tra que cuan­do el públi­co logra conec­tar­se con lo que está con­tem­plan­do en pan­ta­lla poco le impor­ta la opi­nión de la crítica.

Eddie Murphy encan­ta y des­lum­bra des­ple­gan­do una gran ener­gía al asu­mir los ges­tos de este sin­gu­lar per­so­na­je que a pesar de su ordi­na­riez trans­mi­te con­si­de­ra­ble afec­to. Ade­más del exce­len­te cómi­co, en el elen­co se des­ta­ca Da’­Vi­ne Joy Ran­dolph carac­te­ri­zan­do a una ex can­tan­te que gra­cias al apo­yo ofre­ci­do por Rudy, le per­mi­te desa­rro­llar su poten­cial de bue­na come­dian­te ade­más de ser su mejor confidente.

Recrean­do el uni­ver­so de Moo­re, Bre­wer logra una ágil y vital come­dia per­mi­tien­do que el espec­ta­dor la cele­bre con hol­gu­ra por espa­cio de dos horas. Jor­ge Gutman