La Lucha por la Libertad

HARRIET. Esta­dos Uni­dos, 2019. Un film de Kasi Lemmons

La escla­vi­tud de los afro­ame­ri­ca­nos ha sido tema de nume­ro­sas pelí­cu­las. Aquí, una vez más lo abor­da la rea­li­za­do­ra Kasy Lem­mons des­ta­can­do la estoi­ci­dad y valor de Harriet Tub­man, extra­or­di­na­ria líder abo­li­cio­nis­ta de un movi­mien­to ten­dien­te a eli­mi­nar el sojuz­ga­mien­to de la gen­te de raza negra con­si­de­ra­da pro­pie­dad de los pode­ro­sos escla­vis­tas blancos.

Cynthia Eri­vo

El guión de Gre­gory Allen Howard y de la direc­to­ra comien­za en 1849 ubi­can­do la acción en el esta­do de Mary­land don­de Minty (Cynthia Eri­vo), naci­da como Ara­min­ta Ross, es una de las nume­ro­sas escla­vas en la plan­ta­ción de Edward Bro­dess (Michael Marun­de), al igual que sus her­ma­nas y su madre (Vanes­sa Bell Callo­way). Estan­do casa­da con John (Zac­kary Momoh), quien goza de liber­tad, ambos le piden a Bro­dess que tan­to ella como el res­to de su fami­lia que­den libres; ese pedi­do se encuen­tra jus­ti­fi­ca­do por un docu­men­to legal que John con­si­guió don­de cons­ta que el bisa­bue­lo de Bro­dess había dis­pues­to en su tes­ta­men­to la libe­ra­ción de Minty y su fami­lia. Como res­pues­ta a la peti­ción, el des­pia­da­do escla­vis­ta des­tru­ye esa docu­men­ta­ción agre­gan­do que nada habrá de cam­biar y en con­se­cuen­cia Minty segui­rá sien­do su escla­va. Fren­te a esa res­pues­ta y en la medi­da que Minty se ente­ra que su amo tie­ne la inten­ción de ven­der­la, cobra en ella un impul­so de rebel­día que la lle­va a huir del lugar ini­cian­do un lar­go via­je hacia el nor­te en pro­cu­ra de la tan ansia­da libertad.

Esta pri­me­ra par­te del film carac­te­ri­za­da por la per­se­cu­ción de la cual la fugi­ti­va es obje­to por par­te de Gideon (Joe Alwyn), el hijo de Bro­dess, y los nume­ro­sos obs­tácu­los que debe supe­rar para no ser atra­pa­da está muy bien fil­ma­da ade­más de lograr un ade­cua­do sus­pen­so. El rela­to adquie­re mayor vigor cuan­do des­pués de una tra­ve­sía a pie de 100 millas ella logra lle­gar a Fila­del­fia, en el esta­do de Pen­sil­va­nia don­de no impe­ra la escla­vi­tud. Allí cono­ce a William Still (Les­lie Odom Jr.), un hom­bre negro de gran cora­zón quien le pres­ta su ayu­da y la intro­du­ce a Marie Bucha­nan (Jane­lle Monáe); esta mujer negra que nun­ca vivió la expe­rien­cia de ser escla­va le pro­cu­ra un empleo como tra­ba­ja­do­ra domés­ti­ca, le sumi­nis­tra un fal­so docu­men­to de iden­ti­dad indi­cán­do­le la for­ma en que debe actuar para adqui­rir la apa­rien­cia de una mujer libre y ade­más le ense­ña a mane­jar un arma.

A pesar de ser libre Minty — que a par­tir de enton­ces cam­bia su nom­bre por el de Harriet Tub­man- no se con­ten­ta sola­men­te con haber reco­bra­do su liber­tad sino que tam­bién la quie­re para los suyos. Para cum­plir su pro­pó­si­to y res­ca­tar tam­bién a otros afro­ame­ri­ca­nos escla­vi­za­dos deci­de efec­tuar el camino de retorno hacia la plan­ta­ción con­tan­do con el apo­yo de doce­nas de abolicionistas.

La tena­ci­dad demos­tra­da por esta mujer per­mi­te que sea intro­du­ci­da a una red clan­des­ti­na anti­es­cla­vis­ta cono­ci­da con el nom­bre de Under­ground Rail­road (ferro­ca­rril sub­te­rrá­neo) cuyo obje­ti­vo con­sis­te en ofre­cer refu­gio segu­ro a los escla­vos de los esta­dos sureños.

Cuan­do una ley del Con­gre­so de 1850 san­cio­na el Fugi­ti­ve Sla­ve Act (Ley de Escla­vos Fugi­ti­vos) de 1850 aumen­tan­do las penas para los escla­vos que fue­sen cap­tu­ra­dos aun­que lo hayan sido en los esta­dos no escla­vis­tas, Harriet debe supe­rar el desa­fío con­du­cien­do a los escla­vos a tra­vés de un reco­rri­do de 500 millas hacia Cana­dá don­de la escla­vi­tud ha sido abolida.

Así, esta excep­cio­nal mujer median­te más de una dece­na de misio­nes efec­tua­das logró libe­rar apro­xi­ma­da­men­te 70 escla­vos y tras la gue­rra de sece­sión luchó deno­da­da­men­te para con­se­guir el sufra­gio femenino.

Con un muy buen guión y una remar­ca­ble direc­ción, Lem­mons ha rea­li­za­do un épi­co y emo­ti­vo dra­ma retra­tan­do a una mujer excep­cio­nal que ha sido capaz de mover mon­ta­ñas; en tal sen­ti­do, si ella hubie­ra exis­ti­do hoy día sin duda algu­na habría sido la insu­pe­ra­ble repre­sen­tan­te del #metoo.

Final­men­te cabe admi­rar la esplén­di­da inter­pre­ta­ción logra­da por la actriz bri­tá­ni­ca Eri­vo quien trans­mi­te con máxi­ma inten­si­dad la valen­tía, deter­mi­na­ción y gene­ro­si­dad del per­so­na­je pro­ta­gó­ni­co que arries­gó su vida en pos del dere­cho inalie­na­ble del géne­ro humano como lo es el de su liber­tad. Jor­ge Gutman