Fil­mes Vis­tos en Cinemania

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí la eva­lua­ción de ocho de los fil­mes pre­sen­ta­dos en este fes­ti­val que con­clu­ye el domingo.

UNE INTI­ME CON­VIC­TION (Fran­cia)

UNE INTI­ME CONVICTION

En su ópe­ra pri­ma Antoi­ne Raim­bault abor­da un sóli­do dra­ma judi­cial sobre una mis­te­rio­sa des­apa­ri­ción que en su momen­to tuvo en Fran­cia amplia reper­cu­sión. El guión del rea­li­za­dor e Isa­be­lle Lazard está basa­do en un hecho verí­di­co enfo­can­do a Jac­ques Viguier (Lau­rent Lucas), este pres­ti­gio­so abo­ga­do de Tou­lou­se y padre de tres hijos, en 2000 fue dete­ni­do y acu­sa­do de haber mata­do a su espo­sa Suzan­ne; como úni­co dato se supo que ella dejó su domi­ci­lio el 27 de febre­ro de ese año sin lle­var nada con­si­go y que des­de enton­ces nadie la vol­vió a ver. Sin haber­se halla­do el cuer­po de la mujer y sin evi­den­cia con­cre­ta de que su mari­do la hubie­ra ase­si­na­do, él que­dó exo­ne­ra­do de cul­pa y cargo.

Una déca­da des­pués el caso se reabre debi­do a la pre­sión ejer­ci­da por Oli­vier Duran­det (Phi­lip­pe Uchan), el aman­te de Suzan­ne adu­cien­do la cul­pa­bi­li­dad de Viguier. Como con­se­cuen­cia de ello, Nora (Mari­na Foïs), una madre mono­pa­ren­tal cuyo hiji­to reci­be tuto­ría de la hija mayor (Aman­de Bou­lan­ger) del acu­sa­do, con­ven­ci­da de su ino­cen­cia y teme­ro­sa de que pue­da pro­du­cir­se un gra­ve error judi­cial recu­rre al pres­ti­gio­so abo­ga­do pena­lis­ta Éric Dupond Moret­ti (Oli­vier Gour­met) para que tome a su car­go la defen­sa de Viguier.

Tan­to los pre­pa­ra­ti­vos pre­vios a la ini­cia­ción del deba­te, como el desa­rro­llo del jui­cio con la pre­sen­ta­ción de diver­sos tes­ti­gos gene­ran un muy buen thri­ller gra­cias a la diná­mi­ca acción que el rea­li­za­dor impri­me al rela­to como así tam­bién al muy buen mon­ta­je logra­do por Jean-Bap­tis­te Beau­doin. A ello se agre­ga la con­vin­cen­te actua­ción de Foïs cuyo per­so­na­je demues­tra un apa­sio­na­mien­to inusi­ta­do para que el acu­sa­do vuel­va a ser exo­ne­ra­do, como así tam­bién se dis­tin­gue la par­ti­ci­pa­ción de Gour­met, quien, antes de que se conoz­ca el vere­dic­to del jura­do, bre­ga para que sus inte­gran­tes actúen con ínti­ma con­vic­ción al tener en cuen­ta que sería un abor­to de la jus­ti­cia con­de­nar a una per­so­na cuan­do pue­da exis­tir la duda sobre su culpabilidad.

PAPI­CHA (Fran­cia-Arge­lia-Bél­gi­ca-Qatar)

PAPI­CHA

Una de las más apre­cia­das pelí­cu­las del fes­ti­val de Can­nes de este año ha sido esta come­dia dra­má­ti­ca don­de la rea­li­za­do­ra Mou­nia Med­dour evi­den­cia un nota­ble nivel de madu­rez para rela­tar una his­to­ria que trans­cu­rre en Arge­lia en la déca­da del 90 cuan­do el país se encon­tra­ba en gue­rra civil y el isla­mis­mo fun­da­men­ta­lis­ta limi­ta­ba la liber­tad feme­ni­na. La direc­to­ra arge­li­na cuya bue­na par­te de su infan­cia y ado­les­cen­cia trans­cu­rrió en su país natal deci­dió emi­grar a Fran­cia y es así que en este film ins­pi­ra­do en even­tos reales trans­mi­te su expe­rien­cia median­te un rela­to de fic­ción basa­do en el guión pre­pa­ra­do por ella y Fadet­te Drouard.

En el mar­co de la épo­ca y medio social con­ser­va­dor impe­ran­te la tra­ma pre­sen­ta a Nedj­ma (Lyna Khou­dri), una estu­dian­te en resi­den­cia en la uni­ver­si­dad de Argel que a pesar del con­flic­to civil que infec­ta al país pro­si­gue su vida nor­mal; ella, que ade­más es dise­ña­do­ra de modas y cos­tu­re­ra, con su mejor ami­ga Was­si­la (Shri­ne Bou­te­la) logran esca­bu­llir­se en las horas noc­tur­nas para pasar­las en las dis­co­te­cas y apro­ve­char los baños de las mis­mas para ven­der ves­ti­dos que obvia­men­te con­tra­di­cen los típi­cos atuen­dos de las muje­res musul­ma­nas. El nudo dra­má­ti­co del film se pro­du­ce cuan­do Nedj­ma deci­de orga­ni­zar un des­fi­le de modas en la facul­tad que sin duda enar­de­ce­rá a los inte­gris­tas musulmanes.

Cier­ta­men­te no es éste el pri­mer film que con­si­de­ra el tema de la lucha por la liber­tad y eman­ci­pa­ción de la mujer. Pero lo que lo des­ta­ca es el caris­ma y brío que Khou­dri vier­te en el per­so­na­je pro­ta­gó­ni­co per­mi­tien­do que el públi­co logre una total iden­ti­fi­ca­ción con el mis­mo. Esta pelí­cu­la que home­na­jea a la mujer per­se­ve­ran­te fren­te a todo tipo de adver­si­dad no ha sido exhi­bi­da en Arge­lia y lo más para­dó­ji­co es que es la can­di­da­ta ofi­cial para con­cur­sar al Oscar de la mejor pelí­cu­la extran­je­ra. Huel­ga decir que Med­dour impre­sio­na en su ópe­ra pri­ma que sin duda cons­ti­tu­ye un muy buen ante­ce­den­te para sus futu­ros trabajos.

LOLA VERS LA MER (Bél­gi­ca-Fran­cia)

LOLA VERS LA MER

Una bue­na ilus­tra­ción de una joven tran­se­xual en los albo­res de comen­zar una nue­va vida como mujer es lo que se apre­cia en este sóli­do dra­ma escri­to y diri­gi­do por Lau­rent Micheli.

Si bien el cine ha tra­ta­do este tópi­co en varias oca­sio­nes, sobre todo en Una Mujer Fan­tá­sit­ca (2017) de Sebas­tián Lelio, el tra­ta­mien­to aquí adquie­re un tono dife­ren­te aun­que el deno­mi­na­dor común del recha­zo y la no acep­ta­ción de ser como uno es pre­do­mi­na en la his­to­ria planteada.

Lola (Mya Bollaers) es una joven de 18 años que ha esta­do ale­ja­da de su fami­lia, por­que su padre (Benoît Magi­mel) no podía con­sen­tir que su hijo Lio­nel adop­ta­ra un com­por­ta­mien­to feme­nino. Estan­do en la eta­pa final de la ope­ra­ción que habrá de con­ver­tir­la com­ple­ta­men­te en mujer reci­be la noti­cia de la muer­te de su que­ri­da madre. Des­de el pri­mer reen­cuen­tro con su pro­ge­ni­tor, des­pués de 2 años de no haber­se vis­to ni habla­do, se apre­cia el pro­fun­do des­pre­cio que él sien­te por ella, acti­tud que ella retri­bu­ye del mis­mo modo. Con todo él ter­mi­na acce­dien­do para que jun­tos reali­cen un via­je hacia un bal­nea­rio bel­ga para cum­plir con el deseo de la difun­ta en espar­cir las ceni­zas en el mar.

A tra­vés del reco­rri­do sur­gi­rán los resen­ti­mien­tos, rece­los y la fran­ca ene­mis­tad que ani­ma a ambos en don­de el padre se ente­ra que duran­te el perío­do en que Lola estu­vo ausen­te de su hogar, su madre com­pren­si­va y cari­ño­sa solía visi­tar­la y ayu­dar­le finan­cie­ra­men­te a fin de que pudie­ra con­cre­tar la operación.

La enver­ga­du­ra del rela­to des­can­sa en la logra­da diná­mi­ca que se esta­ble­ce entre ambos per­so­na­jes don­de por un lado se encuen­tra el padre que no pue­de acep­tar que su hijo ya no lo sea y por el otro la de una per­so­na que duran­te toda su vida se iden­ti­fi­có como mujer y por lo tan­to no pue­de evi­tar la amar­gu­ra que la inva­de por el recha­zo de su progenitor.

Bollaers, que en la vida real es igual­men­te tran­se­xual, rea­li­za una muy bue­na carac­te­ri­za­ción de su per­so­na­je como la sufri­da chi­ca que final­men­te ha encon­tra­do el ver­da­de­ro camino adop­tan­do su nue­va per­so­na­li­dad, en tan­to que Magi­mel igual­men­te con­ven­ce como la per­so­na no pre­pa­ra­da para actuar como buen padre y acep­tar la femi­nei­dad de su hija.

ROU­BAIX, UNE LUMIĖ­RE (Fran­cia)

ROU­BAIX, UNE LUMIĖRE

Un pano­ra­ma tétri­co y des­hu­ma­ni­za­dor es lo que se apre­cia en este dra­ma poli­cial del pres­ti­gio­so rea­li­za­dor galo Arnaud Des­ple­chin, cuya acción se desa­rro­lla en su ciu­dad natal de Rou­baix, ubi­ca­da al nor­des­te de Francia.

En ese esce­na­rio don­de casi la mitad de su pobla­ción de 100 mil habi­tan­tes vive por deba­jo de los lími­tes de pobre­za, el comi­sa­rio Daoud (Roschdy Zem) se desem­pe­ña des­de lar­go tiem­po bata­llan­do el deli­to exis­ten­te como con­se­cuen­cia de la mise­ria impe­ran­te. De natu­ra­le­za retraí­da y soli­ta­ria aun­que de nobles sen­ti­mien­tos él cono­ce todos los por­me­no­res que en mate­ria delic­ti­va azo­tan al lugar. Aho­ra cuen­ta con la cola­bo­ra­ción de Louis Cote­re­lle (Antoi­ne Rei­nartz), un joven detec­ti­ve recien­te­men­te diplo­ma­do que mucho habrá de apren­der de su superior.

Esta pre­sen­ta­ción que abar­ca casi la mitad del metra­je es pun­ti­llo­sa­men­te ilus­tra­da y a modo de un buen docu­men­tal, agra­cia­do por la exce­len­te foto­gra­fía de Iri­na Lubt­chansky, cons­ti­tu­ye lo mejor del film.

El orden natu­ral se alte­ra en la vís­pe­ra de Navi­dad, cuan­do se pro­du­ce el ase­si­na­to de una mujer ancia­na en su domi­ci­lio ubi­ca­do en un calle­jón don­de en días pre­vios se había pro­du­ci­do un incen­dio. En ese vecin­da­rio viven dos muje­res, Clau­de (Léa Sey­doux) y su ami­ga Marie (Sara Fores­tier), en el que el olfa­to de Daoud le hace pre­su­mir que ellas tie­nen algu­na vin­cu­la­ción con el cri­men per­pe­tra­do. De allí en más el rela­to basa­do en el guión del rea­li­za­dor y Lea Mysius, se cen­tra en el minu­cio­so inte­rro­ga­to­rio efec­tua­do a ambas muje­res, en for­ma sepa­ra­da, con ver­sio­nes que difieren.

Los ele­men­tos con­cu­rren­tes se pres­tan para el desa­rro­llo de un intere­san­te thri­ller. Lo que suce­de es que el cues­tio­na­mien­to poli­cial con la con­si­guien­te pre­sión psi­co­ló­gi­ca ejer­ci­da en las jóve­nes, es rea­li­za­do en nume­ro­sas opor­tu­ni­da­des y esas varia­cio­nes repe­ti­ti­vas ale­tar­gan la expo­si­ción; ade­más, la con­fron­ta­ción final entre las sos­pe­cho­sas no logra crear la nece­sa­ria ten­sión que se requie­re en este tipo de rela­tos, afec­tan­do su ritmo.

A su favor, el film se des­ta­ca por la bue­na des­crip­ción del ambien­te social des­ta­can­do la noble misión que rea­li­zan los ser­vi­do­res del orden públi­co así como la meri­to­ria actua­ción de sus intérpretes.

REVE­NIR (Fran­cia)

REVE­NIR

Éste es otro de los satis­fac­to­rios títu­los pro­gra­ma­dos por Cine­ma­nia; habien­do sido pre­sen­ta­do en una de las sec­cio­nes del últi­mo fes­ti­val de Vene­cia ha obte­ni­do el pre­mio al mejor guión escri­to por su rea­li­za­do­ra Jes­si­ca Palud jun­to con Phi­lip­pe Lio­ret y Diastème.

En for­ma con­ci­sa, la direc­to­ra ha sabi­do expo­ner un muy buen dra­ma rural adop­tan­do un bajo per­fil y per­mi­tien­do que a lo lar­go de su desa­rro­llo las emo­cio­nes vayan sur­gien­do en for­ma natu­ral, evi­tan­do cual­quier tipo de arti­fi­cio sen­ti­men­tal. Basa­do en una nove­la de Ser­ge Jon­co­ur, la his­to­ria cen­tral res­pon­de a su titu­lo, el regre­so al hogar de un joven des­pués de 12 años de ausencia.

Tho­mas (Niels Sch­nei­der) que había deja­do a los suyos para vivir en Mon­treal, vuel­ve a la región de Drȏ­me (al sur­es­te de Fran­cia) don­de se encuen­tra la gran­ja gana­de­ra explo­ta­da por sus padres. La razón de su retorno es debi­da a la gra­ve enfer­me­dad ter­mi­nal de su madre Cathe­ri­ne (Hélè­ne Vin­cent) quien se encuen­tra hos­pi­ta­li­za­da; allí se reen­cuen­tra con su depri­mi­do padre Michel (Patrick d’As­su­mçao) quien lo reci­be con un indi­si­mu­la­do ges­to de inco­mo­di­dad que aun­que no se expli­ci­te cla­ra­men­te el moti­vo del mis­mo pue­de ser infe­ri­do por el espectador.

En tan­to en este tran­si­to­rio via­je lle­ga a cono­cer a Mona (Adè­le Exar­cho­pou­los), la viu­da de su her­mano menor Michel, y su hiji­to Alex (Roman Cous­tè­re-Hachez); es con él don­de Tho­mas sabe ganar­se su sim­pa­tía y afec­to al obrar como padre sustituto.

Gra­dual­men­te Tho­mas se va impo­nien­do sobre la cau­sa que moti­vó la muer­te de su her­mano y la vin­cu­la­ción con la situa­ción finan­cie­ra­men­te nega­ti­va de la explo­ta­ción de la gran­ja, todo ello uni­do al dra­ma actual de lo que acon­te­ce a su madre.

En esen­cia, se tra­ta de un film ínti­mo y sin­ce­ro que lle­ga a tras­cen­der al lograr una impor­tan­te cone­xión entre los bien des­crip­tos per­so­na­jes y el públi­co. Eso es debi­do a la sen­si­bi­li­dad de Palud en haber tras­la­da­do feliz­men­te el libro ori­gi­nal y a su buen elen­co en el que sobre­sa­le Sch­nei­der; el joven actor demues­tra ple­na con­fi­den­cia en un rol don­de sus sen­ti­mien­tos los expre­sa más inte­rior que exte­rior­men­te, sobre todo en la emo­ti­va vin­cu­la­ción que man­tie­ne con su peque­ño sobrino.

TU MÉRI­TES UN AMOUR (Fran­cia)

TU MÉRI­TES UN AMOUR

En su pri­mer tra­ba­jo como direc­to­ra, la actriz y guio­nis­ta Haf­sia Her­zi ofre­ce un chis­pean­te y román­ti­co film que per­mi­te la anuen­cia del públi­co festivalero.

Her­zi ani­ma a Lila una joven mujer pari­si­na que man­tie­ne un inter­mi­ten­te víncu­lo sen­ti­men­tal con su ena­mo­ra­do Rémi (Jére­mie Laheur­te). Cuan­do él par­te a Boli­via para reen­con­trar­se con­si­go mis­mo dejan­do la rela­ción abier­ta, el no deja de lla­mar­la des­de allí dan­do a enten­der que la his­to­ria amo­ro­sa no ha con­clui­do. Sin embar­go, sin­tién­do­se ape­na­da por el aban­dono Lila inten­ta adop­tar medios alter­na­ti­vos para supe­rar su frus­tra­ción y es así que abrién­do­se a dis­tin­tas posi­bi­li­da­des, resuel­ve deam­bu­lar por la ciu­dad bus­can­do el con­sue­lo y el estí­mu­lo de sus ami­gos aun­que sin des­car­tar algu­nas aven­tu­ras sexuales.

Con un rit­mo con­si­de­ra­ble­men­te diná­mi­co la novel direc­to­ra demues­tra su sapien­cia narra­ti­va den­tro del con­tex­to de una his­to­ria en don­de como actriz impo­ne su pre­sen­cia al des­ple­gar com­ple­ta natu­ra­li­dad en la com­po­si­ción de su per­so­na­je, dotán­do­lo de ener­gía y con­ta­gio­sa vitalidad.

REBE­LLES (Fran­cia)

REBE­LLES

Sin ser una obra de arte pero logran­do amplia­men­te el obje­ti­vo de entre­te­ner sana­men­te el direc­tor Allan Mau­duit ilus­tra en esta come­dia joco­sa cómo el empo­de­ra­mien­to feme­nino es capaz de ven­cer a la miso­gi­nia, ven­gar­se de mane­ra resuel­ta y ade­más obte­ner un buen resul­ta­do pecuniario.

Los per­so­na­jes prin­ci­pa­les son tres avis­pa­das muje­res que aun­que dife­ren­tes en per­so­na­li­dad tie­nen una jus­ti­fi­ca­da razón para unir­se en una cau­sa común. Una de ellas es San­dra (Céci­le de Fran­ce), quien quin­ce años atrás fue­ra agra­cia­da como Miss Nord-Pas-de Calais en la Cos­ta Azul; pasa­do ese lap­so de glo­ria regre­sa a Bou­log­ne-sur-Mer don­de habi­ta su madre y allí logra un tra­ba­jo en una fábri­ca de manu­fac­tu­ra de pes­ca­dos, don­de tam­bién se desem­pe­ñan como obre­ras Marilyn (Audrey Lamy) y Nadi­ne (Yolan­de Moreau).

San­dra, que es codi­cia­da por el libi­di­no­so capa­taz de la fábri­ca (Patrick Ridre­mont) tra­ta de evi­tar sus avan­ces de seduc­tor; cuan­do una noche al pun­to de reti­rar­se a su hogar ella se encuen­tra por él arrin­co­na­da, para resis­tir su inten­to de vio­la­ción lo embis­te con la puer­ta de un arma­rio don­de como resul­ta­do del gol­pe reci­bi­do el libi­di­no­so indi­vi­duo ve des­pren­di­do su viril órgano geni­tal; esa esce­na ori­gi­na uno de los momen­tos más hila­ran­tes de esta his­to­ria. Como con­se­cuen­cia del acci­den­te, al sacu­dir­se de dolor el capa­taz se derrum­ba en una esca­le­ra per­dien­do su vida. Tes­ti­gos del hecho son sus com­pa­ñe­ras Marilyn y Nadi­ne don­de ade­más de cola­bo­rar con San­dra para la des­apa­ri­ción del cadá­ver des­cu­bren que el difun­to posee una bol­sa reple­ta de millo­nes de euros; he ahí, la gran ten­ta­ción de apro­piar­se del mis­mo sin ima­gi­nar en un prin­ci­pio que ese cuan­tio­so botín per­te­ne­ce a una ban­da de gangs­ters que no se resig­na­rá fácil­men­te a perderlo.

He aquí una explo­si­va come­dia negra don­de Mau­duit apli­ca en cier­tos momen­tos un típi­co tono de wes­tern, en otros no están ausen­tes las vuel­tas de giro y situa­cio­nes ines­pe­ra­das al esti­lo Taran­tino, como tam­bién alu­de a algu­nos de los temas abor­da­dos del mis­mo géne­ro por los her­ma­nos Coen. En esen­cia, este es un muy risue­ño pasa­tiem­po con tres entu­sias­tas actri­ces dan­do vida a tres per­fec­tas mos­que­te­ras demos­tran­do poseer las mis­mas aga­llas que su con­tra­par­te mas­cu­li­na y que obvia­men­te son exce­len­tes repre­sen­tan­tes del #metoo.

SIBYL (Fran­cia-Bél­gi­ca)

SIBYL

La rea­li­za­do­ra Jus­ti­ne Triet, que cau­só favo­ra­ble impre­sión con La Batai­lle de Sol­fé­rino (2013), en este lar­go­me­tra­je enfo­ca a una joven mujer que entre­mez­cla su vida ínti­ma con su tra­ba­jo profesional.

Sibyl (Vir­gi­nie Efra) es una psi­co­ana­lis­ta que des­pués de 10 años de exi­to­sa carre­ra, deci­de no aten­der más a sus pacien­tes para dedi­car su tiem­po a escri­bir una nove­la. Aun­que fir­me en su con­vic­ción, no pue­de dejar de acep­tar como pacien­te a Mar­got (Adè­le Exar­cho­pou­los), una joven actriz, quien deses­pe­ra­da­men­te desea que la tra­te para resol­ver su dile­ma de si abor­tar o no su emba­ra­zo pro­du­ci­do con Igor (Gas­pard Ulliel), el pro­ta­go­nis­ta del film que está realizando.

La his­to­ria plan­tea­da no tie­ne asi­de­ro rea­lis­ta al no jus­ti­fi­car per­sua­si­va­men­te el inte­rés espe­cial de Sibyl hacia Mar­got. La tra­ma cen­tral del rela­to se dilu­ye cuan­do Sibyl fas­ci­na­da por las con­fe­sio­nes ínti­mas de su pacien­te se nutre de las mis­mas para vol­car­las al libro que está pre­pa­ran­do. Al pro­pio tiem­po comien­za a reme­mo­rar su pro­ble­má­ti­co pasa­do con un affair amo­ro­so que man­tu­vo con Gabriel (Niels Sch­nei­der), de pare­ci­das carac­te­rís­ti­cas al de Mar­got. Cuan­do Sibyl acep­ta acom­pa­ñar a la actriz a Stróm­bo­li don­de tie­ne lugar la fil­ma­ción de su pelí­cu­la, las esce­nas de angus­tia e his­te­ris­mo que allí se suce­den con­tri­bu­yen a gene­rar secuen­cias poco con­se­cuen­tes que empa­li­de­cen aún más el inte­rés del rela­to. Con una direc­ción monó­to­na y un guión des­po­ja­do de inte­rés, el film dis­ta de satisfacer.