IL TRADITORE. Italia-Francia-Alemania-Brasil. Un film de Marco Bellochio
Con medio centenar de películas realizadas el casi octogenario realizador Marco Bellocchio sigue ofreciendo sólidas obras, sobre todo de naturaleza política vinculadas con Italia, su país de origen. Aunque el tema de la Cosa Nostra ha sido enfocado en numerosas oportunidades, el director italiano lo considera por primera vez en Il Traditore; para tal propósito, reconstituye a través de dos décadas la historia de Tommaso Buscetta (Pierfrancesco Favino), un mafioso siciliano que actuó como informante para el gobierno de Italia.
El film comienza en 1980 cuando Buscetta después de haber huido de Sicilia reside en Brasil junto a su esposa brasileña Cristina (Maria Fernanda Cândido) donde de este modo logra un respiro en la guerra entablada entre los diferentes padrinos de la mafia siciliana por el tráfico de heroína; aunque los grupos rivales acuerdan una tregua, la misma es de efímera duración. En Brasil Buscetta se entera que la familia enemiga asesinó en Palermo a dos de sus hijos y a su hermano, entre otros parientes cercanos. Cuando es extraditado a Italia por las autoridades brasileñas, al llegar a destino y temiendo que él pueda ser la próxima víctima, decide quebrar el pacto de silencio que existe en la mafia, testimoniando ante el juez Giovanni Falcone (Fausto Russo Alesi) bajo el amparo del programa de protección de testigos. Sus declaraciones revelan los crímenes ocultos del clan enemigo liderado por el padrino Salvatore Toto Riina (Nicola Cali) y su antiguo asociado Totuccio Contorno (Luigi Lo Cascio), así como las vinculaciones de la Cosa Nostra con las altas esferas políticas del gobierno incluyendo a Giulio Andreotti y otros jerarcas del Partido Demócrata Cristiano. Como resultado de su denuncia cerca de 400 integrantes de la mafia siciliana fueron encarcelados.
Bellocchio se abstiene de juzgar la moralidad de Buscetta aunque eso no le impide efectuar un buen estudio psicológico de su persona. Imprimiendo un ritmo ágil a su narración el realizador logra igualmente una muy buena reconstrucción de los hechos y de los múltiples juicios que tienen lugar. Relatado sólidamente con algunos memorables planos secuencia, el veterano realizador encontró un gran apoyo en la interpretación protagónica de Favino; este actor ofrece una impecable caracterización de un mafioso de compleja personalidad y grandes contradicciones, quien guiado por su propio código de honor no se consideró un traidor al haber delatado a quienes anteriormente lo habían traicionado matando a sus seres queridos. El eficiente montaje de Francesca Calvelli permitió que este potente drama de venganza y traición lograse máxima fluidez, así como la fotografía de Vladan Radovic y la música de Nicola Piovani son otros dos factores que realzan a esta historia real.
La única observación a efectuar reside en la inmensa acumulación de datos así como los numerosos incidentes del relato que impiden su completa absorción en una primera visión; sin embargo, esta objeción no llega a eclipsar los méritos de esta excelente crónica de la mafia italiana logrando que el público la siga con marcada atención.
Jorge Gutman