OSCAR 2020 (COR­TO­ME­TRA­JES DE FIC­CIÓN NOMINADOS)

OSCAR 2020 (COR­TO­ME­TRA­JES DE FIC­CIÓN NOMINADOS)

El escán­da­lo en un orfa­na­to, la pro­ble­má­ti­ca rela­ción paterno-filial, el amor por el fút­bol, la vio­len­cia de la mujer y el víncu­lo enta­bla­do entre veci­nos, son los tópi­cos que abor­dan los cin­co cor­to­me­tra­jes de fic­ción nomi­na­dos para el Oscar 2020 que a con­ti­nua­ción se comenta.

Saria. Esta­dos Unidos-Guatemala

El direc­tor y guio­nis­ta ame­ri­cano Bryan Buc­kle rela­ta un tris­te epi­so­dio acae­ci­do en Gua­te­ma­la el 8 de mar­zo de 2017. La acción se desa­rro­lla en el Hogar Segu­ro Vir­gen de la Asun­ción del país cen­tro­ame­ri­cano enfo­can­do a dos her­ma­nas huér­fa­nas, SarIa (Este­fa­nía Tellez) de 12 años y Xime­na (Gabrie­la Ramí­rez) dos años mayor quie­nes están uni­das por un sóli­do lazo fra­ter­nal. Si bien el lugar en que habi­tan debe­ría cons­ti­tuir un hogar segu­ro y pro­tec­tor para quie­nes allí con­vi­ven, la reali­dad demues­tra lo con­tra­rio, en la medi­da que las inter­nas son obje­to de abu­sos físi­cos y emo­cio­na­les come­ti­dos por las auto­ri­da­des de la ins­ti­tu­ción. A fin de sobre­vi­vir, las her­ma­nas jun­to con otras com­pa­ñe­ras urden un plan para esca­par y soñar con la posi­bi­li­dad de ini­ciar una nue­va vida en Esta­dos Uni­dos; sin embar­go nada resul­ta­rá de acuer­do a lo pre­vis­to al pro­du­cir­se una tra­ge­dia oca­sio­na­da por un incen­dio que cobró la vida de 41 niñas y adolescentes.

Aun­que es difí­cil con­den­sar la his­to­ria pro­pues­ta en 23 minu­tos de dura­ción, lo cier­to es que el guión no per­mi­te una narra­ti­va que lle­gue a con­mo­ver a pesar de la bue­na inter­pre­ta­ción de sus pro­ta­go­nis­tas. En todo caso, tal como está, el cor­to es alec­cio­na­dor en su pro­pó­si­to de denun­ciar el trá­gi­co inci­den­te ocu­rri­do en este des­gra­cia­do alber­gue de menores.

Brotherhood. Túnez-Cana­dá

Este cor­to­me­tra­je de Mer­yam Joo­beur, que ha reci­bi­do nume­ro­sos pre­mios inter­na­cio­na­les, con­si­de­ra el impac­to de la gue­rra de Siria en el seno de una fami­lia cam­pe­si­na de Túnez. Moha­med (Moha­med Gra­yaa) es un pas­tor de media­na edad cui­dan­do de su reba­ño y vivien­do en una zona rural jun­to a su mujer (Salha Nas­raoui) y dos de sus hijos (Cha­ker Mecher­gui y Raye­ne Mecher­gui). La armo­nía fami­liar se alte­ra cuan­do Malek (Malek Mecher­gui), el hijo mayor, regre­sa de Siria años des­pués de haber deja­do a su fami­lia para aban­de­rar­se con el Esta­do Islá­mi­co; ese retorno pro­du­ce en Moha­med un sen­ti­mien­to de pro­fun­da con­mo­ción en la medi­da que resien­te a su hijo por haber aban­do­na­do el hogar para ser­vir a una orga­ni­za­ción terro­ris­ta. La situa­ción se com­pli­ca más dado que Malek lle­ga acom­pa­ña­do de su mujer musul­ma­na (Jas­min Yazid) en esta­do de emba­ra­zo y que man­tie­ne su ros­tro ente­ra­men­te cubier­to con el nicab. El tema cen­tral del film resi­de en la mar­ca­da ten­sión exis­ten­te entre Malek y su hijo desean­do que él y su nue­ra no per­ma­nez­can en el hogar.

Con genui­nas actua­cio­nes y una estu­pen­da foto­gra­fía de Vin­cent Gon­ne­vi­lle, la direc­to­ra logra un cor­to impac­tan­te demos­tran­do cómo el fun­da­men­ta­lis­mo reli­gio­so pue­de afec­tar la diná­mi­ca fami­liar cen­tran­do su aten­ción en los con­flic­tos mora­les por los que atra­vie­sa Moha­med como su patriar­ca.. Lo más impre­sio­nan­te del rela­to es el cli­max emo­cio­nal­men­te des­ga­rra­dor que acon­te­ce en su des­en­la­ce y que no con­vie­ne revelar.

Nef­ta Foot­ball Club. Fran­cia

El gran entu­sias­mo por el fút­bol lle­ga has­ta los rin­co­nes más recón­di­tos y pobres del pla­ne­ta; eso es lo que se con­tem­pla en este cor­to de Yves Platt que ubi­ca la acción en Nef­ta, un pue­blo ubi­ca­do al oes­te de Túnez. Alli viven Moha­med (Elta­yef Dhaoui) y su her­mano menor Abda­llah (Moha­med Ali Ava­ri), dos humil­des jóve­nes que aun­que com­ple­ta­men­te dis­tin­tos en per­so­na­li­dad, guar­dan la mis­ma pasión por este depor­te, lo que los man­tie­ne uni­dos. La vida nor­mal se inte­rrum­pe cuan­do atra­ve­san­do el desier­to ambos se topan con un burro que lle­va auri­cu­la­res en las ore­jas y por­tan­do en su espal­da bol­sas lle­nas de pol­vo blan­co que en reali­dad se tra­ta de dro­gas; a tra­vés de ese encuen­tro surrea­lis­ta, Moha­med pien­sa lucrar con el con­te­ni­do de ese hallaz­go, en tan­to que Abda­llah cree que ese pol­vo podrá ser de buen uso para la can­cha del pue­blo en don­de se jue­ga el popu­lar deporte..

Basa­do en su pro­pia expe­rien­cia de infan­cia aun­que den­tro de un mar­co cul­tu­ral dife­ren­te, el rea­li­za­dor ha logra­do en esca­sos 17 minu­tos una come­dia ple­na de gra­cia y encan­to ade­más de un des­en­la­ce ines­pe­ra­do que con­quis­ta de inme­dia­to la sim­pa­tía del espectador.

Une Soeur / A Sis­ter. Bél­gi­ca

La rea­li­za­do­ra Delphi­ne Girard ha logra­do un cor­to con­ci­sa­men­te narra­do que gene­ra un sus­pen­so que no decae en momen­to alguno. Su tra­ma trans­cu­rre en un auto­mó­vil que tran­si­ta por una carre­te­ra en medio de la noche; allí via­ja Alie (Sel­ma Alaoui) quien se sien­te ame­na­za­da por el con­duc­tor del vehícu­lo (Gui­llau­me Duhes­me), eso la impul­sa a uti­li­zar su celu­lar y comu­ni­car­se con el 911 a fin de soli­ci­tar ayu­da, hacien­do creer a su acom­pa­ñan­te que está hablan­do con su her­ma­na. El inge­nio­so guión gene­ra al prin­ci­pio un diá­lo­go de sor­dos entre Alie y la ope­ra­do­ra del cen­tro de emer­gen­cia (Vee­rie Bae­tens) has­ta que ésta últi­ma lle­ga a cap­tar cap­tar que quien la lla­ma se encuen­tra en serio peli­gro y requie­re ser soco­rri­da. La ten­sión alcan­za su máxi­mo nivel cuan­do el con­duc­tor sos­pe­cha que algo anor­mal acon­te­ce. En esca­sos 16 minu­tos, la direc­to­ra igual­men­te res­pon­sa­ble del guión brin­da un remar­ca­ble thri­ller psi­co­ló­gi­co que indi­rec­ta­men­te refle­ja la vio­len­cia a la que gene­ral­men­te están expues­tas las mujeres.

The Neigh­bors Win­dow. Esta­dos Unidos

Aun­que en prin­ci­pio uno cree­ría asis­tir a un cor­to emu­lan­do a Rear Win­dow de Alfred Hitch­cock, este rela­to de Marshall Curry no enfa­ti­za el sus­pen­so sino más bien se cen­tra en la noción de lo que el dicho inglés expre­sa “the grass is gree­ner on the other side”, impli­can­do que lo que el ajeno tie­ne es siem­pre mejor que lo que uno dis­po­ne. Eso que­da ejem­pli­fi­ca­do en el matri­mo­nio neo­yor­kino de Ally y Jacob (Maria Diz­zia y Greg Keller), padres de dos hijos peque­ños y un bebé, quie­nes un buen día avi­zo­ran, a tra­vés de la ven­ta­na del depar­ta­men­to en que viven, cómo una pare­ja joven veci­na (Julia­na Can­fi­eld y Bret Lada) que habi­ta en el edi­fi­cio de enfren­te dis­fru­ta de una apa­sio­na­da rela­ción sexual. Con el paso del tiem­po, pro­veí­da de bino­cu­la­res Ally sigue man­te­nien­do la curio­si­dad sobre sus veci­nos hacién­do­le pre­su­mir que ellos expe­ri­men­tan una vida más dicho­sa que la suya; ese hecho la impul­sa a revi­sar su pro­pio víncu­lo con­yu­gal que comien­za a evi­den­ciar sín­to­mas de ruti­na. Sin embar­go un ines­pe­ra­do acon­te­ci­mien­to dra­má­ti­co demos­tra­rá que no es oro todo lo que relu­ce. Narra­do de mane­ra impe­ca­ble, el exce­len­te guión del rea­li­za­dor uni­do a con­vin­cen­tes inter­pre­ta­cio­nes per­mi­te que el públi­co asis­ta a una agri­dul­ce y con­mo­ve­do­ra his­to­ria que bien val­dría la pena ver­la con­ver­ti­da en un largometraje.