Inve­ro­sí­mil Thri­ller Psicológico

HOGAR. Espa­ña, 2019. Un film escri­to y diri­gi­do por Álex Pas­tor y David Pas­tor. (Dis­po­ni­ble en Netflix)

Pese a su fal­ta de cohe­ren­cia, la ágil pues­ta escé­ni­ca de Álex y David Pas­tor per­mi­te que este film no resul­te desechable.

Javier Gutié­rrez y Mario Casas

La his­to­ria comien­za pre­sen­tan­do a Javier Gutié­rrez (Javier Muñoz), un hom­bre de edad media­na feliz­men­te casa­do con Mar­ga (Ruth Díaz) y padre de un ado­les­cen­te. La dicha de este indi­vi­duo se ve empa­ña­da por haber per­di­do su empleo como publi­cis­ta y a su edad encuen­tra difi­cul­ta­des para encon­trar otro simi­lar, a pesar de los esfuer­zos que rea­li­za para lograr­lo. Eso moti­va a que la fami­lia deba dejar el con­for­ta­ble depar­ta­men­to que alqui­la­ba en uno de los mejo­res sec­to­res de Bar­ce­lo­na, para mudar­se a otro más peque­ño ubi­ca­do en un barrio menos atractivo.

Has­ta aquí el libre­to gene­ra la expec­ta­ti­va de asis­tir a un dra­ma social cen­tra­do en el des­em­pleo. Sin embar­go, la his­to­ria cobra un giro com­ple­ta­men­te ines­pe­ra­do a par­tir del momen­to en que la emplea­da domés­ti­ca de la fami­lia al ser des­pe­di­da entre­ga de mala gana a Javier el jue­go de lla­ves del anti­guo depar­ta­men­to. En lugar de con­ti­nuar con su bús­que­da de tra­ba­jo, a ocul­tas de su mujer Javier se diri­ge dia­ria­men­te con su coche esta­cio­nán­do­lo fren­te al edi­fi­cio en que vivía para obser­var a la dis­tan­cia a sus nue­vos inqui­li­nos (Mario Casas y Bru­na Cusi); cuan­do ellos se ausen­tan, Javier ‑valién­do­se de las lla­ves que posee- irrum­pe en el depar­ta­men­to y median­te cier­ta docu­men­ta­ción que va des­cu­brien­do urde un plan que a la pos­tre alcan­za una sinies­tra dimensión.

Sería indis­cre­to divul­gar cómo evo­lu­cio­na el rela­to sal­vo men­cio­nar que de algún modo los her­ma­nos Pas­tor tra­tan de imi­tar el camino segui­do por el direc­tor Bong Joon Ho en su lau­rea­do film Para­si­te, aun­que sin lograr simi­lar nivel de cali­dad. Con todo, hacien­do un esfuer­zo de dejar de lado la ausen­cia de vero­si­mi­li­tud de los acon­te­ci­mien­tos que se van suce­dien­do, el espec­ta­dor asis­te a un rela­to que man­tie­ne la intri­ga a tra­vés de un jue­go psi­co­ló­gi­co nutri­do de sus­pen­so. Apo­ya­do por las bue­nas actua­cio­nes de su elen­co este thri­ller se deja ver siem­pre y cuan­do se acep­ten las reser­vas mencionadas.
Jor­ge Gutman