UNORTHODOX. Alemania, 2020. Un film de Maria Schrad. (Disponible en Netflix)
Aunque estructurado como miniserie integrada por 4 episodios, este espiritual drama basado en el libro de memorias de Deborah Feldman publicado en 2012, ha sido adaptado por Anna Winger y Alexa Karolinski bajo la dirección de Maria Schrade quien ha sabido captar un mundo para muchos desconocidos.
Si bien la vida llevada a cabo por gente judía de extrema religiosidad ha sido tratada por el cine en diversas oportunidades, lo que distingue a este film es el nivel de meticulosidad en que está descripto. Su personaje central es Esther Shapiro (Shira Haas), de sobrenombre Esty, una joven de 19 años viviendo en Williamsburg, un barrio de Brooklyn, en el marco de una comunidad jasídica ultra religiosa, donde en las primeras escenas del primer capítulo se la ve escapando de su marido para abordar un avión que la conduce a Berlín.
Recurriendo a continuados flashbacks entre el presente y el pasado, el relato va ilustrando el medio en el que Esty ha sido criada donde la estricta discriminación del género sexual motiva a que la mujer esté asignada a cumplir un rol secundario comparativamente al de su contraparte masculina. Carente de una madre (Alex Reid) que abandonó el hogar cuando ella era pequeña y de un padre alcohólico (Gera Sandler), Esty ha crecido en un ambiente familiar opresivo donde su único solaz ha sido la música a través de las clases de piano recibida por una afable profesora. A través de un casamiento arreglado se une a Yakov (Amit Rahav), un muchacho sin mucha personalidad y dominado por su madre. A medida que transcurren los meses, su vida conyugal resulta frustrante, en parte debido a la desastrosa experiencia sexual como así también por la continuada intromisión de su suegra quien se impone de los más íntimos aspectos de su matrimonio a través de lo que le puede sonsacar a su hijo.
Con un deseo irreprimible de hallar la libertad como persona Esty, que en el momento de partir se halla embarazada sin que su marido lo sepa, llega a Berlín descubriendo allí un mundo nuevo. Su vinculación con el músico Robert (Aaron Altaras) y sus colegas le brindan un horizonte insospechado que le alentará a vislumbrar un futuro más promisorio aspirando conseguir que la admitan en el Conservatorio de Música de Berlín dada su inclinación por la música. En tal sentido es interesante constatar cómo el film no deja de hacer referencia al lugar donde Hitler concibió la Solución Final sellando el destino de 6 millones de judíos exterminados por el nazismo.
Con el propósito de crear un suspenso a la historia relatada, el guión introduce una subtrama en la que Yanky y su primo Moshe (Jeff Wilbusch) ‑un judío ortodoxo más secular, que se había apartado de la comunidad- viajan a la capital alemana en procura de ubicar a Esty con el propósito de hacerla regresar a Estados Unidos. Simultáneamente la joven reencuentra a su distanciada madre donde se impone de los motivos por los que esta mujer se vio forzada a dejar a su hija para vivir en Alemania.
Además de la precisa descripción de algunos de los rituales que caracterizan el modus vivendi de la comunidad de Williamsburg, el relato va más allá de exponer su comportamiento cultural; lo que principalmente enfatiza es el derrotero de una inocente muchacha que trata de lograr una identidad propia que le ha sido negada al haberse encontrado prisionera en un medio estrictamente regido por criterios religiosos que interiormente rechazaba.
He aquí un film íntimo, fascinante y profundamente humano que se ve realzado por la excepcional interpretación de la actriz israelí Shira Hass quien logra expresar mediante sus palabras, elocuentes silencios y gestos físicos la variada gama de emociones que atraviesa su personaje. Jorge Gutman