Peli­gro­so Tras­torno Mental

SWA­LLOW. Esta­dos Uni­dos, 2019. Un film escri­to y diri­gi­do por Car­lo Mira­be­lla-Davis. Dis­po­ni­ble en la pla­ta­for­ma mk2mile-end,Apple TV, Bell y Telus 

En su pri­me­ra incur­sión como direc­tor y guio­nis­ta Car­lo Mira­be­lla-Davis abor­da el des­or­den men­tal de una joven median­te un rela­to de rela­ti­vo sus­pen­so del cual es nece­sa­rio efec­tuar un con­si­de­ra­ble esfuer­zo para acep­tar su con­vul­sio­na­da premisa.

Haley Ben­nett

Obser­van­do Swa­llow, en su ini­cio uno tie­ne la idea de con­tem­plar un cuen­to de hadas don­de una her­mo­sa prin­ce­sa rodea­da del máxi­mo con­fort y esplen­dor se encuen­tra ence­rra­da en un opu­len­to cas­ti­llo. Ésa sería la situa­ción de Hun­ter (Haley Ben­nett), una joven que ascen­dió social y eco­nó­mi­ca­men­te al haber recien­te­men­te con­traí­do enla­ce con Richie (Aus­tin Sto­well); él es un joven millo­na­rio que está al fren­te de una impor­tan­te com­pa­ñía que per­te­ne­ce a su padre (David Ras­che). A pesar de que en una cena rodea­do de sus padres y ami­gos su mari­do le pro­di­ga flo­ri­dos elo­gios, en las esce­nas suce­si­vas se apre­cia que Hun­ter dis­ta de hallar­se cómo­da en ese ambien­te de lujo don­de nada le fal­ta pero se sien­te como una lin­da muñe­qui­ta lle­va­da de la mano por su espo­so y en algu­nos casos inva­di­da por la inje­ren­cia de sus suegros.

De natu­ra­le­za más bien calla­da, al tener la sen­sa­ción de estar con­fi­na­da en la sun­tuo­sa resi­den­cia en que habi­ta cum­plien­do sola­men­te las fun­cio­nes de un ama de casa, ella ven­ti­la su frus­tra­ción comen­zan­do a tra­gar extra­ños obje­tos pun­zan­tes que encuen­tra a su alre­de­dor, inclu­yen­do peda­zos de már­mol y pie­dras. Refle­jan­do cla­ra­men­te que su con­duc­ta res­pon­de a una seria ano­ma­lía psi­co­ló­gi­ca, lo más extra­ño es que antes de la boda su cón­yu­ge no haya repa­ra­do nada anor­mal en ella. La situa­ción alcan­za un cariz dra­má­ti­co cuan­do al que­dar emba­ra­za­da, una noti­cia que su mari­do cele­bra sin que en ella se deno­te ale­gría, per­sis­te su acti­tud de tra­gar obje­tos no comes­ti­bles. El hecho se deve­la cuan­do en el examen médi­co rela­ti­vo a su emba­ra­zo se evi­den­cia lo que se cobi­ja en el inte­rior de su cuer­po y cómo ello afec­ta al feto que lle­va en sus entra­ñas. Es enton­ces que la acti­tud afa­ble de Richie hacia su espo­sa deja de ser­lo y apo­ya­do por sus padres un tera­peu­ta (Laith Nakli) es con­tra­ta­do para que la esté per­ma­nen­te­men­te vigi­lan­do, lo que moti­va a que Hun­ter se sien­ta en su hogar más pri­sio­ne­ra que nunca.

A esta altu­ra de los acon­te­ci­mien­tos, el rela­to des­pier­ta la intri­ga sobre lo que irá a acon­te­cer tan­to en lo que con­cier­ne al com­por­ta­mien­to de la joven como al desa­rro­llo de su pre­ñez. Sin embar­go lo que sigue defrau­da por com­ple­to las expec­ta­ti­vas del espec­ta­dor en la medi­da que el guión intro­du­ce situa­cio­nes rebus­ca­das caren­tes de cre­di­bi­li­dad que con­du­cen a un ridícu­lo desenlace.

Lejos está el rela­to de ana­li­zar seria­men­te lo que impli­ca “pica”, el nom­bre de la enfer­me­dad que afec­ta a Hun­ter; por otra par­te, el film tam­po­co pue­de ser con­si­de­ra­do como una metá­fo­ra de la mujer que desea con­tro­lar su pro­pio cuer­po si aca­so ese sería el caso de esta joven que a pesar de sen­tir­se pre­sa en su resi­den­cia pre­ten­de demos­trar que al menos con su fobia es due­ña de mane­jar su orga­nis­mo. Por últi­mo, aten­dien­do a la des­crip­ción de los per­so­na­jes, no hay nin­gún moti­vo para infe­rir que Hun­ter esté some­ti­da o domi­na­da por su mari­do o por sus suegros.

El mayor pro­ble­ma de este thri­ller psi­co­ló­gi­co resi­de en el plan­teo de una his­to­ria rea­lis­ta que curio­sa­men­te care­ce de rea­lis­mo. A pesar de la muy bue­na actua­ción de Ben­nett su per­so­na­je poco creí­ble está esbo­za­do sin mayor pro­fun­di­dad y ésa es la razón por la que resul­ta difí­cil de con­mi­se­rar­se con el mis­mo. Jor­ge Gutman