Con­mo­ve­dor Pro­ce­so de Madurez

HOU­SE OF HUM­MING­BIRD. Corea del Sur, 2019. Un film escri­to y diri­gi­do por Bora Kim. 139 minu­tos. Dis­po­ni­ble en VOD en la pla­ta­for­ma de cinemamoderne.com

Tras el gran espal­da­ra­zo que el cine de Corea del Sur reci­bió con Para­si­te, film difun­di­do con estruen­do­so éxi­to en todo el mun­do, tam­bién es jus­to remar­car que otras nota­bles pro­duc­cio­nes pro­vie­nen de este país asiá­ti­co como es el caso de Hou­se of Hum­ming­bird. En un impre­sio­nan­te debut como direc­to­ra y guio­nis­ta Kim Bora demues­tra poseer una espe­cial sen­si­bi­li­dad feme­ni­na al explo­rar con suma deli­ca­de­za el difí­cil perío­do de la ado­les­cen­cia a tra­vés de su per­so­na­je principal.

Saeb­yeo Kim and Jihu Park

La acción trans­cu­rre en Seúl en 1994 don­de algu­nos acon­te­ci­mien­tos tuvie­ron lugar pre­ci­sa­men­te en ese año al cual el film alu­de. Allí habi­ta Eunhee (Jihu Park) de 14 años de edad con su padre abu­si­vo (Ingi Jeong), su madre ocu­pa­da e indi­fe­ren­te tra­tan­do de man­te­ner el sta­tu quo del hogar (Seung Lee), su rebel­de her­ma­na Suhee (Suyeon Bak) y su bru­tal her­mano mayor Daehoon (Sang­yeon Son) que en más de una oca­sión la abofetea.

En el mar­co de un cua­dro fami­liar dis­fun­cio­nal, Eunhee se sien­te extra­ña a la vez que mar­gi­na­da por la fal­ta de amor y la nece­sa­ria aten­ción que un hogar bien cons­ti­tui­do debe­ría pro­di­gar­le. Es así que ella tra­ta de encon­trar solaz con su ami­ga Jisuk (Sae­yun Park), su novie­ci­to Jiwan (Yun­seo Jeong) ‑don­de expe­ri­men­ta­rá los pri­me­ros sín­to­mas de su sexua­li­dad- y pos­te­rior­men­te con Yuri (Hyein Seol), una com­pa­ñe­ra de escue­la con quien man­tie­ne una ambi­gua rela­ción. Sin embar­go lo que más habrá de recon­for­tar­la aní­mi­ca­men­te es su víncu­lo con Youn­gi Kim (Saeb­yeok Kim), su pro­fe­so­ra pri­va­da de chino-man­da­rín, quien a tra­vés de las cla­ses va com­pe­ne­trán­do­se con la sole­dad que la embar­ga brin­dán­do­le el ver­da­de­ro afec­to y cari­ño de las cua­les ella care­cía has­ta ese enton­ces; en su tra­to coti­diano esta docen­te le ofre­cer a su alum­na la con­fian­za y la auto­es­ti­ma nece­sa­ria, que inclu­ye su aspi­ra­ción de artis­ta como dibu­jan­te, para que apre­cie el amor por la vida.

A tra­vés de poco más de dos horas, la nota­ble rea­li­za­do­ra ‑basán­do­se en algu­nas de sus pro­pias expe­rien­cias– brin­da una inme­jo­ra­ble pin­tu­ra de las cosas de la vida por las que Eunhee atra­vie­sa en su pro­ce­so de madu­rez; en ese tran­ce, ade­más de lidiar con su com­ple­ja fami­lia, expe­ri­men­ta­rá la pér­di­da de un fami­liar, afron­ta­rá el ries­go de some­ter­se a una ope­ra­ción por un tumor apa­re­ci­do deba­jo de su ore­ja dere­cha, así como la des­ilu­sión pro­du­ci­da por el aban­dono de algu­nas de sus amis­ta­des; con todo lo más tras­cen­den­te resi­de en la for­ta­le­za asu­mi­da al reci­bir una muy tris­te noti­cia rela­cio­na­da con la tra­ge­dia oca­sio­na­da por el derrum­be de un puen­te col­gan­te de Seúl, acon­te­ci­da en octu­bre de ese año. Simul­tá­nea­men­te Bora Kim no deja de refle­jar los atis­bos del machis­mo exis­ten­te y la dis­cri­mi­na­ción que con­se­cuen­te­men­te gene­ra el tra­to des­igual del géne­ro sexual.

La mag­ní­fi­ca inter­pre­ta­ción de la joven Park per­mi­te que el espec­ta­dor empa­ti­ce por com­ple­to con su per­so­na­je que por pri­me­ra vez en su vida logra que alguien la con­si­de­re en su ver­da­de­ra con­di­ción huma­na. Ade­más de la irre­pro­cha­ble direc­ción de Kim, que man­tie­ne un bajo per­fil emo­cio­nal en su narra­ción, se des­ta­ca la impe­ca­ble foto­gra­fía de Gookh­yun Kang cap­tan­do en pri­me­ros pla­nos los sen­ti­mien­tos con­flic­ti­vos evi­den­cia­dos por Eunhee.

Esta bella ópe­ra pri­ma, que ha mere­ci­do tres impor­tan­tes pre­mios en la cate­go­ría inter­na­cio­nal del Fes­ti­val de Tri­be­ca de 2019 (mejor direc­ción, actua­ción pro­ta­gó­ni­ca y foto­gra­fía), cons­ti­tu­ye una exce­len­te car­ta de pre­sen­ta­ción para Bora Kim a la vez que crea con­si­de­ra­ble expec­ta­ti­va para los futu­ros pro­yec­tos que ella deci­da enca­rar. Jor­ge Gutman