FIRST COW. Estados Unidos, 2019. Un film de Kelly Reichardt. 122 minutos
La directora Kelly Reichardt ofrece con First Cow un curioso western donde a través de una anécdota sencilla se asiste a un relato afectivo enfocando el derrotero de dos aventureros que al igual que muchos otros tratan de sobrevivir aprovechando las oportunidades que el salvaje oeste americano puede ofrecerles en la medida que se va produciendo la expansión de su frontera.
Basado en la novela de Jonathan Raymond que también participó en el guión junto con Reichardt, la historia se ubica en una zona rural de Oregón a principios del siglo 19 donde americanos y extranjeros van llegando para dedicarse al intercambio de pieles de castor por valiosos lingotes de oro. A ese lugar procedente de Maryland arriba Cookie Figowitz (John Magaro), un taciturno errante dispuesto a ganarse la vida confiando que lo ayudará su habilidad de buen cocinero. Su suerte habrá de sonreírle cuando circunstancialmente se topa con King-Lu (Orion Lee), un simpático y elocuente inmigrante que se encuentra huyendo de asesinos rusos. Prontamente, surge entre estos dos individuos una improbable asociación comercial al haber Cookie descubierto la presencia de una vaca solitaria; así, él se dedica a ordeñarla en las horas nocturnas mientras King-Lu oficia de guardián por si hay moros en la costa; con la leche obtenida Cookie pone a prueba sus conocimientos culinarios para elaborar unos sabrosos buñuelos.
En esa división del trabajo, el repostero se vale de su experto socio mercantilista que como avezado vendedor logrando que esos pasteles tengan un sensacional éxito al ser saboreados por los traperos del lugar quienes efectúan largas filas para adquirirlos hasta terminar agotándose. Así sabiendo aprovechar las ventajas del naciente capitalismo ambos socios, ya convertidos en grandes amigos y estimulados por la ganancia generada, siguen trabajando por la noche donde Cookie continúa apropiándose de la leche del bovino y a la mañana siguiente después de su cocción, King-Lu prosigue vendiendo los codiciados buñuelos.
El negocio se mantiene próspero hasta el momento en que Chief Factor (Toby Jones), el rico mandamás local, comienza a sorprenderse de que su vaca lechera traída de California no le resulta productiva; claro está que no tardará mucho en descubrir la causa. Aunque parecería que el relato se presta al suspenso, la realizadora ha preferido suplantarlo por un clima de magia imbuido de punzante humor al penetrar en la psicología de sus personajes que fácilmente logran seducir al público. No es necesario adelantar el desenlace de esta singular aventura, aunque el espectador muy atento a lo que observó en las primeras imágenes del film sabrá cómo concluirá.
En suma, he aquí una pequeña historia bien contada e irreprochablemente actuada por Magaro y Lee cuyos personajes mantienen una singular complicidad. Si a ello se agrega la fotografía magníficamente captada por Christopher Blauvelt se obtiene como resultado un film que sin pretensión alguna trasciende por su sensibilidad y humana calidez.
Jorge Gutman