GUEST OF HONOUR. Canadá, 2019. Un film escrito y dirigido por Atom Egoyan. 105 minutes. Disponible en VOD en diversas plataformas de streaming
Habiendo ofrecido remarcables trabajos como lo fueron Exótica (1994), The Sweet Hereafter (1997) y Felicia’s Journey ( 1999), resulta extraño que Atom Egoyan, uno de los más importantes realizadores anglófonos de Canadá haya defraudado las expectativas con sus más recientes films. Lamentablemente Guest of Honour en nada contribuye para enriquecer su filmografía. En su intención de brindar un relato de suspenso psicológico sobre las complicadas relaciones entre un padre y su hija, lo único que logra es una película rebuscadamente compleja que en última instancia a nada conduce.
A través de múltiples espacios de tiempo, el relato que transcurre en Toronto presenta a Verónica (Laysia De Oliveira) quien se encuentra con el sacerdote local (Luke Wilson) a fin de concertar los arreglos para el funeral de su padre Jim (David Thewlis) que acaba de morir; es allí donde el sacerdote le pide a la joven que le relate detalles de la vida del difunto a fin de estar preparado para cuando llegue el momento de la oración fúnebre. Esa es la excusa argumental para que la historia se ramifique en diversas facetas.
En la primera subtrama se sabe que Jim es un británico que habiendo emigrado a Canadá se desempeña como inspector de sanidad por lo que visita lugares de preparación de comidas y restaurantes para verificar el cumplimiento del nivel de salubridad requerido; en su vida personal es un hombre viudo y solitario que distanciado de su hija, su única compañía es la de un conejito que mantiene enjaulado.
En otro segmento temporal se ve a la pequeña Verónica (Isabelle Franca) de 8 años de edad, asistiendo con su padre a las clases de piano que le brinda su profesora Alicia (Sochi Fried); allí, ella queda impactada al descubrir la relación amorosa entre ambos, en tanto que su madre (Tenille Read) se encuentra gravemente enferma. El adulterio de Jim motiva a que ese episodio a través de los años haya quedado grabado en su memoria creando un fuerte resentimiento hacia su progenitor que no ha podido superar.
La Verónica adulta se desempeña como docente musical en una escuela de enseñanza media. Manteniendo una buena comunicación con sus alumnos adolescentes se observa que Clive (Alexandre Bourgeois), uno de ellos, no puede ocultar la atracción que ella le produce; ese mismo deseo experimenta el turbio conductor del ómnibus escolar (Rossif Sutherland) quien al no ser correspondido en sus sentimientos acarreará a la docente serias consecuencias.
Produciendo otro salto temporal se observa a Verónica que está encarcelada por un delito que no cometió; es allí que su padre trata de lograr su liberación anticipada aunque curiosamente ella prefiere seguir en prisión Con todo, Jim se empeña en localizar al causante del delito atribuido a su hija y para ello, abusando de su condición de inspector alimenticio, comete un deplorable acto de chantaje. El desenlace que tiene lugar en un restaurante armenio donde este hombre es el “invitado de honor” ‑al que alude el título del film- es decididamente desechable.
Recomponer un vínculo paterno-filial ha sido el tema que el cine consideró en más de una ocasión con mucha mejor suerte que lo que este drama ofrece. Aquí no hay más que una serie de historias subyacentes al tópico central que no cohesionan positivamente y que para peor conducen a una resolución sin mayor sentido. La muy buena actuación de Thewlis, como un hombre frustrado y resignado de acarrear sobre sus hombros la vergüenza y culpa que ha arruinado su relación paternal por lo que intenta redimirse, de ningún modo alcanza a salvar a esta descabellada historia. Jorge Gutman