LES PARFUMS. Francia, 2020. Un film escrito y dirigido por Grégory Magne. 100 minutos
Aunque viendo a los protagonistas de Les Parfums uno podría rememorar el excelente drama Driving Miss Daisy (1989) de Bruce Beresford, en este caso el vínculo que une a una perfumista con su chófer adquiere características completamente diferentes. Dentro del marco de una comedia dramática, el público se adentra en la personalidad de dos personajes completamente dispares a los que el realizador Grégory Magne ha sabido muy bien describir en su original guión.

Emmanuelle Devos
Guillaume (Grégory Montel) es un hombre divorciado que desea lograr la custodia compartida de su hijita Léa (Zélie Rixhon) de 10 años. Para ello requiere vivir en una unidad habitacional más amplia y es así que para lograrlo se aferra a su trabajo de chófer en una empresa de vehículos de lujo. Por esa vía llega a relacionarse con Anne Walberg (Emmanuelle Devos), una mujer burguesa, soltera y de mediana edad. Ella es perfumista y agraciada de un refinado sentido del olfato que se refleja en su habilidad para producir composiciones olfativas y por su gran conocimiento de la variedad de ingredientes de fragancias y los olores que destilan. Lamentablemente, después de haber gozado en el pasado de gran prestigio profesional trabajando para la casa Dior, ha caído en desgracia y es así que ahora se vale de los diferentes trabajos que le asigna su agente basados en su habilidad y para ello requiere de un chófer para movilizarse.
En el primer encuentro de Guillaume con Anne queda expuesta la marcada diferencia existente entre ellos; así a la amabilidad y calidez brindada por el conductor, ella le retribuye con un trato decididamente descortés pero que él debe tolerar para no poner a riesgo su empleo.
A raíz de la frecuencia en los sucesivos viajes que juntos realizan gradualmente va naciendo una mejor comprensión entre ambos donde cada uno termina aprendiendo algo del otro a fin de lograr una mejor adaptación al mundo en que les toca vivir. Es así que la altiva, displicente y fría Anne sabrá a la postre captar y valorar la humanidad y humildad que irradia de su chofer para lograr un mejor comportamiento social; por su parte Guillaume sabrá ganar mayor confianza en sí mismo y adquirir plenamente su potencial que le permita obtener la tenencia compartida de su niña.
Sin complacencia alguna Magne, además de involucrar al espectador en una actividad tan particular como la de la composición de los perfumes, describe excelentemente el vínculo entre dos seres dispares; al hacerlo, afortunadamente evita el tradicional clisé de tener que unirlos románticamente. Subsidiariamente, entre otros tópicos el inteligente guión considera la tierna relación entre un padre y su hija, algunos rasgos del individualismo y la soledad que impera en el mundo moderno como así también ciertos comentarios acerca de la diferencia de clases.
Como resultado se aprecia una humana y cálida comedia dramática muy bien dirigida y realzada por la presencia de Montel y Devos quienes se adentran plenamente en la carnadura y psicología de sus personajes; en roles de apoyo sobresalen las actuaciones de la pequeña Rixhon, Gustave Kervern como el jefe de Guillaume y el siempre eficiente Sergi López animando a un médico. Jorge Gutman