LICORICE PIZZA. Estados Unidos. Un film escrito y dirigido por Paul Thomas Anderson.
Sin ser autobiográfico, el realizador Paul Thomas Anderson que pasó su infancia y adolescencia en el Valle de San Fernando en California, ubica la acción en ese lugar que conoce muy bien transmitiendo afectuosamente las experiencias vividas por un audaz adolescente con una muchacha mayor que él durante la década del 70.
El día en que la fotógrafa Alana (Alana Haim) de 24 años toma fotos de los estudiantes de enseñanza media en la escuela donde asiste el adolescente Gary (Cooper Hoffman), él se queda prendado contemplándola y de inmediato apela a su rápida labia para tratar de conquistarla; la diferencia de edad existente hace que ella no le preste mayor atención; sin embargo la autoconfianza demostrada por Gary motiva a que Alana le acepte la invitación a cenar. De allí en más surge entre ellos un vínculo sui generis en donde la intención de Gary de forjar una relación romántica con Alana, queda obstaculizada porque para ella es un sentimiento de exclusiva amistad lo que la acerca al muchacho.
Aunque el guión de Anderson adquiere la forma de un conjunto de viñetas independientes antes que un relato tradicionalmente cohesionado, eso no disminuye la eficacia de las diferentes peripecias que atraviesan estos dos personajes. Así vemos cómo el precoz Gary trata de impresionar a su dama demostrando que es un hábil empresario ya sea cuando vende camas de agua a un lunático productor de Hollywood (Bradley Cooper), o bien cuando instala un negocio de máquinas de pinball; a todo ello se lo ve seleccionando a agentes para el lanzamiento de avisos comerciales. En cuanto a Alana, en una risueña situación se la contempla conduciendo un camión de despacho al que se le agota la gasolina, sobre todo cuando acontece la crisis de petróleo de 1973 con la escasez del indispensable combustible.
La amistad entre ambos está sujeta a algunos altibajos; así Gary trata de producir celos a Alana estando con otra chica, en tanto que ella hace lo propio con un actor de cine (Sean Penn); de todos modos, la sangre nunca llega al río y prontamente se produce la reconciliación.
Sin entrar a detallar otras situaciones que nutren al film, cabe señalar que su fuerza reside fundamentalmente en la interpretación de Hoffman y Haim en un memorable debut que ambos realizan frente a la cámara. El joven actor, hijo del desaparecido gran intérprete Phillip Seymour Hoffman, impresiona maravillosamente animando al efusivo y simpático muchacho en su proceso de madurez hacia la edad adulta; por su parte la novata Haim demuestra el talento de una consumada intérprete caracterizando a la insegura joven que después de algunos fracasos sentimentales trata de encontrar un amor que le dé sentido a su vida y que quizás podría hallarlo en Gary. Los dos remarcables comediantes mantienen una lograda química que trasciende fácilmente a la audiencia.
Recurriendo a tramas entrevesadas el realizador permite que su narración adquiera fluidez dirigiendo a un buen elenco donde en los roles de apoyo se destacan Cooper, Penn, Tom Waits, Harriet Sansom Harris, Christine Ebersole y Benny Safdie, entre otros. Igualmente merece destacar la excelente fotografía de Michael Bauman y la evocativa banda sonora de Jonny Greenwood. En esencia, he aquí una ensoñadora comedia que desafiando expectativas destila nostalgia y ternura dejando al espectador una muy agradable sonrisa al finalizar su proyección. Jorge Gutman