PALMER. Estados Unidos 2020. Un film de Fisher Stevens. Disponible en las plataformas de itunes y Apple TV+
Un hombre que intenta redimirse en la vida a través de una segunda oportunidad es lo que encara el realizador Fisher Stevens en Palmer. Aunque el espectador no encontrará nada nuevo en el presente drama, su buena realización y la lograda composición de su dúo de actores protagónicos justifican su visión.
El popular cantante y compositor Justin Timberlake anima a Eddie Palmer, un ex futbolista que recientemente ha salido de la cárcel en libertad condicional después de haber cumplido una condena de 12 años. Es así que retorna a una pequeña ciudad de Luisiana para convivir con su adorable abuela Vivian (June Squibb) que lo ha criado y lo acoge con los brazos abiertos. Dispuesto a comenzar una nueva etapa de su vida logra encontrar un trabajo como empleado de limpieza en la escuela local.
Frente a la casa donde habita se halla estacionada una casa rodante donde reside Shelly (Juno Temple) una toxicómana que es madre de Sam (Ryder Allen), un niño de 8 años; el pequeño debe tolerar los exabruptos de su progenitora que a su vez tiene un novio (Dean Winters) que la trata con violencia. Cuando ella repentinamente desaparece dejando a su hijito abandonado, él es recibido afectuosamente por Vivian y a su vez Sam se siente gratamente reconfortado en su nuevo hogar. Si bien al principio Palmer lo trata con indiferencia, cuando la anciana repentinamente muere se encarga de cuidar al pequeño y con el transcurso de los días en este endurecido individuo se va manifestando su instinto de protección paternal; en tal sentido, Palmer se convierte en decidido defensor de Sam porque su afeminamiento lo hace pasible de la burla y acoso de sus compañeros de clase. El cariño que Palmer siente hacia Sam que a su vez se lo retribuye, así como la presencia de Maggie (Alisha Wainwright) la abnegada maestra del niño que descubre en Palmer su arista más sensible, le permitirá al ex convicto encontrar el camino hacia la redención.
El guión de Cheryl Guerriero reúne en principio todos los ingredientes de un clásico melodrama que de ningún modo desborda lacrimógenamente gracias a la sutil dirección de Stevens. Con completa persuasión Timberlake caracteriza al individuo capaz de descubrir su potencialidad como excelente padre sustituto. A su lado, el pequeño gran actor Allen causa admiración por su excelente interpretación; su espontaneidad, vivacidad y la elocuencia que transmite hacen pensar que Sam no es un personaje ficticio sino absolutamente verdadero.
He aquí un film que sin pretensión alguna es capaz de destilar calidez y ternura permitiendo que se lo contemple placenteramente sin sentimiento de culpa. Jorge Gutman