LAND. Estados Unidos, 2020. Un film de Robin Wright. 89 minutos
La destacada actriz Robin Wright debuta como directora en un film realizado con suma delicadeza, donde ella asimismo asume el rol protagónico.
Eddie (Wright), es una mujer de mediana edad cuyo rostro trasunta considerable angustia; habiendo decidido apartarse del mundanal ruido, ha optado por comprar una parcela de tierra ubicada en las Montañas Rocosas del noreste del estado de Wyoming, teniendo como vivienda una precaria cabina. En ese aislado lugar sin vecinos que la rodeen y enfrentando una vasta zona boscosa, ella ha decidido mantenerse recluida e incluso desprendiéndose de su celular.
La primera media hora del metraje se limita a seguir los pasos de Eddie en donde la gran pena que la envuelve al contemplar fotografías del pasado, hace presumir que ha perdido a su marido e hijito; mediante flashbacks solamente se sabe que tiene una hermana (Kim Dickens) quien con buena voluntad intenta ayudarla. En ese solitario panorama, ella no está exenta de ciertos riesgos cuando un hambriento oso asoma a su puerta; en todo caso, a través de su conducta por el sufrimiento que la agobia no se sabe a ciencia cierta si desea seguir viviendo o si acaso la idea del suicidio ronda en su mente.
Frente a este panorama desesperanzador, estando en su hogar desfalleciente ella es rescatada de una posible muerte por Miguel (Demian Bichir), un cazador local que circunstancialmente circula la zona. Con su presencia, este visitante de edad similar a la de Eddie, logra reanimarla brindándole el apoyo necesario para que vuelva a esbozar una sonrisa. De allí en más, el afable individuo en las frecuentes visitas que realiza le enseña a cazar y pescar para nutrirse de alimentos, pasea junto con ella por el bosque y llegado un momento de íntima conversación él le transmite sus propias penas de haber quedado sin familia por un dramático golpe asestado por el destino; es así que la reconfortada Eddie parece haber hallado en Miguel su alma gemela. Al ir cimentándose una genuina y cálida amistad platónica, ella encuentra el solaz necesario para el renacimiento físico y espiritual de su persona.
El guión de Jesse Chatham y Erin Dignam es escueto en donde está ausente el desarrollo de una historia convencional; en cambio, la novel directora efectúa una muy buena descripción de caracteres ilustrando a través de los mismos la vital necesidad humana de poder comunicarse y poder tener a alguien en quien confiar. El espectador contempla un convincente film minimalista en el que las contundentes expresiones de sus dos personajes compensan su escaso diálogo. A la excelente interpretación de la directora se agrega la de Bichir quien nuevamente confirma sus dotes de gran actor brindando la gran dosis de humanidad que emana de su personaje.
Un agregado final merece la excelente fotografía de Bobby Bukowski que captando la variada belleza que adquiere el paisaje en las diferentes estaciones del año, constituye un inmejorable escenario funcional al dramático relato.
Con esta historia en la que se aúna el duelo, dolor, la supervivencia y el fortalecimiento del espíritu humano, la directora ofrece una buena carta de presentación para encarar futuros proyectos. Jorge Gutman