Due­lo de Villanas

CRUE­LLA. Esta­dos Uni­dos-Gran Bre­ta­ña, 2021. Un film de Craig Gilles­pie. 134 minutos

Cuan­do en 1956 fue publi­ca­da la nove­la 101 Dal­ma­tians, su auto­ra Dodie Smith no ima­gi­nó la reper­cu­sión que obten­dría su pro­ta­go­nis­ta Crue­lla de Vil; así en 1961 con el mis­mo títu­lo del libro ori­gi­nal se apre­ció el exce­len­te dibu­jo ani­ma­do de Walt Dis­ney y en 1996 se reali­zó otra ver­sión en vivo con Glenn Clo­se encar­nan­do a este per­so­na­je. Aho­ra y tal como reza el pro­ver­bio de que “no hay dos sin tres” es el turno del rea­li­za­dor Craig Gilles­pie de tras­la­dar a la pan­ta­lla la his­to­ria de la céle­bre villa­na a par­tir de su infancia.

Emma Sto­ne

El guión de Dana Fox y Tony McNa­ma­ra en su comien­zo ubi­ca la acción en la déca­da del 60 intro­du­cien­do a la peque­ña Este­lla quien ha que­da­do huér­fa­na des­pués de la trá­gi­ca muer­te de su que­ri­da madre sol­te­ra; al cono­cer a Jas­per y Hora­ce, dos chi­cos pillue­los que se dedi­can a peque­ños robos, ella se une a ellos con­vir­tién­do­se en una ladro­na para sobre­vi­vir. Diez años des­pués la adul­ta Este­lla (Emma Sto­ne) de pelo bico­lor, vivien­do con sus fie­les ami­gos Jas­per (Joel Fry) y Hora­ce (Paul Wal­ter Hau­ser), sue­ña con poder acce­der al mun­do de la moda dada su afi­ción por la cos­tu­ra. Su pro­pó­si­to se ve logra­do de a pasos, en prin­ci­pio ingre­san­do a tra­ba­jar en tareas de lim­pie­za en una pres­ti­gio­sa casa de modas y pos­te­rior­men­te al entrar en con­tac­to con su inti­mi­dan­te due­ña, la Baro­ne­sa (Emma Thom­pson) con­si­de­ra­da la rei­na del dise­ño de alta cos­tu­ra, quien la toma como su asistente.

Aun­que en prin­ci­pio pare­cie­ra que el rela­to adquie­re un carác­ter som­brío, su desa­rro­llo lo des­mien­te al adop­tar un tono deci­di­da­men­te cari­ca­tu­res­co a par­tir del momen­to en que Este­lla cam­bian­do su nom­bre por el de Crue­lla asu­me una doble per­so­na­li­dad; su pro­pó­si­to será ven­gar­se de la Baro­ne­sa ‑no con­vie­ne reve­lar la cau­sa- y usur­par su lugar como la más impor­tan­te dise­ña­do­ra de moda de Londres.

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Ate­nien­do a su con­te­ni­do argu­men­tal, el enfren­ta­mien­to de estas dos muje­res cons­ti­tu­ye un ele­men­to sus­tan­cial del rela­to gra­cias en gran par­te al due­lo inter­pre­ta­ti­vo de las dos Emmas. Asi Thom­pson en un rol que le cal­za como ani­llo al dedo mag­ne­ti­za con su pre­sen­cia ani­man­do a una per­so­na auto­ri­ta­ria, arro­gan­te, into­le­ran­te, des­pó­ti­ca e impreg­na­da de mal­dad; por su par­te, Sto­ne igual­men­te des­lum­bra ani­man­do a su des­pia­da­da enemi­ga con la mis­ma per­ver­si­dad y crueldad.

Pero ade­más este film se dis­tin­gue visual­men­te comen­zan­do por el excep­cio­nal apor­te de la dise­ña­do­ra de ves­tua­rio Jenny Bea­van don­de pocas veces el cine ha des­ple­ga­do nume­ro­sos y sun­tuo­sos atuen­dos tales como los luci­dos por Crue­lla y la Baro­ne­sa; nota­bles son los dise­ños de pro­duc­ción de Fio­na Crom­bie repro­du­cien­do la épo­ca lon­di­nen­se de los años 70 con la pri­me­ra ola del punk, así como la logra­da foto­gra­fía de Nico­las Kara­katsa­nis y la mag­ni­fi­ca con­tri­bu­ción de Sarah Tulloch en la pro­duc­ción de efec­tos espe­cia­les. A todo ello cabe aña­dir la rique­za de la ban­da sono­ra de Nicho­las Bri­tell que guía el rit­mo del film con extrac­tos de más de 30 can­cio­nes de varia­dos artis­tas y con­jun­tos como The Doors, The Clash, Nina Simo­ne, The Rolling Sto­nes y en don­de se inclu­yen el clá­si­co bole­ro Qui­zás, Qui­zás de Osval­do Farres en ver­sión ingle­sa, el tan­go Adios Mucha­chos de Julio César San­ders tam­bién can­ta­do en inglés y Smi­le de Char­les Chaplin.

En sín­te­sis, com­bi­nan­do estu­pen­da­men­te dra­ma y humor Craig Gilles­pie ofre­ce un esplen­do­ro­so, ameno y muy pla­cen­te­ro entre­te­ni­mien­to. Jor­ge Gutman