Una Ex Sica­ria en Acción

BLACK WIDOW. Esta­dos Uni­dos, 2020. Un film de Cate Shortland. 133 minutos

Des­pués de poco más de un año de espe­ra a cau­sa de la pan­de­mia recién aho­ra vio la luz Black Widow, pro­duc­ción de los estu­dios Mar­vel diri­gi­da por Cate Shortland, cuyo pro­pó­si­to es resal­tar el empren­di­mien­to de su heroí­na Natasha Roma­noff. Aun­que este per­so­na­je mue­re en el epi­so­dio de Aven­gers: End­ga­me (2019), eso no tie­ne mayor impor­tan­cia, sobre todo para quie­nes no hayan vis­to la serie de refe­ren­cia; lo que sí cabe des­ta­car es que en la pre­sen­te oca­sión el uni­ver­so cine­má­ti­co de Mar­vel prio­ri­za a los per­so­na­jes femeninos.

Scar­lett Johansson

Como pró­lo­go de la his­to­ria de Jac Schaef­fer y Ned Ben­son, el guión de Eric Pear­son ubi­ca el esce­na­rio en Ohio en 1995 don­de la niña Natasha (Ever Ander­son) y su her­ma­ni­ta Yele­na (Vio­le­ta McGraw) se ven for­za­das a huir del país con sus supues­tos padres Ale­xei (David Har­bour) y Meli­na (Rachel Weisz), dos espías rusos; des­pués de su retorno a Rusia, esta dis­fun­cio­nal fami­lia se dis­gre­ga. Inme­dia­ta­men­te el rela­to se des­pla­za a 2016 don­de Natasha (Scar­lett Johans­son) reen­con­tra­rá a Yele­na (Flo­ren­ce Pugh) y ambas tra­ta­rán de des­en­mas­ca­rar y derro­tar al villano gene­ral ruso Drey­kov (Ray Wins­to­ne); él super­vi­sa el pro­gra­ma “viu­da negra”, des­ti­na­do a con­ver­tir a jóve­nes huér­fa­nas en sinies­tras ase­si­nas median­te el uso de dro­gas con­tro­la­do­ras de la men­te y en el que des­afor­tu­na­da­men­te Natasha y Yele­na habían sido some­ti­das a ese cruel experimento.

Hay dos aspec­tos que la rea­li­za­do­ra con­si­de­ra en esta his­to­ria. Por un lado se asis­te al típi­co rela­to de acción y aven­tu­ras don­de las fuer­zas del bien lucha­rán con­tra las malig­nas; en ese queha­cer que abar­ca apro­xi­ma­da­men­te la mitad del rela­to, no hay duda que los aman­tes del géne­ro sal­drán satis­fe­chos. Pero más allá del puro entre­te­ni­mien­to ofre­ci­do en las esce­nas de lucha, per­se­cu­cio­nes y bala­ce­ras, median­te una apro­xi­ma­ción deci­di­da­men­te femi­nis­ta la direc­to­ra enfo­ca el deve­nir de Natasha. Debi­do a las hue­llas trau­má­ti­cas de su pasa­do que han que­da­do regis­tra­das en su memo­ria, esta ex sica­ria tra­ta de lograr su ver­da­de­ra iden­ti­dad; es allí que el ciné­fi­lo podrá des­cu­brir el dra­ma de la pro­ta­go­nis­ta en pro­cu­ra de un sin­ce­ro afec­to que final­men­te lo encuen­tra a tra­vés de la soli­da­ri­dad for­ja­da con Yele­na y con sus pro­ge­ni­to­res a pesar de no exis­tir lazos sanguíneos.

Johans­son es una exce­len­te actriz que ha demos­tra­do su inne­ga­ble apti­tud en varios fil­mes, inclu­yen­do entre otros Match Point (2005) y espe­cial­men­te Marria­ge Story (2019); en este caso no resul­ta extra­ño que des­pués de haber dado vida en ocho opor­tu­ni­da­des a Natasha Roma­noff, su nue­va inter­pre­ta­ción del famo­so per­so­na­je resul­ta insu­pe­ra­ble demos­tran­do la deter­mi­na­ción y valen­tía de esta joven mujer aun­que inter­na­men­te se sien­ta vul­ne­ra­ble . A su lado igual­men­te tie­ne oca­sión de lucir­se Pugh como Yele­na logran­do una nota­ble quí­mi­ca con Natasha en las secuen­cias de inti­mi­dad com­par­ti­das; en otros roles se dis­tin­guen la cali­dez brin­da­da por la vete­ra­na Weisz así como Har­bour ofre­cien­do algu­nos momen­tos risue­ños de su sin­gu­lar superhéroe.

Es impor­tan­te remar­car que el film con­clu­ye con un epí­lo­go fue­ra de serie; esto es así, por­que cuan­do comien­zan los cré­di­tos fina­les que se extien­den por 10 minu­tos recién en los últi­mos 2 se inclu­ye una esce­na ‑que obvia­men­te no se deve­la­rá- en la que el espec­ta­dor des­cu­bri­rá quien será la pró­xi­ma super­he­roí­na si es que los estu­dios Mar­vel deci­den con­ti­nuar con esta exi­to­sa fran­qui­cia. En todo caso, se reco­mien­da per­ma­ne­cer en la sala has­ta el últi­mo minu­to. Jor­ge Gutman