OSS 117: BONS BAISERS D’AFRIQUE. Francia, 2021. Un film de Nicolas Bedos. 116 minutos
Este film que clausuró el reciente Festival de Cannes es el tercero de la serie OSS 117 que comenzó en 2006 y prosiguió en 2010. Con el mismo personaje central e intérprete se asiste a una parodia de las comedias de espionaje que habrá de conformar a un público adicto al género.
En tanto que Michel Hazanavicius ha sido el responsable de las películas precedentes, en este caso es el realizador Nicolas Bedos quien lo reemplaza y aunque los estilos puedan diferir no lo es tanto en su resultado teniendo en cuenta que el guionista sigue siendo el escritor Jean-François Halin.
Con su carisma habitual Jean Dujardin asume el rol del infalible Hubert Bonisseur de la Bath ‑alias OSS 117- quien es considerado el mejor agente del servicio secreto francés; después de sus exitosos logros en El Cairo y posteriormente en Rio, ahora la acción se desarrolla en 1981 y la misión que le toca afrontar es mucho más ardua ya que se trata de eliminar la amenaza comunista en África. Para el cumplimiento de su misión él está forzado a tener que aceptar la colaboración de un espía de la nueva generación apodado OSS 1001 (Pierre Niney).
Una vez llegado al continente africano ambos salen al encuentro del Presidente Bamba, un autoritario dictador que cuenta con el apoyo de Francia; el mandatario que desea ser nuevamente reelegido encuentra un serio obstáculo por parte de los combatientes rebeldes de izquierda y simpatizantes de Rusia que desean derrotarlo y como si eso no bastara es la propia esposa de Bamba (Fatou N’Diaye) quien de manera encubierta lidera el movimiento.
Si bien la historia no trasciende mayormente, la misma se nutre de buenos diálogos con algunas situaciones graciosas que se originan en las escaramuzas entre OSS 117 y su emprendedor colaborador que trata de disminuir su prestigio demostrándole que es tanto o más capaz que él. A todo ello esta farsa permite resaltar la virilidad, racismo y sobre todo el sexismo del misógino y egocéntrico Hubert que obviamente no condice con el espíritu de #metoo que habría de adquirir vigencia en posteriores décadas.
Sin ir más lejos esta disparatada comedia distrae sanamente aunque está lejos de generar la intriga, emoción y suspenso que se aprecia en las hazañas de James Bond; en todo caso Dujardin sigue transmitiendo su innata simpatía y entusiasmo en un rol en el que se siente como pez en el agua y a su lado Niney cumple muy bien su cometido como el joven agente. El reparto se completa con Natacha Lindinger, Mélodie Castay y Gilles Cohen. Jorge Gutman
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