Gran Actua­ción de Matt Damon

STILL­WA­TER. Esta­dos Uni­dos, 2021. Un film de Tom McCarthy. 140 minutos.

Con varias bue­nas pelí­cu­las en su haber, sobre todo Spotlight (2015) por la que obtu­vo el Oscar al mejor guión ori­gi­nal ade­más de haber sido pre­mia­do como el mejor film del año, Tom McCarthy ofre­ce en Still­wa­ter un apre­cia­ble tra­ba­jo pro­ta­go­ni­za­do por Matt Damon.

Matt Damon

El actor encar­na a Bill, un viu­do cin­cuen­te­na­rio que resi­de en el peque­ño pue­blo de Still­wa­ter ubi­ca­do en Oklaho­ma, tra­ba­jan­do en la indus­tria petro­lí­fe­ra. De un pasa­do un tan­to tur­bio al haber esta­do algún tiem­po en pri­sión sin que se sepa la cau­sa, su mayor preo­cu­pa­ción es aho­ra ayu­dar a su úni­ca hija Alli­son (Abi­gail Bres­lin) que se había dis­tan­cia­do de él en la medi­da que no ha sabi­do ser un buen padre. Ella dejó el hogar para ir a estu­diar a Mar­se­lla com­par­tien­do su alo­ja­mien­to con su pare­ja Lina; cuan­do un buen día su com­pa­ñe­ra apa­re­ció ase­si­na­da, todo hizo supo­ner que Alli­son había sido la vic­ti­ma­ria, razón por la cual fue con­de­na­da a nue­ve años de encie­rro, a pesar de haber insis­ti­do ser ino­cen­te. Es así que Bill cree haber lle­ga­do el momen­to de des­ple­gar sus esfuer­zos para lim­piar el nom­bre de su hija y posi­bi­li­tar su pron­ta sali­da de la cár­cel tenien­do en cuen­ta que aún le que­dan cua­tro años para cum­plir su con­de­na. Por ese moti­vo deci­de via­jar a Francia.

Al arri­bar a des­tino, la pri­me­ra difi­cul­tad que encuen­tra es la de no domi­nar la len­gua de Moliè­re; no obs­tan­te logra comu­ni­car­se con la abo­ga­da (Anne Le Ny), que en su momen­to defen­dió a su hija sin haber logra­do su liber­tad; sin embar­go, ella le hace saber que el caso judi­cial está cerra­do y que no exis­te posi­bi­li­dad algu­na de que pue­da reabrir­se. Al reen­con­trar­se con Alli­son en el cen­tro peni­ten­cia­rio, en la que nue­va­men­te per­ju­ra de no haber mata­do a su ami­ga, ella le sumi­nis­tra una pis­ta que podría con­du­cir a loca­li­zar al homicida.

Cir­cuns­tan­cial­men­te Bill sale al encuen­tro de Vir­gi­nie (Cami­lle Cot­tin), una actriz fran­ce­sa per­fec­ta­men­te bilin­güe y madre mono­pa­ren­tal de la peque­ña Maya (Lilou Siau­vaud), quien de mutuo pro­pio se apres­ta a dar­le una mano para ubi­car a la per­so­na cul­pa­ble; asi­mis­mo, esta bon­da­do­sa mujer le sumi­nis­tra hos­pe­da­je en su hogar duran­te el perío­do que dure la inves­ti­ga­ción. Esta tem­po­ral con­vi­ven­cia cimen­ta un lazo afec­ti­vo entre él y su anfi­trio­na como así tam­bién entre el hués­ped y la ado­ra­ble y vivaz Maya quien halla en Bill al ami­go y padre que has­ta enton­ces no había tenido.

El acer­ta­do guión del rea­li­za­dor ela­bo­ra­do con los escri­to­res Tomas Bide­gain y Noe Debre, ade­más de crear la intri­ga en saber si será posi­ble detec­tar o no al ase­sino, demues­tra que es fac­ti­ble la exis­ten­cia de víncu­los soli­da­rios entre per­so­nas de opues­ta per­so­na­li­dad y dife­ren­tes cul­tu­ras. Asi­mis­mo el desa­rro­llo de la tra­ma per­mi­te ilus­trar a Mar­se­lla no sola­men­te como la lumi­no­sa y efer­ves­cen­te ciu­dad por­tua­ria sino tam­bién ofre­cien­do una visión de los dis­tri­tos menos favorecidos.

Damon ofre­ce una inter­pre­ta­ción dig­na de un Oscar como el taci­turno, impe­ne­tra­ble y con­te­ni­do indi­vi­duo que en más de un aspec­to repre­sen­ta al arque­ti­po ame­ri­cano sure­ño y que a tra­vés de su viven­cia logra encon­trar el sen­de­ro que le per­mi­ti­rá redi­mir­se. Por su par­te Cot­tin se luce como la per­so­na diná­mi­ca y deci­di­da a ofre­cer su apo­yo incon­di­cio­nal a quien lo requie­re. Men­ción espe­cial mere­ce Siau­vaud, una peque­ña gran actriz que atrae por la auten­ti­ci­dad que vuel­ca en su personaje.

En resu­men, Still­wa­ter es un pon­de­ra­ble dra­ma con­mo­ve­dor, bien cons­trui­do y que median­te una vuel­ta de tuer­ca con­du­ce a un impre­vis­to y con­vin­cen­te des­en­la­ce que afor­tu­na­da­men­te dis­ta de ser com­pla­cien­te. Jor­ge Gutman