FLAG DAY. Estados Unidos, 2021. Un film de Sean Penn. 108 minutos
Varias características distinguen al reciente film de Sean Penn. En primer lugar la historia verdadera que se relata está basada en la autobiografía de la periodista Jennifer Vogel publicada en su libro Flim-Flam Man: The True Story of Muy Father’s Counterfeit Life de 2004 donde a manera de catarsis transmite la experiencia vivida con su progenitor, tal como su título lo anticipa. En segundo lugar, Penn por primera vez dirige y actúa al mismo tiempo haciéndolo con su hija Dylan como co-protagonista, además de incluir en el reparto a su hijo Hopper Jack. Finamente, en la ficción del relato los reales personajes de Jennifer y su padre John Vogel están caracterizados por Dylan y Sean.

Sean y Dylan Penn
Apelando a una narración no cronológica y a veces innecesaria porque tiende a confundir, el realizador se vale del guión de Jez Butterworth y John-Henry Butterworth para sumergir al espectador en el mundo de Jennifer a partir de sus años de infancia. A comienzos de la década del 70, en Minnesota ella es criada por sus padres John y Patty (Katheryn Winnick); tanto la niña (Addison Tymec) de 6 años como su hermanito Nick (Beckam Crawford) de 4, gozan al principio de la despreocupación infantil; pero la felicidad se trunca a causa de su progenitor irresponsable en los aspectos financieros donde al estar seriamente endeudado deja el hogar. En la medida que Patty es adicta a la bebida y además depresiva, los niños optan por vivir con John en el hogar que ahora comparte con su amiga Debbie (Bailey Noble). Hay varias escenas que evidencian el cariño y la comunicación especial existente entre padre e hija.
Cuando años después, Jennifer (Dylan) es ya una adolescente viviendo nuevamente con su madre, quien está unida a un hombre que intenta asaltarla sexualmente, ella deja definitivamente su hogar para nuevamente habitar con John, aunque Nick (Hopper Jack Penn) sigue con su madre. Es a partir de allí que la muchacha comienza a comprobar que los negocios que su padre le dice estar involucrados, no son nada limpios. No obstante el mutuo amor existente entre ambos, Jennifer sufre una gran decepción cuando John atraca un banco y es condenado a 15 años de prisión. En tanto, ella persigue una carrera de periodismo en la Universidad de Minessota, donde una vez graduada obtiene un importante empleo en un periódico de Minneapolis; a todo ello, se mantiene alejada de su progenitor después de una visita a la cárcel que transcurre en un clima de alta tensión.
A mediados de los años 90, John retorna a la vida civil y realiza denodados esfuerzos para comunicarse con su hija y esperando que le dé una segunda oportunidad al asegurarle que está encaminado seriamente en una empresa de imprenta y fotocopias. La realidad es bien otra cuando en 1995 se descubre que el maniático individuo ha fabricado con una maestría insuperable 22 millones de dólares.
El film gravita por la superlativa interpretación de Sean y Dylan. Del realizador como actor no resulta sorprendente porque en numerosos filmes por él acrtuados ha demostrado ser uno de los mejores del cine americano; aquí nuevamente deslumbra en la personalidad de un delirante, timador, embaucador y compulsivo mentiroso, donde el cariño de su hija constituye el verdadero aliciente de su existencia. Por su parte, Dylan es todo una revelación demostrando su excepcional madurez como la hija profundamente desilusionada que pretende transformar a su amado padre sin poder lograrlo. La realización de Penn es un tanto desigual al optar por una narración que se vuelve repetitiva; de todos modos, ha logrado un drama familiar que aunque lejos de excepcional brinda algunos momentos de genuina emoción en la compleja relación de una abnegada hija con un padre delincuente. Jorge Gutman