Cine­ma­nia 2021 (2)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí el comen­ta­rio de 5 títu­los vis­tos en el Festival

De Son Vivant (Fran­cia)

La muer­te como últi­ma eta­pa de la vida es deci­di­da­men­te ineluc­ta­ble pero si hay algo que la con­vier­te en menos teme­ro­sa es el que se igno­ra cuan­do acon­te­ce­rá; sin embar­go algo dife­ren­te acon­te­ce cuan­do alguien gra­ve­men­te enfer­mo sabe que su fin es inmi­nen­te. En base a lo que pre­ce­de la actriz y rea­li­za­do­ra Emma­nue­lle Ber­cot ofre­ce en De Son Vivant un dra­ma lace­ran­te que cons­ti­tu­ye una ver­da­de­ra radio­gra­fía del via­je sin retorno.

Cathe­ri­ne Deneu­ve y Benoît Magimel

Con la cola­bo­ra­ción de la guio­nis­ta Mar­cia Romano, el rela­to intro­du­ce a Ben­ja­min (Benoît Magi­mel), un hom­bre sol­te­ro de 39 años enfer­mo de cán­cer de pán­creas que al asis­tir a la con­sul­ta médi­ca, el Dr. Eddé (Gabriel Sara) le comu­ni­ca que estan­do en un esta­dio 4 del mal es impo­si­ble de ser cura­do y su muer­te, esta­dís­ti­ca­men­te con­si­de­ra­da, pue­de pro­du­cir­se entre 6 meses y dos años a más tar­dar. Acom­pa­ña­do de Crys­tal (Cathe­ri­ne Deneu­ve), su pose­si­va madre, ambos escu­chan ate­rra­dos el dolo­ro­so diagnóstico.

En la narrra­ción efec­tua­da a lo lar­go de un año, se asis­te a la evo­lu­ción de la enfer­me­dad en su tra­mo final don­de en un prin­ci­pio Ben­ja­min pue­de des­en­vol­ver­se sin estar hos­pi­ta­li­za­do. Es en ese perío­do que él se dedi­ca con deno­da­do fer­vor a pro­se­guir su acti­vi­dad de pro­fe­sor de tea­tro para alum­nos que están pre­pa­ran­do su ingre­so al Con­ser­va­to­rio Nacio­nal, aun­que sin divul­gar­les el mal que le aque­ja. Sin poder dete­ner el paso del tiem­po, lle­ga el momen­to en que debe per­ma­ne­cer en el hos­pi­tal con el con­si­guien­te dete­rio­ro que va expe­ri­men­tan­do su orga­nis­mo has­ta exha­lar el últi­mo suspiro..

Hay varios aspec­tos impor­tan­tes de rese­ñar que real­zan al dra­ma de mane­ra exce­len­te. Sin saber exac­ta­men­te cuál es el cen­tro hos­pi­ta­la­rio en el que Ben­ja­min es aten­di­do, en pri­mer lugar resal­ta la pro­fun­da huma­ni­dad ema­na­da por el Dr. Eddé en don­de no solo actúa como oncó­lo­go sino tam­bién como tera­peu­ta y guía espi­ri­tual del enfer­mo. Asi­mis­mo es com­ple­ta­men­te rea­lis­ta la rela­ción de Crys­tal con su hijo, en el que ambos no pue­den resig­nar­se a acep­tar lo que sobre­ven­drá; pero lo más impor­tan­te es cómo esta mujer desea que su hijo le per­do­ne debi­do a un acto de pro­fun­do egoís­mo come­ti­do cuan­do vein­te años atrás.lo impul­só a que aban­do­na­ra a la mujer aus­tra­lia­na que emba­ra­zó y al bebé que lle­gó al mun­do sin haber­lo reconocido.

Ber­cot ha logra­do de su elen­co actua­cio­nes supre­mas. Deneu­ve, la des­co­llan­te diva del cine fran­cés, con­mue­ve pro­fun­da­men­te como una madre que tie­ne que hacer deno­da­dos esfuer­zos para poder acep­tar la pér­di­da de su hijo. Magi­mel, sin duda en el papel más difí­cil y logra­do de su carre­ra, sen­ci­lla­men­te des­lum­bra en la meta­mor­fo­sis que va expe­ri­men­tan­do su per­so­na­je. El ter­cer gran pro­ta­go­nis­ta de este dra­ma es Gabriel Sara quien en la vida real es un renom­bra­do oncó­lo­go ame­ri­cano; al haber acep­ta­do el rol del Dr. Eddé, su actua­ción no pue­de resul­tar más genui­na en el apo­yo moral que le sumi­nis­tra a Ben­ja­min y a su madre. Igual­men­te des­ta­ca­ble. es la par­ti­ci­pa­ción de Céci­le De Fran­ce como la abne­ga­da enfer­me­ra que en cier­ta medi­da se extra­li­mi­ta en sus fun­cio­nes para ofre­cer sosie­go, con­fort y amor a Ben­ja­min. En pape­les de apo­yo se dis­tin­guen Lou Lam­pros como una de las estu­dian­tes de tea­tro y Oscar Mor­gan como el ile­gí­ti­mo hijo de Benjamin.

Con esta cró­ni­ca de una muer­te anun­cia­da, Ber­cot logra su mejor tra­ba­jo como rea­li­za­do­ra y a pesar de su incon­for­ta­ble temá­ti­ca su visión es alta­men­te recomendable

Rou­ge (Fran­cia-Bél­gi­ca)

Con una muy bue­na narra­ción el rea­li­za­dor Farid Ben­to­umi abor­da un dra­ma eco­ló­gi­co ins­pi­ra­do en even­tos reales. Basa­do en el guión del rea­li­za­dor con la cola­bo­ra­ción de Samuel Doux, el inte­rés del rela­to des­can­sa en la coli­sión que se pro­du­ce entre una hones­ta mujer y la corrup­ción cor­po­ra­ti­va que enfren­ta en su trabajo.

Zita Han­rot y Sami Bouajila

Al no haber logra­do sal­var la vida de un pacien­te que en esta­do de gra­ve­dad per­ma­ne­cía en la sala de emer­gen­cia de un cen­tro hos­pi­ta­la­rio, la joven prac­ti­can­te Nour (Zita Han­rot) deja su pues­to para acep­tar la posi­ción de enfer­me­ra resi­den­te en la plan­ta quí­mi­ca en que tra­ba­ja su padre Sil­ma­ne (Sami Boua­jia) don­de ade­más es el líder sin­di­cal defen­dien­do los dere­chos de los operarios.

A los pocos días de comen­zar sus labo­res Nour obser­va que cier­tas reglas sani­ta­rias no se cum­pliem­tan en la empre­sa, tales como no repor­tar los acci­den­tes de tra­ba­jo pro­du­ci­dos, la ausen­cia de revi­sa­ción médi­ca de algu­nos emplea­dos y la no con­si­de­ra­ción de los efec­tos de la polu­ción pro­du­ci­da. Esos repa­ros son mani­fes­ta­dos a su padre de mane­ra fir­me aun­que él los des­es­ti­ma seña­lan­do que la fábri­ca sumi­nis­tra empleo a 200 per­so­nas, impul­san­do de este modo la eco­no­mía local.

El nudo dra­má­ti­co del rela­to se pro­du­ce cuan­do la enfer­me­ra se vin­cu­la con Emma (Céli­ne Salle­te), una perio­dis­ta inves­ti­ga­do­ra que le hace ver cómo los resi­duos tóxi­cos que gene­ra la plan­ta son ver­ti­dos de mane­ra ocul­ta en un lago pró­xi­mo. Eso indu­ce a Nour a rea­li­zar una ope­ra­ción arries­ga­da para la obten­ción de una prue­ba que evi­den­cie el peli­gro gene­ra­do por la negli­gen­cia asu­mi­da por el direc­tor de la empre­sa (Oli­vier Gourmet).

A tra­vés de una muy bue­na des­crip­ción de los per­so­na­jes, el rea­li­za­dor plan­tea de mane­ra con­ci­sa y efec­ti­va el con­flic­to éti­co que se pro­du­ce entre la inte­gri­dad de Nour deci­di­da a denun­ciar la reali­dad impe­ran­te y la acti­tud de su padre que sien­te la obli­ga­ción de guar­dar silen­cio y man­te­ner la leal­tad con la empre­sa que le ha pro­di­ga­do tra­ba­jo y sus­ten­to duran­te 30 años. Ade­más de la acer­ta­da direc­ción de Ben­to­umi el film se valo­ri­za por las remar­ca­bles inter­pre­ta­cio­nes de Han­rot y Bouajila.

Les Intran­qui­lles (Bél­gi­ca)

La bipo­la­ri­dad es el deli­ca­do tema que el direc­tor bel­ga Joa­chim Lafos­se con­si­de­ra en su recien­te tra­ba­jo que obtu­vo una posi­ti­va aco­gi­da por par­te de los crí­ti­cos en oca­sión de su estreno mun­dial en Cannes.

Damien Bon­nard y Leï­la Bekhti

De mane­ra meticu­losa el rea­li­za­dor plan­tea el pro­ble­ma a par­tir de la pri­me­ra secuen­cia que se desa­rro­lla en una pla­ya de la Cos­ta Azul. Allí se encuen­tran el pin­tor artís­ti­co Damien (Damien Bon­nard), su mujer Leï­la (Leï­la Bekh­ti) y el peque­ño hijo Ami­ne (Gabriel Merz Cham­mah). Cuan­do Damien sale a nadar y demo­ra en regre­sar se pre­su­me que algo raro le acon­te­ce; eso se con­fir­ma en las sub­si­guien­tes esce­nas en don­de su insom­nio lo obli­ga a mitad de la noche a levan­tar­se y de mane­ra hiper­ac­ti­va poner­se a arre­glar una bici­cle­ta o bien a pin­tar. De la narra­ción de Lafos­se que­da cla­ro que se con­tem­pla a un indi­vi­duo bipo­lar con varia­cio­nes mar­ca­das en su esta­do aní­mi­co; es así que su espo­sa hace lo posi­ble para con­te­ner sus perío­dos de exci­ta­ción e inten­sa acti­vi­dad, tra­tan­do de que él ingie­ra los medi­ca­men­tos pres­crip­tos que sue­le eludir.

Cuan­do su para­noia alcan­za situa­cio­nes extre­mas urge su hos­pi­ta­li­za­ción don­de es some­ti­do a un cóc­tel de dro­gas para ali­viar su eufo­ria; al regre­sar a su hogar la medi­ca­ción sumi­nis­tra­da logra tran­qui­li­zar­lo pero a expen­sas de con­ver­tir­lo en un ser pasi­vo, tris­te, depri­mi­do e inca­paz de expe­ri­men­tar emoción.

Sin sobre­ac­tuar Bonard y Bekh­ti ofre­cen inter­pre­ta­cio­nes excep­cio­na­les. El actor rea­li­za un increí­ble tour de for­ce para carac­te­ri­zar al tor­tu­ra­do enfer­mo, en tan­to que Bekh­ti no le va en zaga como la abne­ga­da mujer que sin­tien­do un gran amor por Damien hace lo impo­si­ble para ayu­dar­lo al com­pren­der que él no es cul­pa­ble del mal que lo aque­ja; por su par­te Merz Cham­mah actúa natu­ral­men­te como el hijo que es tes­ti­go de la enfer­me­dad men­tal de su padre.

Sobria­men­te rea­li­za­do, Lafos­se se limi­ta a expo­ner el pro­ble­ma sin ofre­cer solu­cio­nes a esta gra­ve afec­ción aun­que ilus­tran­do cómo es posi­ble la con­vi­ven­cia del núcleo fami­liar fren­te a las con­di­cio­nes des­crip­tas.. Como un espec­ta­dor invi­si­ble uno empa­ti­za ple­na­men­te con la suer­te de sus per­so­na­jes apre­cian­do la nota­ble cali­dad de este angus­tian­te y dolo­ro­so relato.

Illu­sions Per­dues (Fran­cia-Bél­gi­ca)

El direc­tor Xavier Gian­no­li efec­túa una relec­tu­ra de Las Ilu­sio­nes Per­di­das, la obra maes­tra de Hono­ré de Bal­zac escri­ta entre 1837 y 1843, enfo­can­do el ascen­so, triun­fo y caí­da en des­gra­cia de un lúci­do poeta.

Ben­ja­min Voisin

En la adap­ta­ción rea­li­za­da por el cineas­ta y Jac­ques Fies­chi, la acción se ubi­ca en 1821 en la peque­ña ciu­dad de Angou­lè­me, al sudoes­te de Fran­cia. Allí vive Lucien Char­don (Ben­ja­min Voi­sin), un joven e idea­lis­ta poe­ta de humil­de ori­gen que para ganar­se el sus­ten­to tra­ba­ja duran­te el día en un taller de impren­ta. Sus poe­mas están diri­gi­dos a su ama­da Loui­se (Céci­le de Fran­ce), una bella aris­tó­cra­ta que apre­cia su talen­to y ade­más retri­bu­ye su amor a pesar de estar casa­da. Cuan­do se des­ta­pa la noti­cia del adul­te­rio, ambos huyen a París en don­de él inten­ta­rá con el apo­yo de su aman­te abrir­se camino como poe­ta y crí­ti­co literario.

Al poco tiem­po Loui­se, fuer­te­men­te influi­da por su pri­ma la Mar­que­sa de Espard (Jean­ne Bali­bar), deci­de sepa­rar­se de Lucien al com­pro­bar que la dife­ren­cia de cla­se cons­ti­tu­ye un serio obs­tácu­lo para con­ti­nuar la rela­ción. Sin la pro­tec­ción de su ena­mo­ra­da y con poco dine­ro en el bol­si­llo Lucien de mane­ra cir­cuns­tan­cial cono­ce a Louis­teau (Vin­cent Lacos­te), un arti­cu­lis­ta que apre­cian­do cómo el poe­ta escri­be lo intro­du­ce a un perió­di­co libe­ral que se carac­te­ri­za por estar al ser­vi­cio de una pren­sa libre e inde­pen­dien­te. Gra­dual­men­te, las crí­ti­cas sin­ce­ras y bien arti­cu­la­das de Lucien, per­mi­ten que obten­ga el mere­ci­mien­to que aspi­ra­ba por lar­go tiem­po has­ta el momen­to en que su des­me­di­da ambi­ción y codi­cia van desin­te­gran­do sus pro­fun­das y hones­tas convicciones.

Con gran maes­tría Gian­no­li trans­mi­te el pen­sa­mien­to crí­ti­co de Bal­zac demos­tran­do cómo la pren­sa tra­tan­do de estar al ser­vi­cio de los accio­nis­tas que la man­tie­nen, mani­pu­la el con­te­ni­do de las noti­cias y artícu­los que se publi­can; por ana­lo­gía esa acti­tud se tra­du­ce igual­men­te a dife­ren­tes mani­fes­ta­cio­nes del arte don­de un perio­dis­ta cri­ti­can­do a su anto­jo pue­de con sus comen­ta­rios ele­var o sabo­tear a un artis­ta. Lo que cla­ra­men­te ilus­tra el rela­to es que la liber­tad de expre­sión de la pren­sa escri­ta es una uto­pía en la medi­da que el poder del dine­ro pue­de lle­gar a aca­llar, men­tir y ter­gi­ver­sar la ver­dad. Aun­que escri­to hace más de siglo y medio el men­sa­je de su autor refle­ja­do en esta exce­len­te pelí­cu­la adquie­re vigen­cia con las “fake news” de la hora actual.

Lide­ran­do el elen­co inte­gra­do por con­sa­gra­dos acto­res, Voi­sin trans­mi­te mag­ní­fi­ca­men­te la evo­lu­ción del idea­lis­ta poe­ta que ter­mi­na auto­des­tru­yén­do­se con la pér­di­da de sus ilu­sio­nes. A su lado igual­men­te se des­ta­can Lacos­te, De Fran­ce, Bali­bar y Salo­mé Dewaels como la com­pa­ñe­ra de Lucien. Men­ción espe­cial mere­cen el actor y direc­tor Xavier Dolan carac­te­ri­zan­do con soli­dez a Nathan, el nove­lis­ta rival del poe­ta que en últi­ma ins­tan­cia se con­vier­te en su con­cien­cia moral y Gérard Depar­dieu ani­man­do remar­ca­ble­men­te a un edi­tor analfabeto.

Azor (Sui­za-Fran­cia-Argen­ti­na)

En un aus­pi­cio­so debut el rea­li­za­dor sui­zo Andreas Fon­ta­na trans­por­ta al espec­ta­dor a un dra­má­ti­co perío­do de la his­to­ria argen­ti­na a tra­vés de un thri­ller polí­ti­co muy bien urdido.

Fabri­zio Rongione

El efi­caz guión del rea­li­za­dor ubi­ca la tra­ma en la ciu­dad de Bue­nos Aires en 1980, duran­te la omi­no­sa dic­ta­du­ra que ensom­bre­ció al país. Pro­ve­nien­te de Sui­za lle­ga a la capi­tal Yvan De Wiel (Fabri­zio Ron­gio­ne), un ban­que­ro pri­va­do de Gine­bra, jun­to con su espo­sa Inés (Stépha­nie Cléau). El obje­ti­vo es con­tac­tar a su socio René Keys quien es el repre­sen­tan­te de la ins­ti­tu­ción finan­cie­ra en Argentina.

Ambos visi­tan­tes que domi­nan el espa­ñol son bien reci­bi­dos y aco­mo­da­dos en un lujo­so hotel don­de pron­ta­men­te comien­zan a per­ci­bir la atmós­fe­ra asfi­xian­te rei­nan­te fren­te al núme­ro de des­apa­re­ci­dos que se va regis­tran­do en el país con la anuen­cia del gobierno militar.

A medi­da que la his­to­ria va pro­gre­san­do se podrá lle­gar a cono­cer algu­nos deta­lles sobre la ausen­cia de Keys a tra­vés de la ver­sión que se tie­ne de él en los con­tac­tos man­te­ni­dos por De Wiel con algu­nos de los clien­tes del ban­co, en su visi­ta al Círcu­lo de Armas y en las reunio­nes socia­les a las que acu­de con su esposa.

Para Yvan lo más impor­tan­te es man­te­ner a su clien­te­la a pesar de la des­apa­ri­ción de su socio; en tal sen­ti­do el film expo­ne la mane­ra en que se pro­du­ce el envío de las gran­des sumas de dine­ro de los inver­so­res argen­ti­nos median­te secre­tas nego­cia­cio­nes, evi­den­cian­do al mis­mo tiem­po el rol cier­ta­men­te ambi­guo de las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras de Suiza.

Lo fas­ci­nan­te de Azor es la nota­ble ilus­tra­ción que efec­túa Fon­ta­na de la alta bur­gue­sía argen­ti­na y su com­por­ta­mien­to duran­te ese nefas­to perío­do ade­más de haber logra­do un rela­to que gene­ra un cau­ti­van­te cli­ma de intri­ga y misterio.