Rele­van­te Docu­men­tal Animado

FLEE. Dina­mar­ca-Fran­cia-Sue­cia-Norue­ga, 2020. Un docu­men­tal de Jonas Poher Ras­mus­sen. 89 minutos.

Si bien el tema de los refu­gia­dos ya ha sido con­si­de­ra­do por el cine en varias oca­sio­nes, este docu­men­tal del rea­li­za­dor danés Jonas Poher Ras­mus­sen se dis­tin­gue por la pro­fun­da huma­ni­dad que trasunta.

El docu­men­ta­lis­ta enfo­ca a su ami­go Amin Nawa­bi de 36 años de edad cuyo nom­bre ver­da­de­ro ha que­ri­do ocul­tar como asi­mis­mo su ros­tro, razón por la cual la fil­ma­ción se efec­tuó con la téc­ni­ca de la ani­ma­ción. Naci­do en Afga­nis­tán, Amin hace 20 años lle­gó a Dina­mar­ca como refu­gia­do pre­ten­dien­do que era un huér­fano para ser admi­ti­do; en la actua­li­dad es un indi­vi­duo com­ple­ta­men­te inte­gra­do al país anfi­trión don­de como gay vive abier­ta­men­te su orien­ta­ción sexual y está pró­xi­mo a casar­se con Kas­per, su pareja.

Una esce­na de FLEE

Los trau­má­ti­cos suce­sos vivi­dos por Amin pre­vio a su lle­ga­da a Dina­mar­ca, moti­va­ron a que­rer­los apar­tar de su memo­ria; con todo, en este docu­men­tal deci­de por pri­me­ra vez narrar­los a Ras­mus­sen median­te una tera­pia con­fe­sio­nal capaz de sanar las hon­da heri­das psi­co­ló­gi­cas del pasa­do. Ese recuen­to comien­za a par­tir de su infan­cia en Kabul con la pre­sen­cia de los muyahi­di­nes en Afga­nis­tán en la déca­da del 80; allí él es tes­ti­go de las ame­na­zas reci­bi­das por su fami­lia de las auto­ri­da­des loca­les don­de su padre fue pre­sa de las atro­ci­da­des come­ti­das por los tali­ba­nes, su her­ma­na secues­tra­da y su her­mano mayor casi for­za­do de par­ti­ci­par en la gue­rra civil afga­na. En la hui­da empren­di­da a tra­vés de tra­fi­can­tes huma­nos, Amin lle­ga a Mos­cú don­de la xeno­fo­bia del país no cons­ti­tu­ye el lugar con­ve­nien­te para resi­dir. Con los suyos dis­per­sa­dos a tra­vés de Euro­pa, el ya ado­les­cen­te mucha­cho arri­ba a Sue­cia per­ma­ne­cien­do ile­gal, para final­men­te anclar­se en Dina­mar­ca; es en Copenha­gue don­de encuen­tra un lugar en el mun­do, lejos de la opre­sión sufri­da, dis­fru­tan­do de la vida con su ama­do sin tener que ocul­tar su homo­se­xua­li­dad y en don­de pro­fe­sio­nal­men­te se desem­pe­ña como sóli­do académico.

Aun­que el rela­to guio­ni­za­do por Ras­mus­sen con Amin cons­ti­tu­ye en sí mis­mo un ele­men­to vital del docu­men­tal, no menos impor­tan­te es cómo se valo­ri­za a tra­vés de la ani­ma­ción; en tal sen­ti­do el cineas­ta se ha vali­do de la remar­ca­ble dise­ña­do­ra de arte Jess Nicholls quien emplean­do dife­ren­tes esti­los de dibu­jos logra un docu­men­to visual­men­te encan­ta­dor trans­mi­tien­do las varia­das emo­cio­nes expe­ri­men­ta­das por su protagonista.

En suma, este exce­len­te y absor­ben­te docu­men­tal gene­ra un impac­to deci­di­da­men­te imbo­rra­ble median­te sus rea­lis­tas y per­tur­ba­do­ras imá­ge­nes de archi­vo capa­ces de per­mi­tir a la audien­cia some­ter­se a una inmer­si­va expe­rien­cia a tra­vés de lo que está juzgando.

Por sus inne­ga­bles méri­tos, el film reci­bió varias dis­tin­cio­nes, entre las mis­mas el Gran Pre­mio del Jura­do otor­ga­do en el fes­ti­val de Sun­dan­ce 2021 en la cate­go­ría de mejor docu­men­tal inter­na­cio­nal. Ade­más es la pelí­cu­la desig­na­da por Dina­mar­ca para com­pe­tir por el Oscar de mejor film inter­na­cio­nal. Jor­ge Gutman