ON EST FAIT POUR S’ENTENDRE (Hear me out). Francia, 2020. Un film escrito y dirigido por Pascal Elbé. 92 minutos.
Después de haber incursionado en Tête de Turc (2010) y Je compte sur vous (2015), el popular actor francés Pascal Elbé nuevamente se ubica detrás de la cámara en On est fait pour s’entendre, cuyo guión le pertenece y también asume el rol protagónico. Típicamente esta comedia sin ser excepcional resulta placentera en la medida que está hecha con buen gusto, no hay situaciones inverosímiles y por trasuntar humanidad apelando a recursos honestos.
Elbé anima a Antoine, un profesor de historia de un liceo, cuya vida conyugal de 10 años naufraga cuando por razones de incompatibilidad su compañera (Julia Faure) decide dejarlo. Poniendo en su departamento la música a alto volumen, el ruido produce un notorio desagrado en Claire (Sandrine Kiberlain), su vecina del piso inferior; ella habiendo quedado viuda vive temporariamente con su pequeña hija Violette (Manon Lemoine) en el departamewnto de su hermana Léna (Valérie Donzelli) y su cuñado Julien (Antoine Gouy).
El punto de inflexión del relato se produce cuando Antoine pierde el sentido de la audición y se encuentra forzado a recurrir al uso de audífonos. Sintiéndose incapacitado por dicho problema él oculta su deficiencia con quienes le rodean con la única excepción de Francis (François Berléand), un gran amigo bonachón que es asimismo su colega en la escuela donde enseña.
A todo ello Claire está preocupada por su hijita que sufre de pesadillas y además permanece sin hablar debido a la repercusión psíquica causada por la muerte accidental de su padre. Quiere la circunstancia que se forje un acercamiento entre Antoine y la niña por lo que el mutismo de ella gradualmente desaparece. Sintiéndose reconfortada al ver que Violette se va recuperando gracias a su vecino, Claire adopta una actitud conciliatoria con Antoine que en última instancia desemboca en un vínculo romántico.
Simultáneamente Elbé agrega a su historia la relación de Antoine con su hermana Jeanne (Emmanuelle Devos), donde ambos deben lidiar con el estado de Alzheimer de su anciana madre Angèle (Marthe Villalonga).
El film se nutre de muchas escenas hilarantes que derivan del problema auditivo de Antoine. En la medida que el uso del dispositivo auditivo le amplifica el volumen que llega a molestarlo fuertemente, él trata de desprenderse del mismo cuando está interactuando con terceros. Es así que en la primera salida con Claire a cenar se producen situaciones jocosas cuando sin el aparato no alcanza a oír convenientemente lo que ella le está hablando. Algo similar acontece en una reunión de profesores donde él increpa a una colega (Claudia Tagbo) debido a un malentendido causado por su sordera.
Con un ritmo preciso y sin decaer en momento alguno el realizador extrae provecho de su guión en donde las historias de Claire, Antoine y la de éste con su hermana y su madre están satisfactoriamente cohesionadas. Con personajes bien desarrollados, Elbé ha reunido un homogéneo elenco para animarlos; comenzando por sí mismo, el realizador transmite convincentemente la fragilidad de un individuo afectado por su deficiencia auditiva y que prefiere callar su problema para no despertar compasión; el resto del reparto cumple acertadamente con cada uno de los roles asignados permitiendo que se cree una natural empatía con los mismos.
Imbuido de considerable dosis de ternura y sin complacencia alguna Elbé ofrece un divertimento capaz de entretener gratamente a la audiencia. Jorge Gutman