Patio de Recreo

UN MON­DE / PLAY­GROUND. Bél­gi­ca, 2021. Un film escri­to y diri­gi­do por Lau­ra Wan­del. 72 minutos

Enco­mia­ble labor es la empren­di­da por la novel direc­to­ra Lau­ra Wan­del quien con nota­ble aplo­mo abor­da en Un Mon­de un muy preo­cu­pan­te tema que invi­ta a medi­tar y refle­xio­nar al fina­li­zar su proyección.

El títu­lo más apro­pia­do para este dra­ma sería el de “un peque­ño mun­do” refi­rién­do­se al uni­ver­so esco­lar en don­de niños inde­fen­sos son obje­to de abu­sos emo­cio­na­les y/o físicos..

Maya Van­der­be­que y Gün­ter Duret

El film comien­za con una secuen­cia en don­de se obser­va a Nora (Maya Van­der­be­que), una niña de 7 años que se apres­ta a ini­ciar sus estu­dios pri­ma­rios; ella se resis­te a dejar a su padre (Karim Lekou) que la ha acom­pa­ña­do has­ta la puer­ta de la escue­la; en tan­to su her­mano Abel (Gün­ter Duret), de 9 años que tam­bién asis­te al mis­mo cole­gio y se encuen­tra jun­to a ella tra­ta de res­guar­dar­la has­ta que entra al aula. En un prin­ci­pio Nora le cues­ta adap­tar­se al nue­vo medio y es así que duran­te las horas de almuer­zo, en los recreos o en acti­vi­da­des extra­cu­rri­cu­la­res ella inten­ta estar al lado de Abel, aun­que él la ins­ta a per­ma­ne­cer con sus com­pa­ñe­ros de clase.

Gra­dual­men­te la peque­ña va adqui­rien­do mayor con­fian­za en sí mis­ma y comien­za a sen­tir­se más con­for­ta­ble al lograr hacer­se de algu­nas ami­gas de su cur­so. El dis­pa­ra­dor del rela­to se pro­du­ce cuan­do cir­cuns­tan­cial­men­te ella con­tem­pla de lejos cómo la cabe­za de su her­mano es sumer­gi­da en el agua del inodo­ro del baño por otros alum­nos del cole­gio. Cuan­do des­pués del vio­len­to epi­so­dio Nora pro­fun­da­men­te per­tur­ba­da se acer­ca a Abel, él le rue­ga que no comen­te a nadie de la escue­la como tam­po­co a su padre el dra­má­ti­co inci­den­te tes­ti­mo­nia­do por­que de hacer­lo las con­se­cuen­cias podrían per­ju­di­car­lo aún más. En con­se­cuen­cia Nora se encuen­tra en el con­flic­ti­vo dile­ma de si real­men­te debe obe­de­cer a su her­mano o en cam­bio denun­ciar el hecho a su padre y a la escuela.

El gra­ve dra­ma del hos­ti­ga­mien­to esco­lar es expues­to por Wan­del con remar­ca­ble sobrie­dad y valién­do­se de la impe­ca­ble foto­gra­fía de Fré­dé­ric Noirhom­me enfo­ca cui­da­do­sa­men­te el ros­tro de Nora quen trans­mi­te viva­men­te su enor­me con­flic­to emo­cio­nal por la for­ma en que se desa­rro­llan los acon­te­ci­mien­tos. A pesar de reci­bir el apo­yo de una que­ri­da pro­fe­so­ra (Lau­ra Wan­del), ella com­prue­ba cómo los edu­ca­do­res y res­pon­sa­bles de la escue­la actúan pasi­va­men­te al con­si­de­rar que lo que ocu­rre fue­ra del aula son situa­cio­nes pro­pias de niños que jue­gan sin que alcan­cen mayor trascendencia.

Fren­te a ese códi­go de silen­cio que pare­cie­ra impe­rar para que el escán­da­lo no reper­cu­ta, esos fre­cuen­tes aco­sos esco­la­res se podrían com­pa­rar con lo que ocu­rre en las pri­sio­nes de las cár­ce­les entre algu­nos pre­sos mato­nes ata­can­do a los más débi­les sin que éstos pue­dan denun­ciar­los para no arries­gar sus vidas.

El per­tur­ba­dor retra­to de ese mun­do infan­til, es alta­men­te preo­cu­pan­te en la medi­da que el film no pue­de ni pre­ten­de ofre­cer solu­cio­nes al “bull­ying”. Es así que la eli­mi­na­ción del mie­do de par­te de la víc­ti­ma, así como una acción más enér­gi­ca por par­te de los edu­ca­do­res y direc­to­res de escue­la para seguir más de cer­ca lo que los alum­nos rea­li­zan en sus momen­tos de recrea­ción esco­lar, podrían ate­nuar el pro­ble­ma; a ello cabría agre­gar cuan impor­tan­te es crear una empa­tía de los padres hacia sus hijos para que éstos no se sien­tan inhi­bi­dos de mani­fes­tar el males­tar que expe­ri­men­tan cuan­do algo serio les ocu­rre en el cole­gio don­de asisten.

En un rela­to que desem­bo­ca en un amar­go des­en­la­ce, Wan­del logra que su film adquie­ra la dimen­sión de un docu­men­tal por el rea­lis­mo que trans­mi­te en su narra­ti­va; sin ape­lar a nin­gu­na fal­sa nota su con­te­ni­do adquie­re verí­di­ca dimen­sión en la sel­vá­ti­ca zona del patío esco­lar. Ade­más de su impe­ca­ble rea­li­za­ción, la rea­li­za­do­ra ha reu­ni­do un com­pe­ten­te elen­co enca­be­za­do por Van­der­be­que y Duret quie­nes impre­sio­nan mara­vi­llo­sa­men­te por la increí­ble natu­ra­li­dad expre­sa­da en los roles pro­ta­gó­ni­cos. Jor­ge Gutman