El Caba­lle­ro de la Noche

THE BAT­MAN. Esta­dos Uni­dos, 2021. Un film de Matt Reeves. 176 minutos

Varias han sido las ver­sio­nes des­ti­na­das a ilus­trar al céle­bre hom­bre mur­cié­la­go de los comics; sin duda la tri­lo­gía ofre­ci­da por Chris­topher Nolan ha sido remar­ca­ble expo­nien­do los sen­ti­mien­tos de Bru­ce Way­ne, alias Bat­man, actuan­do como un hace­dor de jus­ti­cia. En esta nue­va lec­tu­ra que rea­li­za Matt Reeves asis­ti­mos a un rela­to lúgu­bre, extre­ma­da­men­te som­brío pero que sin lle­gar al nivel de lo ofre­ci­do por Nolan, satis­fa­ce como un retra­to psi­co­ló­gi­co del emble­má­ti­co caba­lle­ro de la noche.

Robert Pat­tin­son

El con­te­ni­do espi­ri­tual de la músi­ca del Ave María que la ban­da sono­ra trans­mi­te en su comien­zo con­tras­ta con el ambien­te des­hu­ma­ni­za­do de la ciu­dad de Gotham que está cele­bran­do la noche de bru­jas; con sus ros­tros ocul­tos muchos truha­nes apro­ve­cha­rán la oca­sión para ata­car a inde­fen­sos ciu­da­da­nos. Ahí apa­re­ce nues­tro héroe (Robert Pat­tin­son) quien a tra­vés de la voz en off nos hace saber que en los dos últi­mos años se ha con­ver­ti­do en un ven­ga­dor noc­turno patru­llan­do la ciu­dad pla­ga­da de mal­sa­nas ratas huma­nas; su pri­me­ra manio­bra es cas­ti­gar a un gru­po de faci­ne­ro­sos mal­tra­tan­do e inten­tan­do robar a un pasa­je­ro étni­co a la sali­da del metro.

Su ver­da­de­ro desa­fío se pro­du­ce con el ase­si­na­to de un can­di­da­to a alcal­de cuyo vic­ti­ma­rio es un sinies­tro psi­có­pa­ta que se hace lla­mar The Ridd­ler (Paul Dano) y cuya inten­ción es la de ir eli­mi­nan­do a per­so­na­jes eli­tis­tas de la ciu­dad. Con­se­cuen­te­men­te, Bat­man ini­cia una minu­cio­sa labor detec­ti­ves­ca para loca­li­zar al cri­mi­nal y para ello cuen­ta con el incon­di­cio­nal apo­yo de su leal valet Alfred (Andy Ser­kis) y del comi­sio­na­do poli­cial (Jef­frey Wright).

La inves­ti­ga­ción efec­tua­da hace que Way­ne se entre­cru­ce con Seli­na Kyle (Zoe Kra­vitz) una bai­la­ri­na que tra­ba­ja en un club noc­turno regen­tea­do por el mafio­so padrino Car­mi­ne Fal­co­ne (John Tur­tu­rro) y su secuaz apo­da­do El Pin­güino (Colin Farrell). Aun­que rece­lo­sos en un prin­ci­pio y jugan­do un poco al gato y ratón, en últi­ma ins­tan­cia Bat­man y la joven logra­rán con­fiar­se mutua­men­te tra­tan­do de sal­va­guar­dar el orden y arre­me­ter con­tra los delin­cuen­tes y cri­mi­na­les de Gotham.

Dan­do vida al hom­bre mur­cié­la­go, Pat­tin­son rea­li­za una muy bue­na com­po­si­ción de la per­so­na­li­dad taci­tur­na y ator­men­ta­da de quien no ha podi­do ate­nuar su pena des­de que a tem­pra­na edad fue tes­ti­go del ase­si­na­to de sus padres, ade­más del des­en­can­to que le pro­du­ce con­tem­plar un medio social deca­den­te. Igual­men­te es enco­mia­ble la carac­te­ri­za­ción de Kra­vitz como la Gatú­be­la aco­sa­da por los recuer­dos de un pasa­do poco grato.

A las esce­nas de intros­pec­ción psi­co­ló­gi­ca, Reeves inter­ca­la una mode­ra­da cuo­ta de acción en la que no están ausen­tes las carre­ras de autos y motos como así tam­bién la lucha empren­di­da entre el jus­ti­cie­ro enmas­ca­ra­do y el ase­sino serial. El guión del rea­li­za­dor y Peter Craig ado­le­ce de cier­tos hilos suel­tos ade­más de con­du­cir a una reso­lu­ción no muy con­vin­cen­te; en todo caso eso no mella en des­es­ti­mar los valo­res de este oscu­ro y den­so dra­ma detec­ti­ves­co real­za­do por sus logros téc­ni­cos a tra­vés de una fas­ci­nan­te foto­gra­fía, impe­ca­bles dise­ños de pro­duc­ción y una per­cu­tan­te músi­ca aso­cia­da al cli­ma prevaleciente.

En esen­cia, esta som­bría fan­ta­sía des­nu­dan­do una ciu­dad pla­ga­da de cri­men y corrup­ción polí­ti­ca don­de la ley bri­lla por su ausen­cia, es un buen espe­jo de lo que real­men­te acon­te­ce en cier­tas regio­nes del mun­do con gober­nan­tes des­pro­vis­tos del míni­mo sen­ti­mien­to huma­ni­ta­rio. Jor­ge Gutman