Maca­bra Comedia

BAR­BA­QUE. Fran­cia, 2021. Un film escri­to y diri­gi­do por Fabri­ce Éboué. 87 minutos

En su quin­ta pelí­cu­la como rea­li­za­dor, guio­nis­ta y actor el cómi­co fran­cés Fabri­ce Éboué abor­da con negro humor un tema tabú que podrá satis­fa­cer o no según sea la pre­dis­po­si­ción de cada espec­ta­dor en la materia.

Mari­na Foïs y Vin­cent Eboué

El guión coes­cri­to con Vin­cent Solig­nac pre­sen­ta a Vin­cent (Eboué) quien con su espo­sa Sophie (Mari­na Foïs) mane­jan una car­ni­ce­ría que se encuen­tra en serias difi­cul­ta­des finan­cie­ras; para peor deben enfren­tar las pro­tes­tas de un gru­po de vege­ta­ria­nos que se opo­nen al sacri­fi­cio de ani­ma­les y como revan­cha les des­tro­zan par­te del negocio.

El fac­tor que ori­gi­na el con­flic­to dra­má­ti­co de la his­to­ria se pro­du­ce cuan­do mane­jan­do su coche, el matri­mo­nio atro­pe­lla en una ruta a uno de los vega­nos. Sin infor­mar a la poli­cía para evi­tar un posi­ble arres­to, resuel­ven lle­var el cadá­ver a su domi­ci­lio y des­pe­da­zar­lo para así faci­li­tar su pos­te­rior entie­rro; sin embar­go cuan­do en ple­na tarea un peque­ño peda­zo de car­ne cae al sue­lo y es inme­dia­ta­men­te sabo­rea­do con pla­cer por el perro hoga­re­ño, el matri­mo­nio cam­bia de idea. Con­vir­tien­do la car­ne huma­na en un jamón, la mis­ma es ven­di­da a sus clien­tes car­ní­vo­ros hacién­do­les saber que se tra­ta de un puer­co impor­ta­do de Irán; de ahí en más se pro­du­cen lar­gas colas de los com­pla­ci­dos clien­tes para entrar a la car­ni­ce­ría y poder adqui­rir el delli­cio­so manjar.

Vien­do el gran éxi­to obte­ni­do por ese gol­pe de suer­te ines­pe­ra­do, la ins­ti­ga­do­ra Sophie y el eje­cu­tor Vin­cent resuel­ven salir a cazar inde­fen­sas víc­ti­mas con un filo­so cuchi­llo y un fusil car­ga­do, para matar­los, cer­ce­nar sus miem­bros tal como si pro­vi­nie­se del gana­do vacuno para final­men­te ser ven­di­do a sus entu­sias­tas clientes.

Es posi­ble que esta mues­tra de cine maca­bro y per­ver­so pue­da delei­tar a una audien­cia que pro­cu­ra diver­tir­se dejan­do de lado el con­te­ni­do antro­po­fá­gi­co de la corro­si­va his­to­ria. Con todo, el cani­ba­lis­mo pre­sen­cia­do con miem­bros cer­ce­na­dos de cuer­pos huma­nos y sal­pi­ca­du­ras de san­gre a doquier no deja de pro­du­cir una sen­sa­ción de pro­fun­da inco­mo­di­dad. El humor negro ha sido con­si­de­ra­do por el cine con gran éxi­to en Far­go de los her­ma­nos Coen, Deli­ca­tes­sen de Jean Pie­rre Jeu­net y Marc Caro, Man­di­bu­les de Quen­tin Dupieux e inclu­so un epi­so­dio de Rela­tos Sal­va­jes de Damián Szi­fron, para men­cio­nar algu­nos títu­los; la dife­ren­cia estri­ba que en Bar­ba­que el humor se des­con­tro­la y a medi­da que los ase­si­na­tos en serie se van repi­tien­do el efec­to joco­so se diluye.

Den­tro del mar­co de un rela­to que no siem­pre man­tie­ne la nece­sa­ria flui­dez, las actua­cio­nes de de Eboué y Foïs son muy bue­nas a pesar de que no resul­ta posi­ble empa­ti­zar con sus per­so­na­jes. Jor­ge Gutman